Últimamente, en los contenidos de salud y bienestar, desde Tik Tok hasta las publicaciones médicas, no paro de ver “historias” e informaciones sobre el SIBO. ¿pero qué es exactamente? ¿quién lo padece? ¿cómo se trata?

La doctora Celia Gonzalo, endocrina de Neolife, nos resuelve estas dudas. Para empezar, es importante saber que estas siglas significan: “sobrececimiento bacteriano del intestino delgado”. Esas bacterias, entre las que se encuentras algunas ajenas a la flora intestinal, son las responsables de numerosos síntomas asociados a este trastorno que se caracteriza por la hinchazón del abdomen.

Según la doctora Gonzalo, a pesar de que actualmente existe una creciente demanda de información sobre el problema, no se trata de nada nuevo, sino de un motivo frecuente de consulta que antes no quedaba ni bien identificado ni tratado. Como ella explica, ante la duda, conviene tener en cuenta los siguientes puntos:

  1. Estudio médico para detectarlo. Para detectar el SIBO no sirven los test caseros, ni mucho menos las recomendaciones de influencers y tiktokers. Es preciso realizar un conjunto de pruebas: la del aliento con lactosa o glucosa, aspiración de líquido duodenal, cultivo de aspirado duodenal y pruebas de ADN fecal.
  2.  La larga lista de síntomas. Sólo tras el estudio de estos aspectos se podrá determinar que el SIBO está detrás de síntomas digestivos habituales y que se pueden asociar a otras enfermedades. Hablamos de la presencia de diarrea crónica, dolor abdominal, distensión abdominal, de meteorismo (gases), saciedad temprana, dispepsia (malestar abdominal después de comer), cambios en los hábitos intestinales, malabsorción de nutrientes (provocando cuadros de pérdida de peso y de debilidad entre otras cosas), reflujo gastroesofágico (sensación de quemazón en el esófago) y síntomas sistémicos (cansancio, dolores musculares, articulares y de cabeza).
  3. Enfermedades que se pueden confundir con SIBO. El SIBO comparte síntomas relevantes con otras dolencias, lo que está propiciando que muchas personas acudan a las consultas pensando que su malestar digestivo podría achacarse a esta enfermedad. Entre las que, según la doctora Gonzalo pueden llevar a confusión se encuentran: síndrome de intestino irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, enfermedad celíaca, gastroparesia, malabsorción de fructosa o lactosa, pancreatitis crónica y cáncer colorrectal.
  4. ¿Cómo se trata el SIBO? Desde Neolife apuestan por un abordaje integral a partir de un chequeo, ya que todo, asegura la doctora Gonzalo, puede influir en esta patología, desde la actividad física, el estado hormonal, las dolencias previas y la alimentación. Añade la endocrina que no hay que tratar este problema de forma aislada. Propone así los estudios de microbiota como punto de partida y de intolerancias alimentarias. En cuanto a medicación, el abordaje convencional emplea antibióticos. Existen también otras corrientes que apuestan por la fitoterapia o por una combinación de prebióticos, probióticos y postbióticos. Es decir, fibras, bacterias y ácidos grasos.
  5. SIBO y alimentación. La retirada de alimentos suele ser temporal y afecta al consumo de aquellos ricos en FODMAPS (carbohidratos fermentables por bacterias). En un primer grupo entrarían los que contienen azúcares, lácteos, los que integran fructosa, como el mango, las manzanas, las peras y la sandía. Se advierte también al paciente sobre la necesidad de llevar a cabo una dieta que no incluya los polioles, azúcares de alcohol presentes, por ejemplo, en los chicles sin azúcar. A la lista de comida a retirar durante el tratamiento se suman los productos ricos en fibra insoluble —legumbres, cereales integrales— y crucíferas, el brócoli y la col, entre otros.
  6. El alcohol y el tabaco, a tachar de la lista de consumo. El alcohol aumenta la permeabilidad intestinal, estimula el crecimiento bacteriano, incide en la malabsorción de nutrientes y favorece la deshidratación. El tabaco, por su parte, incrementa la acidez en el estómago e irrita el esófago, así como la motilidad intestinal.
  7. ¿Cuánto tarda en curarse esta dolencia? Es un proceso largo, pero si el tratamiento se realiza de forma adecuada en seis meses, o incluso antes, los resultados serán excelentes. Es un trabajo de fondo, hay que reestablecer un equilibrio en nuestra microbiota y aportar todos los elementos para que funcione adecuadamente.

Por último, la endocrina recuerda del peligro de un falso diagnóstico alentado por informaciones no procedentes de profesionales médicos. Y recomienda, siempre, ponerse en manos de médicos especialistas.

 

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