Existen numerosas creencias en el mundo beauty sin ningún fundamento científico y que hemos ido creyendo a pies juntillas. Entre los mitos que se han instalado en el imaginario colectivo se encuentra el de que hay que beber mucha agua para tener la piel hidratada. Pero hay más. Rubén Hernández, CEO de iMstant Cosmeceutics y presidente de la Asociación Española de Cosmetólogos y Cosmiatras, nos explica por qué debemos desterrarlos definitivamente.

1. “Si no bebes suficiente agua tendrás la piel deshidratada”. La verdad es que el agua
que bebemos prácticamente no guarda ninguna relación con la hidratación de la piel. Así que esa creencia de que las modelos y celebrities varias tienen esas pieles tan estupendas por la cantidad de agua que beben se desmorona.  Así lo explica Rubén Hernández, “el agua que bebemos llega a la piel en un porcentaje muy pequeño, insuficiente para proporcionarle la hidratación necesaria, sobre todo en circunstancias climáticas adversas. La manera de asegurar un correcto nivel de hidratación de la piel es aplicando diariamente un dermocosmético que esté formulado con ingredientes que estimulen los mecanismos de naturales de homeostasis cutánea y favorezcan la captación y retención de agua”.

2. “Para que las cremas sean eficaces tienen que ser untuosas”. Es cierto que en invierno las cremas más densas, que parecen abrigar la piel, son más apetecibles que en verano y se asocian a una piel bien nutrida, flexible y protegida. Sin embargo, según el presidente de la Asociación Española de Cosmetólogos y Cosmiatras “la textura de una crema no es un factor determinante de su eficacia. Sí lo hace que contenga activos apropiados, ya sean humectantes, emolientes, antiedad… Si de eficacia hablamos, lo interesante es que los activos sean de primera calidad, y que estén encapsulados en sistemas de liberación específicos para garantizar que efectivamente llegan a la capa de la piel en la que tienen que actuar, y esto se puede encontrar perfectamente en productos con diferentes texturas”.

3. “Las pieles sensibles deben evitar los exfoliantes”. Aunque la exfoliación es un proceso abrasivo, las pieles sensibles no tienen que renunciar a sus beneficios (piel más luminosa, oxigenada y mejor preparada para absorber los activos que se apliquen a continuación). Rubén Hernández explica wue “se puede acelerar la renovación de cualquier tipo de piel. Todo depende del tipo de producto (mecánico, químico o enzimático) y de la frecuencia de uso. En pieles sensibles, lo recomendable es usar exfoliantes enzimáticos o alfahidroxiácidos encapsulados en dosis bajas, de forma diaria y acompañados de activos reparadores como los fosfolípidos y las ceramidas. De esta forma se logra una renovación progresiva sin poner en riesgo la integridad cutánea. Y por supuesto, aplicar el sentido común y dejar en manos de un cosmetólogo o cosmiatra la elección y pauta del tratamiento cosmético”.

4. “Los mejores hidrantes son los aceites”. Un dermocosmético hidratante debe asegurar el equilibrio hidrolipídico de la piel, combinando ingredientes con mecanismos de hidratación activa y pasiva. Las sustancias hidratantes activas recuperan y mantienen los niveles de agua en la piel. Es el caso de los humectantes (gliceroles, glicoles…), los hidrocaptores (ácido hialurónico, urea, pantenol, PCA…) y ciertos lípidos (aceites vegetales, mantecas, vitaminas liposolubles…). Por su lado, los compuestos hidratantes pasivos evitan la pérdida transepidérmica de agua (TWEL). En esta categoría tenemos ceras, aceites, ceramidas, fosfolípidos, hidrocoloides, proteínas hidrolizadas…
Por tanto, “los aceites, sobre todo los vegetales, son un tipo de ingrediente que podemos elegir a la hora de diseñar un producto hidratante, pero deben ser combinados con otros de forma inteligente para obtener un producto eficaz, que trate el problema desde diferentes frentes”, aclara el CEO de IMstant.

5. “El mejor limpiador de rostro es una pastilla de jabón”.Si queremos usar una pastilla de jabón para limpiar nuestro rostro, explica Hernández, es totalmente imprescindible que haya sido formulado específicamente para esta zona ya que, en general, las pastillas de jabón convencionales, diseñadas en el mejor de los casos, para limpieza de manos, tienen un pH demasiado alcalino y contienen tensioactivos excesivamente agresivos que dejan el cutis seco, tirante y desprotegido”. “Si se quiere usar pastilla de jabón como limpiador, concluye el experto, vigila que aporte ingredientes emolientes y que ayuden a cuidar la microbiota facial. Y utiliza siempre una crema hidratante justo después de la limpieza”.

 

 

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