Desde primeros de noviembre mi bandeja de entrada se tiñó de negro. Digo negro porque me entraban a diario al menos una docena de correos anunciando sus fastuosos descuentos para “aprovechar” el Black Friday, una costumbre yanqui ligada a su famoso Día de Acción de Gracias, (abro paréntesis para pedir al Universo que los expertos en mercadotecnia no nos laven el cerebro y nos convenzan a todos de que sustituyamos nuestro bendito puente de la Constitución por otra costumbre tan ajena a nosotros como el fútbol americano). Difícil no caer en la tentación de comprar chollos a finales de un mes de noviembre donde los bolsillos solo tienen “calderilla” para ir tirando. Y sin embargo, las cifras cantan a favor del consumismo desatado, en el 2018 se registró en Amazon un récord de ventas en Black Friday de 10 productos por segundo. En un solo día se vendieron 940.000 artículos. Y claro, esto ya no se reduce al viernes, que todos los comercios, electrónicos y físicos, amplían sus ofertas al Ciber Monday, el lunes tecnológico….Y ya puestos, a gangas de todo tipo y condición durante el puente de la Constitución, la Navidad, los Reyes, el amigo invisible.

Consumir, consumir, consumir. Si no aprovechas una oferta, te sientes como si fueras alienígena o imbécil por dejar pasar la oportunidad de comprarte 5 móviles por 300€, que es uno de los correos que han petado mi bandeja (que digo yo, para quiero 5 móviles si solo tengo un par de orejas y dos manos para utilizarlos). Bien, pues yo no he comprado nada durante estos días, por ética planetaria. Me parece un absoluto absurdo que mientras medio mundo se reúne en Madrid en la COP25, en la Cumbre del Clima, donde se habla de emergencia, calentamiento global y consecuencias catastróficas para el 2050 –que yo sí me las creo porque las estamos viviendo en directo-, nos inciten despiadadamente al despilfarro o nos “vendan” acciones de lavado verde de rebote, como la peregrina idea del Ayuntamiento de Madrid de instalar una pala de aerogenerador  de 16m de longitud en pleno Paseo de la Castellana para que los ciudadanos puedan escribir sus deseos para salvar el planeta (el del alcalde Martínez Almeida ha sido un “COP25, a por el acuerdo de Madrid”) ; ejem, ¿perdonaaaa?, reallyyyyy?, ¿en seriooooo, José Luis? Señor regidor de la capital de reino ¿no fue usted y su equipo el que nada más entrar en el Consistorio se cargó Madrid Central? ¿Cuánto ha costado el traslado de la pala de los deseos desde Tarifa hasta Madrid aunque lo haya pagado Acciona? ¿Qué huella de carbono ha dejado en los cielos de España desde Cádiz al centro de la península? Jesús, qué maniobra más burda.

Lo dicho, me molesta que tomen por idiota. Menos aspavientos verdes y más acciones realistas. La contaminación mata a más de 7 millones de individuos al año en el mundo, los plásticos nos aplastan y ya han llegado en forma de microesferas a nuestros intestinos y los residuos generados por el consumismo desaforado de los Fridays, Mondays… y todos los demás días de la semana de aquí a Reyes –ojo, y después también que luego llegan las rebajas- son un problema medioambiental muy serio.

¿Y qué podemos hacer nosotros, pobres e impulsivos consumidores para no convertir el planeta azul en un Black Planet? Además de moderar las compras a aquello que realmente necesitamos o a un capricho útil para el cuerpo, la mente o el espíritu (que vaya por delante que me declaro hedonista nata y no renuncio a los buenos placeres), gestionar como manda la Madre Naturaleza las toneladas de residuos que generamos. Ahí van unos cuantos gestos fáciles de practicar

  • Vale, te has comprado un móvil nuevo. ¿Qué haces con el antiguo? Pues o lo llevas al Punto Limpio de tu ciudad o pueblo, o lo donas/vendes a empresas especializadas en reciclarlos. Te lo recogen en casa y te pagan según sea el celular que “abandonas”. Existen muchas posibilidades, a mí la que más me gusta es Movilbank que te garantiza que “la mierda electrónica” no se acumula en vertederos del tercer mundo y que además tienen acuerdos con ONGs como Amnistía Internacional o Cruz Roja para gestionar proyectos medioambientales y sostenibles. ¿Un dato? La batería de un solo móvil puede llegar a contaminar hasta 600.000 mil litros de agua. Da que pensar. Recicla todos tus aparatos electrónicos, por el planeta ¡Y por tu bolsillo!
  • ¿Cómo no voy a hacer regalos por Navidad? Bonita costumbre, pero no tires todos los envoltorios a la basura común. Recuerda: plásticos y metales, al amarillo; papel y cartón, al azul; vidrio al verde;…Y los lazos, guirnaldas, bolsas y papeles de regalo, pues los doblas y los guardas para reciclarlos para futuras ocasiones de dádivas y felicitaciones. ¿Una idea? ¿Porqué envolver todos los regalos y amontonarlos bajo el árbol o sobre los zapatos? A los más pequeños les importa un pito el contingente (el papel de ositos o princesas Disney), lo que les interesa es el contenido… Móntales una yincana, con pistas para que encuentren sus juguetes. A mis hijos, les volvía locos y la emoción se prolongaba más allá de rasgar un papel.
  • Piensa en la huella de carbono… ¿De verdad que vas a comprar por internet un objeto a la China de 10€? Enviarlo desde tan lejos contamina, tenlo claro. Hacer compras paseando es mucho más saludable, divertido y sostenible para el pequeño comercio y además lo harás iluminada por las tropecientas bombillas navideñas, que animan mucho (y en las que por cierto en Ayuntamiento de Madrid se ha gastado 3 millones de euros y no ha logrado superar a las de Vigo, que poniendo el mismo número, -10 millones de led’s– solo ha invertido 800.000€, otro ¿perdonaaaaa? medioambiental y económico, que luego nos dicen que no hay dineros públicos para subir los sueldos a los barrenderos, los bomberos, los policías locales, los asistentes sociales ….en fin, no sigo que me engorilo).
  • No todos somos Greta Thunberg… Ni nos ofrecen catamaranes sostenibles para cruzar el Atlántico e intervenir en la COP25 sin violar nuestros principios ecológicos, pero todos tenemos un corazón verde, ese que nos conciencia para preservar la Naturaleza para futuras generaciones de humanos, animales y plantas, para no convertir la Tierra en un Black Planet. Yo abogo por mantenerlo lo más azul posible. Mi corazón es verde, y más aún estos días.

1 Comentarios

  • angeles
    Posted 4 December, 2019 2:19 pm 0Likes

    Completamente de acuerdo contigo con todo, yo tampoco he hecho ninguna compra pues no quiero ser una consumidora compulsiva.

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