Como muchas ya sabéis hace unos días hice una escapada al Hotel Puente Romano Beach Resort and Spa, en Marbella, para conocer Six Senses Integrated Wellness, un programa de bienestar en el que después de medir y analizar tus biomarcadores fisiológicos te ofrecen consejos para mejorar tu estilo de vida y hábitos alimentarios con los que hacer frente a problemas digestivos, de peso, de estrés,… Fue una experiencia de lo más interesante, que compartí con tres compañeras y amigas y que os contaré en detalle en cuanto tenga los resultados de mis pruebas. Hoy simplemente quería hablaros de mi paso por este hotel que conocí (de visita) cuando aun era una estudiante de periodismo que ni soñaba con que algún día dormiría en una de sus habitaciones. Espero no tener que esperar casi tres décadas para repetir.
El hotel es más bien una urbanización, casi un pequeño “pueblo” andaluz del que si no quieres no necesitas ni salir. Dentro de su recinto tienes distintos restaurantes, varias piscinas, spa y la playa. Vamos que si lo quieres es descansar es el sitio perfecto y si eres de los que busca bullicio con salir de su recinto lo tienes arreglado.
Yo estuve en una Deluxe Garden Suite de 65 metros cuadrados, con salón, terraza y un baño de los que a mí me gustan: grandes, espaciosos y con ducha y bañera, para elegir.
Un lujazo de habitación, aunque las hay más grandes y más pequeñas. Por haber hay hasta unas espectaculares Villas, con piscina propia y servicio de mayordomo incluido. Pero eso, al menos para mí, son palabras mayores.
Una de las cosas en las que más suelo fijarme en los hoteles es en sus desayunos. Soy de las que prefieren desayunar salado. Sí, cuando estoy de viaje suelo tomar huevos fritos o revueltos en el desayuno y me gusta que los hagan en el momento. Allí los hacen así. Pero para los que no se atreven con un desayuno tan contundente, hay una gran variedad de embutidos, bollería zumos e incluso pastelería de Celicioso, uno de los restaurantes que se encuentran en el recinto del hotel.
Para los que no lo sepáis en Celicioso, con otros dos locales en Madrid, los celiacos son los grandes protagonistas. Su fundador, Santiago Godfrid, lo es y decidió apostar por este concepto que está siendo todo un éxito. Allí comimos el último día de nuestra estancia en Puente Romano y me encantó. Hasta entonces sólo había probado sus zumos, de los que por cierto os recomiendo el Glow (zanahoria, manzana y naranja). Una delicia.
Si con Celicioso nos despedimos de nuestra visita, en Bibo de Dani García comenzamos nuestra aventura marbellí con una fantástica cena. Yo lo conocí este verano, de la mano de Maribel Verdú, y en cuanto abrieron en Madrid fui a visitarlo. En ambos casos salí encantada. Y en esta, mi tercera visita a sus fogones, volví a disfrutar muchísimo. Como recomendaciones: el ceviche de corvina y el tataki sake de atún. Maravillosos. Además, de precio está genial.
Bastante más caro, aunque con unas vistas al mar impresionantes, es el Sea Grill. Su propuesta, en la que se mezclan la cocina india con la mediterránea, se basa en ingredientes frescos de la mejor calidad elaborados bien en parrilla de carbón o en horno tandoor. Mi plato principal de la cena, el Langostino Jumbo de Madagascar con jengibre y chile de Tandoor, fue toda una experiencia.
El último restaurante que pude conocer (en mi próxima visita espero visitar Serafina, un italiano del que me han hablado maravillas) fue Rachel’s. Un acogedor espacio de comida orgánica en el que destacan sus zumos 100% naturales, ensaladas con productos de la huerta, pastas y arroces. Yo me decanté por un plato bautizado como Mee goreng, un wok picante de verduras y fideos chinos con pollo orgánico, aunque también lo puedes pedir con tofu. Riquísimo.
Y entre comida y comida, que como veis no “perdonamos” ninguna toma, tuve tiempo para visitar el Six Senses Spa con vistas al mar, para realizar su circuito de aguas y probar uno de sus tratamientos de la mano de Angeles Quintana, consultora holística y especialista en terapias alternativas. Me realizó un tratamiento en el que con un “aparentemente simple” balanceo de los pies (sin hacerme reflexología) me dejó las cervicales nuevas. Me pareció magia pura.
Desde luego, después de todo esto, imaginaréis que tengo ganas de repetir cuanto antes.
1 Comentarios
Gema
Uahuuuuu, uahuuuuu qué maravilla de sitio y qué rico todo!!