En cueros, por John Queras

No os dejéis engañar por el titular. Este post no va sobre realities nudistas, partidas de strip póquer ni maquillajes en tonos nude. De eso ya hablaremos largo y tendido otro día. Hoy me quiero centrar en un ingrediente clásico de las fragancias masculinas, utilizado desde siempre por la gran cantidad de matices que proporciona a la composición final. El cuero es ese olor que, sin ser el protagonista absoluto, hace mejores a los demás. Es la hierbabuena en el mojito, el azafrán de la paella y el lunar de Cindy Crawford. Elegante y discreto, su versatilidad aromática le permite ser poderoso o sutil, intenso o refinado, voluptuoso o minimalista, según se necesite. A veces, gusta de enseñar su faceta ahumada con un toque de madera, pero en ocasiones se convierte en una estela de tabaco rubio que anuncia, invisible, su espíritu atemporal. Incluso es capaz de recrear una serie de notas florales de una profundidad asombrosa. Solo con mencionarlo, me vienen a la mente dos esencias de los 80: Derby, de Guerlain, y Bel Ami, de Hermès. Ahí es nada.

Por eso no es de extrañar que tanto Carolina Herrera como Valentino hayan apostado por el cuero en sus últimos lanzamientos. CH Men Privé (82 €/100 ml) es una fragancia ahumada con matices especiados, creada por el nariz Christophe Raynaud. La nota cálida del whisky (de ahí que el frasco se inspire en el diseño de una petaca) le da mucho carácter, pero el que se lleva el gato al agua es el cuero, que le aporta grandes dosis de misterio y una textura muy particular. Por su parte, la Edition Noire de Valentino Uomo (86 €/100 ml. De venta exclusiva en El Corte Inglés) apuesta por una nota almizclada de cuero blanco que se une al cedro para crear un seductor acorde que lleva a esta eau de toilette, firmada por  Olivier Polge, a una nueva dimensión olfativa. Como veis, no hace falta quitarse la ropa para estar en cueros.