Yo, lo del Rimmel lo llevo en los genes, (algún día contaré la historia de cómo mi bisabuelo Eugene Rimmel bautizó con su apellido un invento que ha maquillado las miradas de millones de mujeres desde hace más de 150 años ); pero mira tú por donde, mis pestañas no son muy proclives a engalanarse con cualquier máscara. Mi ojos son muy sensibles y salvo contadas excepciones, –la que mejor me va es Everlong, en su tono marrón, de Yves Saint Laurent-, no me maquillo los ojos por miedo a ponerme a llorar y llorar sin motivo alguno. Claro, que si no me embadurno pelo a pelo las pestañas, pues no se me ven porque las tengo tan rubias que su función de toldo protector frente la luz no la cumplen para nada y la de seducir aleteándolas, tampoco. De ahí que sea una adicta a las gafas de sol. Siempre me encantaron esas pestañas espesas, largas y en forma de abanico, son como una especie de traje largo para la mirada. Sortudas aquellas poseedoras de ese bagaje pestañil, que con dos toques de máscara, o incluso al desnudo, se visten de gala. Para las demás mortales, o las perezosas, es este post.
A las que suspiran por unas pestañas densas y largas como los días de verano –y pasan de ponerse extensiones, que también dan muy buen resultado pero terminan por desprenderse y son pesaditas de colocar– , les recomiendo M2 Lashes Serum, que contiene una sustancia activa descubierta por casualidad cuando se buscaba un remedio contra el glaucoma, que favorece el crecimiento de nuevos pelos y refuerza la raíz de los ya existentes. Hay que aplicarlo por las noches directamente sobre las pestañas del párpado superior. Los resultados son visibles a partir de la cuarta semana, aunque los efectos definitivos se ven a las dieciséis. Los 145€ que cuesta, lo valen. Tengo una amiga a la que se lo recomendó el dermatólogo después de un acceso de psoriasis en la zona de los párpados y ha vuelto a recuperar sus cejas y pestañas. Un envase viene a durar unos cuatro meses.
Al margen de despoblamientos, naturales o provocados por edad o los males, lo de acicalar las pestañas y convertirlas en las de Betty Boop sin ser esclava de las máscaras –que las hay para todos los gustos y con cepillitos de mil formas que hacen viguerías– tiene un nombre. Se llama MaXcara y es un chollo. Se trata de un pigmento semipermanente que se fija en la pestaña durante 21 días mínimo y hace las veces del rimmel pero sin tener que estar ni poniendo ni quitando, ni desmaquillando (tentador para el veranito). El tratamiento dura alrededor de 60 minutos y salvo problemas oculares graves, no tiene contraindicaciones. ¿Los resultados? Traslado el comentario de mi colega Marta Cámara en su Facebook porque lo describe con esa chispa naif que la caracteriza: “MaXcara. No sé ni como explicarlo. Máscara de pestañas que no pesa ni la sientes, ni da sueño… Solo la ves cuando te miras al espejo. Y dura tres semanas“. Y cuesta 40€.
¿Inconvenientes? Solo uno, el que me afecta a mí y a todas las portadoras de pestañas invisibles cromaticamente hablando, el único tono disponible es el negro. Y cuento esto porque ante los piropos que está recibiendo por parte de toda la prensa de belleza, me lancé a probarlo en Slow Life House (Salustiano Olózaga, 11. Madrid). Cuando Carmen, la experta en realizar el milagro, escudriñó mis ojitos bajo la luz de la lupa, vi como los suyos se quedaban ojipláticos. ‘Si no se te ven, son rubísimas, largas pero en forma de tejado de casa alpina‘, sin abanico ninguno, vamos. ‘Primero deberíamos hacer una permanente que las rizara, me recomendó, pero las dos cosas el mismo día no se deben realizar‘. Yo y mi tiempo libre estamos peleados, así que lo hacerme una cosa un día y a las 48 horas la otra no era algo compatible con mi agenda estética. Bueno, dije, pues me hago solo el MaXcara. Pues no, porque lo de que el pigmento fuera negro como el carbón no va con mi mirar. Me explico, tengo los ojos pequeños, hundidos y marrón chocolate negro puro; cada vez que me maquillan las pestañas con una máscara negra, ópticamente parezco una loca poseída, con una mirada tan dura y poco acogedora que tengo la impresión de que en vez de para ver, los ojos me sirven para matar. La culpa la tiene mi color de piel (rosadito y pecoso) y de pelo (aún pelirrojo). A mí solo me cuadran los tonos claritos, para que me realcen sin endurecer.
Ya estaba yo a punto de lloriquear, cuando me propuso hacerme una permanente y un tinte convencional en un color tabaco. Lo de la permanente, no es que me epatara porque me daba auténtico vértigo pensar en que se me iban a quedar unas pestañas más enrolladas que una persiana, que tampoco me pegan para nada porque lo mío son los tejados alpinos y yo quiero estar impecable con el mínimo esfuerzo, pero natural, siempre natural. Tras un tira y afloja, Carmen me convenció, porque en esto de las permanentes pestañiles hay grados que vienen marcados por el grosor de la especie de bigudí con el que te fijan la nueva forma curva. Decir que estoy encantada, que ahora ya tengo toldo de verano para mis ojos, que me he quitado de que maquillarme y preocuparme de que se me corra el rimmel ni por el sudor, ni por el agua, ni por mis continuos toqueteos, ni porque me hagan llorar, aunque sea de felicidad. Y lo mejor es que nadie se ha dado ni cuenta, no me picó el tratamiento, no me lagrimean los ojos y me va a durar todito el estío. Creo que en otoño repito.
4 Comentarios
Laura Herder
Nunca me visto tan bien como cuando llevaba el tinte de pestañas!
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http://lauraherder.blogspot.com.es/2013/07/brasil-belleza-presenta-stratti-la.html
Ines Rocha
Yo estoy encantada,llevo ya dos años haciéndomela!!!
mey
me meo contigo Itzi! "se descubrió por casualidad"…jajaja. De verdad tienes en tu árbol genealógico al señor del Rimmel?? qué envidia tía! EL tinte me parece una opción estupenda y poco nociva, así no trasteamos tanto en las pobres pestañas con el rizador, el aplicador, el color… un besazo guapa! genial post
Anonymous
Me podéis decir si realizan el tratamiento maXcara en Barcelona? Muchas gracias