Como os adelanté ayer, en la última presentación de La Prairie pudimos contar con la presencia de Céline Cousteau, nieta del famoso oceanógrafo, Jacques Cousteau. No sé si por una cuestión genética o de educación, el caso es que Céline es una apasionada de los viajes, del medio ambiente y de los océanos. Es una privilegiada porque afortunadamente esas pasiones se han convertido en su modo de ganarse la vida. Quizá por eso, es una persona que irradia simpatía y buen humor, sin perder de vista, eso sí, su objetivo, concienciarnos a todos de la necesidad de preservar el medio ambiente.
- ¿Cuando viajó por primera vez con su abuelo?
- A los nueve años. Me llevó al Amazonas y ese me viaje me marcó mucho.
- ¿Por qué?
- Porque a los 9 años uno absorbe muchas cosas aunque en ese momento no se dé cuenta del impacto que tiene. La verdad es que yo comprendí lo mucho que me marcó cuando volví al Amazonas veinticinco años después. Era como un regreso a una casa familiar y eso me llamó la atención. Creo que es importante ofrecer a los niños la posibilidad de tener experiencias de este tipo. No hay que pensar que a esa edad no se dan cuenta de las cosas y que después no se van a acordar de lo que han vivido. Sí se acuerdan, porque las experiencias entran en el cuerpo, en el alma.
- Su abuelo viajaba muchísimo y era un personaje conocido, ¿cuando estaba en casa era un abuelo al uso?
- (Risas) Claro. Para mí era, sobre todo, mi abuelo, una parte de la familia. Yo no lo veía como una persona pública. Me di cuenta de que era alguien famoso un día que estábamos paseando en el Museo de Mónaco, me llevaba de la mano y unos turistas se acercaron a él para pedirle un autógrafo. Cuando me soltó para firmar, yo le pregunté que quiénes eran ellos y por qué le conocían. Ahí me di cuenta de quién era.
- Usted estudio psicología, ¿cuándo decidió que iba a seguir sus pasos?
- Hice psicología y, durante un tiempo. trabajé como psicóloga. Después hice un master en relaciones interculturales, Gestión Internacional e Intercultural, porque me parecía muy interesante entender cómo es el comportamiento del ser humano. Yo crecí en una familia en la que ya tenía todas las historias de viajes hasta el fin del mundo, porque no sólo viajaban mi abuelo y mi padre, mi madre era fotógrafa y también viajaba mucho. Así que los viajes eran algo natural en mi crecimiento. Cuando después hice mis estudios del comportamiento del ser humano se juntaron las dos cosas y eso derivó en mi curiosidad por entender realmente el comportamiento y la relación del ser humano con la naturaleza. Me interesa mucho, sobre todo, comunicar que todos estamos muy conectados, estemos cerca o lejos, en el mar, en la tierra, en la selva.
- Su abuelo era oceanógrafo y ahora a usted la presentan como oceonauta. ¿Qué es un oceonauta?
- (Ja, ja) Es un juego de palabras. Se lo inventó mi padre y ahí quedó.
- Pero, ¿qué es?
- Alguien que explora el mar. Yo creo que hay muchos oceonautas en el mundo. Cualquier persona que este fascinado por el mar y quiera explorarlo, bien buceando, en submarino, o como sea, lo es.
- Usted pasa mucho tiempo al aire libre, ¿cómo se cuida?
- Ahora, mejor que antes de conocer La Prairie. Antes, para ser sincera, me cuidaba poco aunque sí utilizaba mucho protector solar porque todos sabemos, desde niños, que en el sol hay que protegerse. Pero cuando entré en contacto con La Prairie entendí que había que hacer mucho más. Cuando estoy en casa sigo un ritual más completo. Me limpio la cara, utilizo crema de día con factor de protección, de noche empleo un tratamiento de noche… Pero cuando estoy de viaje es todo mucho mas sencillo, sólo uso una crema y mucho protector solar porque estoy constantemente al aire libre, dentro del agua, fuera del agua, en la selva,…y necesito proteger mi piel. Siempre me pongo SPF e intento estar poco al sol, es más, cuando voy de vacaciones jamás me tumbo en la playa a tomar el sol. Yo siempre busco la sombra.
- ¿Cómo comienza su relación con La Prairie?
- Es un contacto en dos fases. El primero tiene lugar en las Islas Caimán. Allí había un programa de educación para niños sobre medio ambiente. Casualmente, Lynne Florio, presidente de La Prairie fue allí porque hay un spa de la marca y llevó a sus hijos. Ellos hicieron el programa de embajadores del medio ambiente y ese programa es de mi padre. Fue un contacto indirecto. Más tarde, cuando se iba a presentar la Fundación de Biología Avanzada en Nueva York, una tercera persona decidió que teníamos que conocernos porque teníamos muchas cosas en común. Nos presentaron y conectamos muy bien. Ella tuvo una visión de lo que podíamos hacer juntos, pero no quería que simplemente fuese imagen de Advanced Marine Biology sino que creásemos una historia, que explicásemos no sólo de dónde vienen los ingredientes de los productos, sino también lo que significan para el ser humano, cuál es su historia,…
- Vamos que no se quedase sólo en el hecho de poner su rostro a la marca…
- Exactamente.
- ¿Y qué parte de responsabilidad tiene usted en la creación de los productos de esta línea?
- Lógicamente, no me encargo de la búsqueda de los ingredientes porque eso lo hacen los especialistas. Yo me implico en otras cosas.
- ¿Por ejemplo?
- Hace cuatro años, hablando con La Prairie les dije que yo necesitaba una crema que hiciese de todo (que cubriese el rostro, el contorno de los ojos, y el cuello) porque cuando viajo no llevo una batería de cremas. Me dijeron que eso no se hacía, que necesitaba una crema para cada cosa, los ojos, el cuello, la cara… Yo seguí insistiendo y por eso nació la emulsión de Advanced Marine Biology, y para mí fue “el regalo”. Es un orgullo haber influido en esa parte. Por otro lado influyo en la información sobre lo que hacemos juntos, lo que creamos juntos y, en este sentido, lanzar los premios de la Prairie también es un orgullo. Significa que nuestro mensaje está calando.
- En esta línea de cosmética marina se emplean recursos marinos pero cultivados en un entorno protegido en tierra, ¿Tienen las mismas propiedades unos que otros?
- Incluso mejores porque cuando se tienen las condiciones perfectas (como tienen estos cultivos en tierra) consigues un producto mas puro. Desgraciadamente ya sabemos lo que pasa en el mar. Está contaminado. Por eso cultivar estos recursos marinos en laboratorios es mejor para el mar y mejor para el producto.
- ¿Usted suele fijarse en los ingredientes de los cosméticos que usa?
- Ahora, más que nunca. No empleo ninguno que lleve derivados del petróleo, por ejemplo, aunque reconozco que es que muy complicado leer los ingredientes de un cosmético porque suele ser muy larga, hay componentes que tienen diferentes nombres… Realmente hay que aprender, educarse en este tema y si se tienen dudas, buscar información. Ahora con Internet es muy fácil obtenerla.
- En el tema de los parabenos está de suerte porque últimamente hay una especie de moda cosmética que excluye los parabenos de muchas formulaciones.
- Me parece muy bien pero espero que no sea sólo una moda, que sea un cambio que se instale para siempre.
- También vemos, cada vez más, como marcas de cosmética de lujo enarbolan la bandera de la ecología.
- Sí. Creo que es una manera de comunicar un mensaje aunque tampoco puede ser solo una moda, tiene que ser una manera de ser. Las marcas de lujo que tienen la posibilidad de hacerlo deben hacerlo porque ellos pueden, tienen medios. Los premios La Prairie son un ejemplo y La Prairie puede hacerlo porque tiene los fondos para hacerlo, una marca pequeña no podría, pero una marca de lujo tiene que implicarse y yo creo que es su obligación.
3 Comentarios
Henrietta
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