Bon après-midi!, canturreaban con gracia los lugareños. Era alrededor de las 17 h cuando llegamos al Grand Hotel, un enclave que hace honor a su nombre y que está situado al lado de la prestigiosa Estación Termal de Uriage, situada en el corazón del macizo alpino de Belledonne, a unos pocos minutos de la bonita ciudad de Grenoble (Francia).
La puerta de mi habitación ya presagiaba el encuentro de lujo que iba a tener con esa bonita ciudad y su estación termal. 104 Colette, la controvertida literata sería la encargada de dar color y forma a mis días en Uriage, de inspirarme igual que ella inspiró al mundo entero con sus novelas y su peculiar forma de ver el mundo…

Absorta en las frases de Colette que decoraban las paredes de la habitación, no me percato del suculento ágape que la recepción del hotel nos había preparado. Son pequeñas delicatesen dulces y saladas preparadas por ellos mismos y un zumo de fruta natural. Cojo mis bártulos, como dicen en mi pueblo, y me salgo a la terraza con mis bocaditos franceses y mis inconmensurables vistas a las montañas de Uriage y los Alpes franceses. Que la vida se pare, que yo me quedo aquí…


El motivo no era otro que adentrarnos en el mundo Uriage, en su heritage, y en las bondades de su agua medicinal —el agua termal de Uriage—, tan alabada y reconocida, que es el pequeño gran tesoro de esa recoleta ciudad y todos sus habitantes.
Quizás en España todavía no sea muy reconocida ya que se introdujo en el año 2005, lleva poco rodaje pero sus virtudes ya están conquistando a propios y extraños. Sin embargo, en Francia, es la tercera reseña dermocosmética en prescripción dermatológica. Todo un logro para Monsieur Philippe Bouchara, único propietario de la compañía. La particularidad de la estación termal es que el agua que brota pura de las montañas de Uriage se dirige directa a la fábrica mediante un gran tubo de acero inoxidable, lo que garantiza su extrema pureza. 400 litros de agua con pH neutro brotan diariamente a 27 ºC desde la propia fuente origen del tesoro de la ciudad.
La leyenda cuenta que su fama se debe a que antaño, en el siglo II, cuando llegaron los soldados romanos y se pusieron en contacto con esas templadas aguas, curaron sus heridas… Y es que el agua termal de Uriage tiene una composición única, muy rica en oligoelementos y sales minerales altamente beneficiosos para la piel, tanto, que incluso los tratamientos en la estación termal están financiados por el Gobierno francés. No olvidemos que Francia tiene una gran tradición termalista. 1920 fue la década de oro del termalismo francés. La very important people y lo más granado de la cultura del momento, como Coco Chanel, Colette, Maurice Chevalier… no dudaban en viajar frecuentemente a estas estaciones termales e “ingresarse” para realizar sus “curas termales” (unas 3 semanas para beneficiarse de todas sus virtudes). No en vano las suites del hotel tienen los nombres de estos venerables huéspedes que en algún momento confiaron su salud a las ricas propiedades del agua termal.
Una de las mayores virtudes del agua termal de Uriage es que es isotónica, por tanto, respeta al máximo la estructura e integridad de las células de la piel, no reseca y aporta confort, por eso no hay que secarla después de pulverizarla como sí ocurre con otras aguas termales. Para beneficiarse del 100% de su poder de hidratación, hay que pulverizar, y dejar secar, sin más. Desde ese mismo instante no suelto mi frasquito tamaño viaje de agua termal y como una maniaca compulsiva me pulverizo allá donde esté… Si es que llevo los nuevos conocimientos hasta sus últimas consecuencias… La cuestión es que mi piel empieza a cambiar desde las maniaco-compulsivas pulverizaciones, está más suave, hidratada y lisa, algo de agradecer teniendo en cuenta que el estrés siempre termina recordándome su presencia con granos y otras lindezas. Pero aquí no termina mi buena suerte…

Resulta que la marca acaba de lanzar una mascarilla exfoliante suave que completa su gama Hyséac para pieles mixtas, grasas o con problemas de acné e imperfecciones. Además de absorber las impurezas, alisa el grano de la piel, matifica y aporta un plus de luminosidad. Lo interesante de los productos de Uriage, aparte de su cuidada formulación y la riqueza de sus activos gracias al agua termal y otros complejos que incluso cuentan con patente, es la galénica de todos ellos, ya que se presta especial atención para que su uso sea sensorial, a través de sus aromas, de sus texturas, de sus efectos sobre la piel…


Justo el bando contrario al mío, el de las pieles secas, extra secas o con problemas de atopias, también está de enhorabuena porque otro de sus últimos lanzamientos ha sido su Xémose Cerato, una textura increíble que reestructura la barrea cutánea, calma, protege, alivia, nutre, alisa la piel en caso de sequedades severas, eccemas, psoriasis… y es eficaz tanto en adultos como en las delicadas pieles de niños y bebés. Uriage hace acopio de una completa gama de productos de higiene y cuidados hipoalergénicos (las pieles secas y con tendencia atópica son su especialidad) desarrollados para cubrir todas las necesidades epidérmicas: sequedad, acné, alergias e intolerancias, envejecimiento cutáneo, protección solar…
Pero no solo de agua vive Uriage… Dentro del Grand Hotel se encuentra Les Terrasses, un exquisito rincón gastronómico con dos estrellas Michelín dirigido por el Chef Christophe Aribert. Y de pronto me quedo sin palabras para poder definir la finura y sutileza además de la orgía de sabores que se experimentan en este coqueto restaurante. Ruibarbo con sirope de pimienta y crema de cacahuetes, langostinos salteados con sorbete de aceite de oliva y helado de trufa, sorbete de naranja a las especias…
Un menú degustación de quince platos tras los cuales no podía faltar la suculenta selección de quesos franceses, ce n’est pas possible!, estar en Francia sin probar sus quesos es un auténtico pecado. De infinidad de clases y texturas, fuertes y suaves, blandos y duros… Menos mal que como colofón, la tisana saludable de los Monjes de las montañas (un mix secreto que solo ellos saben las dosis exactas) harán lo posible para mantener nuestros estómagos en orden.
Llega la despedida, antes de partir recorro con la vista cada rincón de ese apacible lugar, su verdor, su bucólica estampa, sus temperaturas tibias y agradables, el canto de sus aves… Me quedo absorta en el rocío de las flores y de forma inconsciente lanzo un deseo a la nada… Quiero mantener intacta en mi interior la huella de Uriage. Carpe diem.

3 Comentarios

  • Rocco
    Posted 26 May, 2011 10:43 am 0Likes

    OMG, Qué maravilla de lugar. ^_^ Eso si es estar a cuerpo de rey.

    Besitoooss

  • rog
    Posted 26 May, 2011 4:09 pm 0Likes

    Me ha resultado interesantísimo el reportaje, a la par, la envidia (totalmente sana)de lo que has podido ver, saborear y disfrutar. Enhorabuena

  • Lola.mine
    Posted 30 May, 2011 5:17 pm 0Likes

    Vaya lujo!!… me han dado ganas de estar allí, comer quesos franceses y probar el agua termal de Uriage 😛

    Besos!

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