Os juro que yo lo que tenía eran lunares.
Cuando era joven, lo que no quiere decir que ya no lo sea (un poco menos, sí, lo reconozco, pero joven al fin y a la postre) tenía un grupúsculo de lunares arracimados en la parte superior de una de mis mejillas. La izquierda según yo, la derecha según se me mira de frente. Pues bien, ese conjunto de simpáticos y originales redondelitos oscuros, siempre me dieron, a juzgar por los comentarios (femeninos en su mayoría, o al menos de esos nada más me acuerdo) un toque personal e incluso me atrevería a arriesgar diciendo que me proferían un cierto atractivo ¿Por qué echamos mano de la falsa modestia en tantas ocasiones?
Yo os lo diré: Para que, en el fondo, alguien nos corrija el comentario y afiancemos más nuestro propio ego, diana de nuestra vanidad.
La verdad, tienes unos ojos muy bonitos.
-¡Que va, normalitos!
¡Gilipollas! Lo que buscas es que la otra persona insista en lo atractivo de tus ojos para darte pote y fardar. Si es que, sintiéndolo mucho, somos unos seres impresentables.
Has adelgazado un montón ¿No?
– No, que va, estoy igual. A lo mejor es el pelo.
¡Gilipollas! Si llevas dos meses a dieta, pasando más hambre que un moro en Jabugo (este refrán me lo acabo de inventar. Si alguien no lo entiende que deje un comentario en el blog y se lo explico).
A lo que voy, que me desvío del tema, como siempre: Que lo mío, os juro que eran lunares. Pues bien, he de reconocer muy a mi pesar, que con el tiempo son tres putas verrugas. Sí, señores: Verrugas. Y no me vengan ahora con comentarios idiotas como los que he citado anteriormente: “Pero no pasa nada, si no se nota”. “Que no, tonto, que estás muy bien”. “Te dan personalidad”. Que sí, que sí, pero mis preciosos lunares de la mejilla se han convertido en tres putas verrugas.


No pasa nada. Ahora, pasados ya dos años, voy a hacer una revelación. Me encontraba yo en Pekin (Beigin para los amigos) haciendo un programa para televisión sobre los Juegos Olímpicos, cuando nos surgió la posibilidad de entrevistar a Cindy Crawford y lo hicimos. ¡Impresionaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaante! Es bellísima. De verdad, lo es. Pero… Aquí viene la revelación. Y estuve a medio metro de ella. O sea, que me podéis creer. No hablo de oídas o dando pábulo a un cotilleo malsano… Sí, queridos y queridas amigas. Es verdad. Yo lo comprobé. El famosísimo lunar de Cindy Crawford …………………………………………………. ¡ES UNA PUTA VERRUGAAAAAAAAAAAAAAAA!
Os lo juro. Sé que Cindy jamás me perdonará esto. Lo sé, pero, la verdad, me la trae floja, porque no la voy a volver a ver.

4 Comentarios

  • Andrea Cuesta
    Posted 7 May, 2010 2:57 pm 0Likes

    Jajajaja…que bueno! Pues como lo que tenía Enrique Iglesias! Que bueno!!

  • pilar
    Posted 8 May, 2010 4:42 pm 0Likes

    Para nada, te afean el rostro, ni mucho menos, la edad siempre llevarla con muuuuuuuuuuucha dignidad

  • pilar
    Posted 8 May, 2010 5:07 pm 0Likes

    quise decir que no te afean nada el rostro, luego hay malos entendidos,jejejejje

  • Elena
    Posted 16 May, 2010 12:55 pm 0Likes

    Hola Juán Luis, me río mucho con lo que escribes. Me estoy acordan do de lo que contabas cuando te mangaron el perfume en el aeropuerto :"Y va la tía y se lo queda" , ¡cómo me reí!. Bueno te diré que se lo regalé a mi chico y huele muy bien. La verdad es que me gustan todos tus artículos, te seguiré leyendo y echando unas risas, gracias por ello.

Comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.