Polo New Utilizer, de Columbia. Incorpora un UPF
(Ultraviolet Protection Factor) 30. Cuesta 40 €
Hasta hace unos años, el hábitat natural de la cosmética se reducía al cuarto de baño, concretamente al estante situado bajo el espejo del lavabo. Los pioneros en traspasar este límite geográfico fueron las versiones mini de los perfumes, frascos jibarizados para llevar en el bolso y que descubrieron antes que nadie que había vida más allá de la puerta de la (eau de) toilette. Cansadas de verse siempre reflejadas en el cristal, las cremas comenzaron una campaña para derribar fronteras que, a día de hoy, sigue su curso. El primer territorio conquistado fue la cocina. Un destacamento de solares, hidratantes y contornos de ojos se asentó en la nevera y empezó a compartir espacio y temperaturas gélidas con cervezas, litros de leche semidesnatada rica en calcio, verduras, quesos y otros alimentos perecederos que precisan del frío para mantener intactas todas sus propiedades y sabor. En cuanto aseguró su nueva posición estratégica en el continente helado, sus ansias de grandeza se tornaron desenfrenadas.
Zapatillas ZigQuick Fire 2.0, de Reebok. Maximizan la amortiguación, reduciendo el impacto sobre las articulaciones. 90 €
Intentó entonces la beauty montar una pequeña delegación en el salón, pero el tiro le salió por la culata. Es un lugar demasiado transitado donde cualquier objeto extra molesta y los tubos, botes y demás formatos acabaron olvidados en algún rincón, lejos del papel protagonista que buscaban. Eso sí, consiguió establecer un par de sucursales en forma de velas perfumadas y barritas de olor sobre la mesa del comedor y la estantería de los deuvedés. Pero no se dio por vencida. El fracaso es el primer escalón del éxito. Tras unas semanas de intensas reflexiones, probó suerte en el dormitorio, habitación en la que logró colar una crema de noche sobre la mesilla y unos saquitos aromatizados en los cajones de la ropa. Pero quería más esta cosmética con sueños napoleónicos y no se detuvo ahí. Y es que para sacarle el máximo partido a los tratamientos del futuro no son necesarias complicadas maniobras de aplicación ni tener en cuenta medidas del tipo “utiliza una almendra de producto”.
Calcetines Action, de Bioceramic. Con efecto vasodilatador, termorregulador,
antiinflamatorio y antibacteriano. 24,95 €
 La nueva cosmética no se aplica ni se extiende con suaves masajes circulares. No se ingiere ni se presenta en envases airless. Ya no son importantes conceptos como textura, sensorialidad o rápida absorción porque ahora sus beneficios vienen incluidos en la ropa que nos ponemos. T-shirts con factor de protección, calcetines vasodilatadores, sujetadores que corrigen las arrugas del escote, zapatillas de deporte que mejoran la eficiencia energética, pantys reductores, almohadas antiaging, braguitas (sí, dije braguitas) anticelulíticas. Desde aquí lanzó algunas ideas por si alguna firma estuviera interesada en llevarlas a cabo: gayumbos con keratina para un alisado japonés del vello púbico; sombreros, gorros y demás tocados con activos que prevengan la caída capilar y bufandas que combatan a la sazón el doble mentón y el cuello de acordeón. Así que ya sabéis. Como toca guardar la ropa de entretiempo y recuperar los jerséis de lana, los abrigos y los guantes, aprovechad la tesitura para colgar en vuestras perchas este tipo de prendas con virtudes terapéuticas. Aunque lo sabíamos desde hace tiempo, ahora ya es oficial: la cosmética sale del armario.

Comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.