En 2008 cuando estaba representando “Un Dios salvaje “en Barcelona conocí a Teresa Estapé. Desde entonces siempre me acompaña una chapita de oro ovalada con la B de Bel en mi cuello.

No hay viaje que haya hecho a esta ciudad, sea para un rodaje largo o para una visita fugaz, en la que no le compre una de sus bellezas… y es que sus joyas son objetos emocionales y simbólicos.

Su proceso de creación pone en valor el material noble del que están hechas, siempre de manera artesanal, sin utilizar moldes, seriaciones o baños de otros metales.

Lo que busca Teresa con estas creaciones mínimas y silenciosas es devolver a la joya su valor primigenio, convertirlas en un amuleto.

La creación comienza en un proceso en el que lentamente se va sustrayendo todo lo accesorio hasta dejarlas en la esencia, intentando decir lo máximo con lo mínimo poniendo  en valor el material noble del que están hechas, siempre de manera artesanal, sin utilizar moldes, seriaciones o baños de otros metales.

Las piezas se realizan en su taller de Barcelona y se hacen a mano, una a una. Cada colección se crea bajo un concepto de trabajo madurado en el tiempo, entendiendo la joyería como una disciplina artística, más allá de la artesanía o el diseño. Eso hace que sus piezas se conviertan en un objeto emocionalmente valioso para quien las lleva.

Besos a tutiplén

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