Corazón Verde. La contaminación mata… y envejece mucho la piel

Según los últimos datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la contaminación se lleva por delante la vida de más de 3 millones de personas al año y el 91% de la población del planeta vive en ambientes que no respetan la calidad del aire, tanto interiores como exteriores.  Sí, por mucho que nos incomoden los protocolos antipolución que nos imponen en las grandes (y pequeñas) ciudades, nuestra salud se lo merece. Dicen los expertos que provoca alteraciones sistémicas, o lo que es lo mismo que afectan al funcionamiento de los órganos vitales. Los daños más frecuentes son las afecciones pulmonares, desde el asma alérgica a la rinitis pasando por la insuficiencia respiratoria, dolores de cabeza, problemas cardiacos, renales, hepáticos… La lista es larguísima y la piel y cabello no se libran de sus maldades.

Desde hace unos meses, los lanzamientos de cosmética antipolución no paran de llenar las vitrinas de perfumerías, centros de estética y páginas web. Está ocurriendo lo que en su momento pasó con la cosmética solar, cuando a finales de los 80’s, los dermatólogos comenzaron a alertar de las maldades de los rayos UV. Manchas, arrugas, flaccidez, incluso, cáncer de piel con el melanoma como protagonista principal. Tras años de “informar”, a nadie en su sano juicio se le ocurre tumbarse al sol sin la fotoprotección adecuada. ¿Pasará lo mismo con la cosmética antipolución? ¿De verdad es necesario hacerse con una batería de productos específicos para pasear por Madrid, Barcelona o Nueva York o es otro invento de marketing cosmético para aumentar las ventas? 

No, esta vez el marketing  no es un villano. Así lo expresa Jean Krutmann, Catedrático de Medicina Medioambiental de la Facultad de Medicina de la Universidad Heinrich Heine de Dusseldorf: “en los últimos 30 años,  el análisis de los daños que causaban los rayos UV han sido los protagonistas de los estudios de protección y envejecimiento prematuro de la piel; ahora, creo que la contaminación del aire tiene el potencial de mantenernos ocupados durante las próximas décadas”. Tanto que ya se augura que en menos de una década los cosméticos anticontaminación llevarán un índice estandarizado, un filtro de Fotocontaminación, al igual que ahora lo tienen que llevar los cosméticos solares.

Puede que seas de letras y palabrejas como dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, monóxido de nitrógeno, dióxido de azufre, ozono troposférico, te suenen a chino y creas que pululan por la atmósfera que respiras sin mayores consecuencias para tu lozanía y juventud y que eso solo afecta al cambio climático. No es necesario que emprendas un master en química, pero sí que sepas que estas sustancias tóxicas, en forma de nanopartículas –hasta 20 veces más pequeñas que los poros epidérmicos- son capaces de atravesarlos y llegar allí donde les place y causar todo tipo de fechorías

Y no lo digo yo, que también soy de letras, sino numerosos estudios científicos, como el realizado en enero de 2018  por científicos del departamento Ciencias Biomédicas de la Universidad de Molmö (Suecia) “The impact pollution on Skin and ProperEficacy Testing for Anti-pollution Claims Cosmetics” que han demostrado que estos microscópicos enemigos, pueden llegar a las capas más profundas de la piel causando graves daños como el envejecimiento acelerado de la piel, manchas, tono apagado…; además de afectar peligrosamente a lo que se conoce como microbiota cutánea, una legión de millones de microorganismos beneficiosos, cuyo equilibrio es clave para la salud y juventud de la epidermis. Hay quien incluso lo relaciona directamente con el hecho de que se hayan disparado los problemas de atopias, alergias cutáneas, pieles sensibles y reactivas.

Hace más de 25 años, Clarins lanzó el primer complejo antipolución incluido en algunos de sus cosméticos. No tuvieron mucho eco, pero es verdad que tampoco cerraban las urbes al tráfico privado, ni las alarmas sonaban tan fuertes. Hoy, marcas como Chanel, Shiseido, Institut Esthederm, Natura Bissé o Clinique, ya ofrecen gamas completas para defender la piel de los embates contaminantes, como brumas refrescantes, cremas con texturas antiadhesión o limpiadoras con micropartículas capaces de arrastrar cualquier resto de suciedad ambiental sin dañar el cutis. Dermatólogos como Agustín Buendía Eisman, miembro de la AEDV y Profesor Titular de Dermatología de la Universidad de Granada, no ponen trabas a la cosmética específica para pulular por las ciudades, pero aclaran que las rutinas “tradicionales”, también pueden ayudarnos. ¿Cómo? Utilizando cremas que contengan activos antioxidantes y antiglicantes que neutralicen la acción de los radicales libres que produce la contaminación.

Entre ellos destacan las vitaminas C y E que combinadas poseen un efecto sinérgico que aumenta su eficacia; utilizando a diario filtros solares UVB y UVA de amplio espectro, que actúan como un escudo protector frente a radiación solar y contaminación, evitando el factor multiplicador que tienen sobre la piel; así como aguas termales con elementos minerales capaces de reforzar la función barrera protectora y equilibrar las defensas naturales de la piel. Y si te maquillas, utiliza bases  minerales, son un magnífico escudo físico frente a la polución, ya que crean un efecto malla y en muchas ocasiones, los de buena calidad, incluso atrapan las micropartículas contaminantes.