A la hora de tomarme una copa siempre he sido de gintonic. Y no porque esté de moda o deje de estarlo. En España el gin tonic se ha bebido siempre por su sabor, porque la Larios es una cosa como muy nuestra y porque las propiedades digestivas de este destilado, tomado con moderación, of course, son estupendas. Eso decían las abuelas, jubilados y camareros, precursores de una tendencia que hoy día es imparable.
Es histórico. O casi. Cuentan que el origen del gin tonic tiene mucho que ver con los intentos por combatir la malaria. También dicen que era fantástico contra el escorbuto, el lumbago, la gota… Total, que uno, desde luego, viene bien ahora que se aproximan fechas de sobrecargar el cuerpo con combustible de más. Aquí van tres ginebras que no fallan para bajar esas copiosas comidas y disfrutar en la mejor compañía: copa de balón, hielo y una buena tónica (familia y amigos también valen). ¡Salud!
SMUGGLER’S STRENGTH GIN, para atrevidos
Va la primera porque ha sido la última en llegar. Se acaba de presentar en sociedad. Tiene orígenes españoles (su creador es catalán) aunque se destila en Londres, y su historia es tan atractiva como su sabor. Smuggler’s Strength Gin viene de los tiempos del contrabando y la ley seca, se inspira en la tradición de entonces de las ginebras Extra Dry y se muestra suave y fresca como los siete botánicos que la conforman. Deliciosa. www.smugglersgin.com (17 €)
MARTIN MILLER’S BY EL GANSO, para hipsters
Dos marcas de referencia se unen en el regalo perfecto para todo moderno aficionado al gin tonic en los últimos años. Martin Miller’s Gin, una de las ginebras inglesas más características e innovadoras (viaja hasta Islandia para mezclarse con agua del Ártico, ahí es nada), ha encontrado en El Ganso y en una pajarita diseñada en exclusiva un aliado excelente para dar una lección de estilo estas navidades. Es una edición limitada que se puede comprar en www.elganso.com (35 €)
JINZU, para cosmopolitas
Esta ginebra también rebosa estilazo inglés pero tiene una ligera vuelta oriental que la hace irresistible. Es fuerte, ácida y elegante, un perfecto retrato del clásico británico (¿o no?). A estos matices se une la intensidad del sake Junmai japonés en una revolucionaria y chispeante combinación para marcar la diferencia. (33,95 €)
