Tras leer la quinta felicitación navideña noté que algo diferente estaba pasando. Ya no me deseaban paz, éxito ni mucho dinero. Para 2013 el anhelo general ha sido alegría y mucho sentido del humor. Es curioso que todos coincidan. Personas no vinculadas entre sí, de un ámbito y otro, sin aparente conexión. Veo la tele y los anuncios tienen una cancioncilla pegadiza que te hace sonreír cuando la tarareas. O mensajes chistosos que te levantan el ánimo. Hasta las grandes librerías han visto cómo su sección de Autoayuda y Espiritualidad tiene más visitantes que la de Novela Contemporánea. Algo está pasando. Dicen que el temido 21 de diciembre, día del fin del mundo según los Mayas, no ha supuesto más que un cambio de era, un morir y revivir, un momento de catarsis, de metamorfosis, de resurrección… 
La llaman la Era de Acuario o la Era Dorada y, según dicen también, supone una etapa muy esperanzadora en la que nos zambulliremos en la introspección para hacernos preguntas y encontrar respuestas, porque solo dentro de nosotros están todas las soluciones. Estamos carentes de espiritualidad. La ambición de cosas materiales, la competitividad, la rapidez de esta vida moderna que nos envuelve y enreda en una espiral de confusión nos ha sumido en un vacío interior que de forma inevitable nos ha pasado factura…
Es curioso que, de todos los regalos navideños que me han hecho, dos han sido los que más me han gustado: una hilera de banderas con bendiciones tibetanas Lung Ta y un auténtico ojo griego de la buena suerte. No sé si será el influjo del 13 o que realmente necesitamos que todo empiece a funcionar —bien— en nuestras vidas. Estamos hastiados de tanta crisis, de tanto mal rollo y energías negativas. 
 Al margen de misticismos, (“Ya estás con cosas de brujas…”, como me diría mi padre), no sé si será por Acuario, por los Mayas o por los anuncios de la tele, pero ni dejar de fumar ni apuntarme al gimnasio, mis propósitos para el nuevo año son cultivar mi espiritualidad, leer y aprender de los grandes maestros védicos, de los yoguis, de los budistas… O simplemente engancharme con libros sobre el Tao (el último que me tiene enviciada es El Tao de la Juventud Eterna, de Angelo Druda).

Dedicarme tiempo a mí misma (cuidar mi salud y alimentación, darme un baño caliente de vez en cuando con aceites anti-estrés, y después, un buen masaje con unos aceites místicos y casi mágicos que he descubierto: Max and Me, tienes que recitar un mantra y todo mientras los aplicas…) Más sexo. No hay mejor cosmético. Descubrir el gran valor del silencio (me pienso perder en las Lagunas de Peñalara a contemplar la montaña —Bután me pilla más a trasmano— o hacer un retiro espiritual de esos a La Hospedería del Silencio) Pensar en positivo y reírme. Reírme a carcajadas. ¿Por qué pensáis, si no, que estoy de nuevo en este hilarante e incomparable Blog? Bien hallada.

3 Comentarios

  • Andrea Cuesta
    Posted 9 January, 2013 11:25 am 0Likes

    Bienvenida Clara! Que post tan inspirador! Llevas más razón que un santo!!!!!!!!!

  • Ines Rocha
    Posted 9 January, 2013 12:02 pm 0Likes

    Pues yo me alegro mucho de que estés aquí !!!
    Omm,Omm,….
    Carpe Diem!!

  • MORGAN
    Posted 9 January, 2013 3:12 pm 0Likes

    Ojalá sea cierto. Que el 21 de diciembre haya supuesto un punto de inflexion y la gente empiece a mirar a su alrededor con mas positivismo, serenidad y amor. Y ojalá se contagie ese sentimiento hasta abarcarnos a todos, por muy cursi que suene. Seguro que si eso ocurre seremos capaces de superar cualquier situación.
    Besos

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