Las fragancias for men no han podido resistirse al espíritu olímpico de Londres 2012 y se han enfundado sus mejores galas sport. Y la mayoría lo ha hecho a la vez. ¿Caprichos del destino? ¿Coincidencia? ¿Acaso es tendencia el deporte? ¿Existe el espionaje olfativo? Cuántas preguntas sin respuesta. Pero a lo que vamos, es muy fácil caer en la tentación de la buena prensa que el deporte tiene per se. Si exceptuamos a algunos ciclistas y a un puñado de atletas, el ejercicio es sinónimo de vida sana, esfuerzo, sacrificio y superación personal. En definitiva, portador de valores eternos. Pero el problema es que los alquimistas de los olores tienen una idea del deporte que poco o nada se corresponde con la realidad.
Su visión
Subidones de adrenalina, máxima concentración, volar como un pájaro gracias al salto base, surfistas de melena rubia cabalgando olas y domando tsunamis, ser uno con los elementos, fundirse con el agua, domesticar la naturaleza, buscar los límites, vivir experiencias inolvidables, lograr hazañas que serán recordadas, equilibrar cuerpo y mente, subir en escalada libre por rocosas paredes infinitas, hacer esqui extremo por laderas de nieve virgen, convertir la disciplina en un principio vital, dar ejemplo con el fair play, exprimir cada segundo, ir al volante de bólidos descapotables a toda velocidad por carreteras desiertas que bordean acantilados paradisiacos, conducir fuerabordas que surcan los mares con la puesta de sol de fondo. En serio, eso no son deportes, son postales. O el tráiler de la última peli de Tom Cruise.
Mi visión
Para que yo juegue un partido de fútbol, baloncesto o curling con mis colegas tiene que haber una caja de botellines de por medio. El que pierda, paga. Eso para empezar. En caso contrario, no me muevo del sofá. Una vez solucionado el tema logístico de los botijos es hora de elegir la vestimenta apropiada, problema de fácil solución porque solo tengo un chándal (de tactel para más señas y con las gomillas dadas de sí) y un par de zapatillas con algún que otro agujero (para una mejor transpiración) que están conmigo desde hace tanto tiempo que se han pasado y han vuelto a ponerse de moda. Escojo entonces la t-shirt más viejuna que encuentro en el armario, con varios chinazos de serie y decorada con unos lamparones que no salen ni a tiros y que ni el mismísimo Horatio Caine, rodilla al suelo y quitándose las gafas de sol, podría descubrir su origen. De hecho, mi camiseta preferida es de una garito que cerró hace muuuucho tiempo. ¿Tejidos inteligentes? ¿Neopreno de última generación? No sé a qué se refieren.
Ataviado con el atuendo adecuado, decido bajar a la calle por las escaleras porque ir de esta guisa en el ascensor es un contrasentido en sí mismo. Es entonces cuando rompo a sudar y manchas de humedad en pecho, espalda y axilas cubren “Fiesta del 1º aniversario del Rockola”, cual caras de Bélmez pidiendo clemencia. Antonio, el portero, me mira de arriba abajo y no sabe si voy a las canchas de baloncesto del polideportivo General Moscardó o si mi destino es un retiro espiritual de 28 días en la granja-escuela más cercana. Y todavía no he llegado ni al portal. Así que, hago escala en el chino, me agencio un Aquarius de medio litro, me lo bebo de dos tragos y me fumo un piti. En este punto, y solamente entonces, ya estoy preparado para jugar a lo que sea y poder disfrutar así de la espantosa sensación de falta de oxígeno en los pulmones, los persistentes dolores en rodillas y tobillos y las agujetas que duran por lo menos una semana. En definitiva, que practicar deporte es correr la san Silvestre vallecana y lo demás son fruslerías. Eso sí, he de decir que soy muy fan de las fragancias sport: son frescas, chispeantes y energéticas y, en cuanto me vaporizo una, me siento como un atleta de élite sin salir de casa. Por cierto, ¿el mus cuenta como deporte?
Los cinco aros olímpicos de John Queras son:
-The One Sport de Dolce & Gabbana: Domenico y Stefano se han inspirado en los Juegos Olímpicos de la Grecia y la Roma clásicas para crear esta cristalina y vibrante fragancia, que es Mediterráneo puro. Para gladiadores modernos. Cuesta 79 € / 100 ml.
-Dior Homme Sport: elegante y luminosa, sigue siendo fiel al gusto por el detalle y al toque floral en las fragancias pour homme, clásico de la maison Dior. Sorprende la nota empolvada de lirio de Toscana. Para Gatsbys desenfadados. Cuesta 78 € / 100 ml.
-L’Eau D’Issey Pour Homme Sport de Issey Miyake: agua, aire y tierra se combinan en esta composición olfativa definida por el nariz Jacques Cavallier como “la inspiración del alpinista cuando llega a la cumbre”. Para Edmund Hillarys del siglo XXI. Cuesta 72 € / 100 ml.
–Allure Homme Sport Eau Extrême de Chanel: eau de toilette concentrada más aromática y almizclada y menos especiada que la original. Para adictos a la adrenalina. ¿El único pero? Que no estará a la venta hasta el 5 de marzo. Cuesta 86,50 € / 100 ml.
-Play Sport de Givenchy: si al frescor de la bergamota y la menta le sumamos la energía de la madera de amyris y el picante de la pimienta negra, el resultado es este detonador de sensaciones fuertes. Para rebeldes sin causa. Cuesta 76,50 €/ 100 ml.
5 Comentarios
Jungle Fever
Querido John Queras haré que mis jugadores prueben alguna de esas fragancias, incluso antes del partido para despistar al rival.
A tu pregunta responderte que sí, el mus es un deporte y estaré encantado de enseñarte a jugar.
John Queras
Tus jugadores no necesitan usar fragancias. Primero porque huelen bien per se y segundo, y más importante, porque los jungles no sudan. Besos.
Just Married
Querido John
A mí lo que me da un subidón de adrenalina es leer a alguien que escribe de belleza con ironía y buena pluma.
¿Para cuándo tu libro?
Eva B.
Cuando me comentaste esta idea de escribir sobre cómo conciben el deporte las marcas y como lo vives tú, no pensé que te saldría tan redondo. Eres un genio, le moleste a quien le moleste
Arte Bueno
Persianas & Cortinas
me encanta estas fragancias
persianas