La primera vez que fui a Baqueira tenía 8 años, era una estación incipiente, con mucho potencial, pero aún no estaba de moda. Por aquel entonces, yo no había visto más pistas que las de mi sierra natal, la del Guadarrama; Navacerrada era para mí el centro del universo blanco, por no existir no existía ni Valdesquí. Sin embargo, aquella Baqueira ya me pareció gloriosa, acostumbrada a las laderas madrileñas, las de esta estación del Valle de Arán me parecieron el nirvana. Después, he conocido muchas otras instalaciones, incluso me he deslizado por las pistas de Aspen y Breckenbrige (en las Montañas Rocosas) y cuando tuve que elegir una estación nacional para esquiar en familia me decidí por Formigal. Quizás porque Baqueira se había convertido en destino real y gubernamental y a mí me gusta esquiar, no lucir palmito, ni hacer negocios, ni dejarme ver… y, además, soy republicana. Gracias a una invitación del departamento de turismo del Conselh Generau d’Aran, tras casi 25 años de ausencia, he regresado a un valle al que pienso volver (cuando la farándula de los poderosos no estén).


Tras un viaje en Ave muy cómodo hasta Lleida, nos trasladaron a Vielha en microbús. Son 170 km de curvas casi infinitas que si se hacen en coche no llevan más de 2 horas (bueno, ahora un poco más por aquello del límite de velocidad a 110 km) y sin duda es el mayor inconveniente si uno reside en Madrid. A lo mejor por eso al rey y su séquito los trasladan en helicóptero (para que luego digan que todos somos iguales). Superadas las vueltas y revueltas, que si uno no se marea, su paisaje es un placer para la vista, llegamos a la capital del Valle de Aran. Y aquí hice uno de los grandes descubrimientos del viaje. Si bien es verdad que hay cientos de alojamientos a lo largo de los 33 pueblos que conforman el valle, nos instalaron en un hotel delicioso. El Ciervo (www.hotelelciervo.net).



Dirigido por Chus, es un establecimiento absolutamente entrañable, con una decoración muy alpina, que rememora esas casitas de los Alpes llenas de flores en las ventanas, con contras de madera. Cada habitación está decorada de un modo diferente: unas tenían cama con dosel, otras una terracita con sillitas para contemplar el panorama; unas en azul, otras en granate, o en verde, o en ocres…

Cada una de ellas te hace sentir como si estuvieras en casa, con detalles que no se encuentran en hoteles de súperlujo, y conozco unos cuantos. Me encantó la bandejita de dulces de chocolate que te dejaban sobre la mesilla de noche, junto con una botellita de agua por si te entraba la sed.

Pero si la decoración te transportaba a los ambientes de los cuentos de Grimm, su buffet del desayuno era un alarde de florituras gastronómicas. Ni yo ni mis colegas de viaje dábamos crédito ante tanta exquisitez: panecillos, bollitos, magdalenas, ensaladas de frutas, tortillitas de mil sabores,… todo delicadamente presentado, todo tan bonito que hasta daba pena comérselo. Si caías en la tentación, el deleite era insuperable. Me contaron que hay una cocinera que comienza su jornada a las 12 pm y se pasa toda la noche trajinando para que los huéspedes saboreen su buen hacer recién hecho para el desayuno.

Si el desayuno es una fiesta, la merienda un carnaval. Más panecillos, más bollitos, más magdalenas,… más emparedados de jamón y espárragos, más champiñones rellenos,… y un vinito caliente que reaviva el espíritu y las piernas de cualquier esquiador. Sin duda, la gastronomía es uno de los grandes alicientes del valle, y la olla aranesa un plato perfecto para reponer energías tras los descensos del día.

Insuperable. Magnífico. Glorioso… volver a deslizarme por las laderas de Baqueira ha sido lo que más me ha gustado de este viaje (también estuvimos en una piscifactoría de esturiones donde elaboran caviar, probando las aguas de termas de Les, cenando con el Sindic d’Aran Francés X. Boyael mandamás político del valle, que por cierto tiene idioma propio y mucha autonomía con respecto a la autonomía catalana-, de shopping por Vielha y de confidencias y risas entre colegas). La suerte nos acompañó.
Lo que en principio iba a ser un día feo y gris se convirtió en una jornada soleada, con nieve en abundancia y no más de 100 personas esquiando, una de ellas Marián Vila, con la que a lo largo de 15 años de amistad he hecho muchas cosas, pero nunca habíamos esquiado juntas. Un lujo que ni los reyes. De aquella pequeña estación no queda nada. Todo está remodelado, ampliado, modernizado. ¡Bravo por Baqueira! Una cosa más, utilicé las “polémicas” mallas Lytess como leggings térmicos. Su función anticelulítica EN MIS GLÚTEOS, MUSLOS y CADERAS NO FUNCIONA, pero calorcito sí que dan, oyesssss…

8 Comentarios

  • Chica
    Posted 4 April, 2011 12:16 am 0Likes

    Me alegro, es precioso cuando hace un día bonito y encima hay poca gente. Esas montañas impresionan.

  • Elisa
    Posted 4 April, 2011 12:52 am 0Likes

    Diosss entre los bombones en la mesilla que yo me pondria a mi misma pero es que sabiendo que hay mas querria rellenar al momento… y ese desayuno… me muero.

  • mari
    Posted 5 April, 2011 12:37 pm 0Likes

    me alegro mucho lo hayas pasado bien, que lujo!!!!!
    mari

  • sirocox
    Posted 11 April, 2011 1:33 am 0Likes

    Que lujazo.

  • Anonymous
    Posted 5 May, 2011 6:34 pm 0Likes

    … Qué bien, habrán sido unas "mini vacaciones perfectas", qué tranquilidad y sosiego por favor … bsss

    Luis y Rosana

  • MARIA JOSE
    Posted 7 June, 2011 8:54 pm 0Likes

    Hola
    El lugar fantástico y el artículo también pero tenéis un error impresionante e inperdonable, la web que dais del hotel el ciervo de Vielha, conduce a una página de taxidermistas.
    La página de este maravilloso hotel es http://www.hotelelciervo.net , así que si la podéis corregir, la gente podrá disfrutar de la información de este superhotel
    Gracias

  • Mª Eugenia León
    Posted 7 June, 2011 9:09 pm 0Likes

    Muchas gracias María José. Ya está corregido.

  • esquí en baqueira
    Posted 21 September, 2011 9:45 am 0Likes

    He estado practicando esquí en Baqueira y espero volver este año.

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