LOVE IS IN THE AIR… Las propuestas más seductoras para San Valentín, por Clara I. Buedo

Según estudios, 0,5 segundos son los necesarios para sentir cómo la flecha de Cupido atraviesa literalmente nuestro corazón. El amor a primera vista existe. Yo doy fe. Nadie se libra de sentir lo que de forma tan manida y a veces cursilona denominamos AMOR. Aunque a veces lo confundamos con SEXO. ¿Amor sincero o sexo desenfrenado? ¿Qué es lo que realmente nos despierta el osado contrincante que se interpone entre nuestras sencillas y a veces anodinas vidas y nosotros mismos?

En estas lides también hay fases. La primera es la atracción y la pasión (la más ansiada), que si hay química y compenetración, puede llevarnos a la segunda fase: el apego. Sea como fuere, lo que es cierto es que esas sensaciones en ebullición despiertan nuestros sentidos y ese subidón de dopamina —la hormona del placer— hace que nos cambie la cara ¡y todo el cuerpo! ante el simple recuerdo del ser anhelado.

De pronto te descubres ante el espejo con una sonrisa tonta, hasta ñoña… suspiras sin ton ni son, te gastas una pasta en acicalarte, en tonificar culo, en subir las facciones con todo lo que tenga efecto ‘lifting’, porque la edad puede ser un hándicap, sobre todo cuando le superas 10 años… curiosamente solemos mimetizarnos con el estilo del ser deseado, y de pronto te ves comprándote una camiseta de Los Ramones aunque a ti siempre te haya encandilado el rollo chill out… Y ante tanta parafernalia cursilera te topas con la realidad y hasta te preguntas qué sexo le gustará a tu apuesto adonis, que aunque a ti te haya vuelto loca, lo mismo suspira por su congénere… Ay.

Pero dicen que el corazón no entiende de motivos ni de razón, y ahí te ves, suspirando por una imagen idealizada, que cuando la piensas, te vuelve a alborotar hormonas y neurotransmisores: que si la vasopresina, la oxitocina, la adrenalina, la serotonina… menudo galimatías hormonal, menos mal que también dicen que la pasión dura entre 18 y 24 meses, porque tanto descontrol biológico no hay ser humano ni divino que lo soporte. En cualquier caso, estas humanas sensaciones y emociones se han institucionalizado por obra y gracia del Marketing y cada 14 de febrero, se nos despierta la necesidad de recordar al objeto de nuestra pasión lo mucho que le queremos.

Todo se llena de corazones y se tiñe de rojo, las marcas lanzan ediciones especiales “San Valentín” y desde los centros comerciales hasta las tiendas de barrio hacen su agosto particular con piezas efímeras que se traducen en bellas frases de amor. Caes en la trampa y no puedes evitar agasajarle con algún detallito en forma de corazón y jurarle así amor eterno.

Pero en esto del amor, juegan varios aspectos, tan importantes son los objetos con formas características que recrean la vista como las argucias utilizadas para calentar el ambiente y dar placer a otros sentidos como el gusto o el olfato, desde los aromas exóticos hasta las especias más afrodisiacas como el guaraná, el ginseng o la pimienta negra. Para entrar en materia, nada mejor que avivar el fuego del amor con sustancias rubefacientes que elevan el mercurio de la pasión en cerocoma. Una buena taza de té del amor será el preludio perfecto de una velada tórrida y exuberante. Por no hablar de los “espiritosos”, las bebidas estimulantes por antonomasia.

Pero también el olfato es esencial para atraer irremisiblemente al opuesto. Las grandes firmas perfumistas lanzan para la ocasión bouquets atrayentes con notas seductoras que literalmente enganchan a la pituitaria contraria, como la nueva versión de Kenzo Amour: L’Eau, un floral fresco almizclado con ylang-ylang, vainilla e incienso; absolutamente irresistible. Aromatizar el ambiente no puede quedar nada más que en manos de los mejores. Diptyque, la emblemática firma francesa de velas aromáticas, nos sorprende con “Roseros”, Rose y Eros, un diseño dual de edición limitada, emparejada, donde un aroma revela y libera al otro, almas gemelas que al juntar sus cajas, sus dos mitades se unen formando un solo corazón. ¿Sus acordes aromáticos?: rosa silvestre, violeta, almizcles, mirra, sándalo…

El tacto se estremecerá con las texturas más gozosas. La Maleta Roja (www.lamaletaroja.com), Le Boudoir (www.leboudoir.net) o Rojo Magenta (www.rojomagenta.com), expertas en pequeños lujos eróticos, nos ofrecen una buena variedad de cosmética del placer, desde perfumes con feromonas hasta aceites que estimulan la libido. Ejemplos: las marcas Shunga o Kamasutra. Una apetitosa sugerencia: la crema de vainilla, si literalmente quieres comerte a mordiscos a tu pareja, embadúrnale con esta suculenta loción que además de nutrir la piel gracias a la vitamina E, deja un rico gusto a vainilla. Ñam. La rumorología cuenta que Verónica Franco, una de las cortesanas más afamadas de la Venecia del siglo XVI, embadurnaba sus axilas, escote y surco de sus pechos con anís estrellado, esta inocente sustancia tan utilizada en gastronomía y herboristería, además de favorecer la digestión, estimula la secreción de feromonas volviendo loco al osado que se atreviera a posar sus narices en tan trémulas carnes…

Y del sexo al amor. Los más tradicionales y románticos siempre optarán por las formas más convencionales: corazones y frases en camisetas, en zapatillas, en piezas de joyería, en complementos y accesorios… Hay para todos los gustos, tallas y estilos, para ellos y para ellas. Y ya sea en clave erótica o con el más profundo de los sentimientos, haz de este comercial día un momento especial para sacar a la superficie tus deseos más ocultos, aunque sea una locura, pero qué más da, ya lo decía Calderón de la Barca “Cuando el amor no es locura, no es amor”. Feliz San Valentín.