A veces hay que escabullirse, desconectar, para volver a conectar. Presionar la tecla “Erase” y dejarse llevar. A mí me gustaría presionar esa tecla constantemente, para olvidarme de todo, de todos y hasta de mí misma. Volatilizarme y convertirme en un gorgojo aéreo. Los gorgojos son seres vivos minimísimos que habitan en el aire que respiramos, microscópicos pero que van y vienen llevados por la corriente y tomando lo bueno que pillan a su paso. Bueno, pues eso es lo que yo he hecho durante unos días en Mondariz, dejarme llevar, como un gorgojo.


Mondariz es un pueblo de la Galicia dulce, cerquita de de Vigo y Bayona –por cierto, bonito pueblo-, pero más que un conjunto de casas es un balneario. Yo diría que EL BALNEARIO. Un lugar entre montes, riachuelos y manantiales en el que además de agua de la buena para la salud, hay carteles medio en verso que avisan al visitante que quieren acogerle y que para que le acojan mejor no hay que pisar las flores, ni armar jaleo, ni tirar los papeles al suelo. Sin presiones, con ternura. En Mondariz, no hay policía local, un dato que me llamó la atención. En Mondariz, por el contrario, si hay buenos sitios para pasear y perderse –hasta de uno mismo, ya digo- y sobre todo, en Mondariz hay un Palacio del Agua, un Balneario Celta, un Gran Hotel –con un aire tan decimonónico que dan ganas de cantar madrigales a la sombra de una sombrilla de encaje y seda-, un campo de golf inaudito (es el único que tiene en mitad de sus 18 hoyos una casa particular habitada por un paisano que no quiere renunciar a su marco incomparable por mucho que le ofrezcan y aunque tenga que resignarse a cultivar pelotitas blancas además de lechugas), un restaurante donde se come como se come en Galicia pero mejor y un equipo de especialistas en hacerte tocar el Nirvana sin esfuerzo digno de mención. Dice mi amiga Amalia Gallego, la directora de comunicación del Balneario, que “hay que venir a Mondariz para ser feliz”. Y creo que la felicidad comienza por lo bien que se duerme. He compartido experiencia termal con la octogenaria de mi madre, que no ha parado de dormir y entre cabeceo y cabeceo –ya sea en la cama, en la piscina o en circuito termal- suspiraba “qué bien se está aquí”. Sin hacer nada, añado yo elogiando la pereza. Bueno, algo he hecho: probar sus aguas por dentro y por fuera. La de la fuente de Gándara, a la que acuden gentes de todo tipo y condición a beber gratuitamente, es perfecta para tratar múltiples problemas de salud, desde la obesidad a la diabetes o los cálculos renales. Sale con burbujitas y tiene un regusto salado, pero tomarse tres vasos al día parece ser el secreto de los habitantes de este privilegiado pueblo-balneario para mantenerse a los 80 como si tuvieran 60.

En los tres días que he seguido el ritual, he ido al cuarto de baño como un reloj. Pero hay más, un Palacio del Agua pensado para hacer de “el tomar las aguas” un gesto lúdico que desentumece los músculos a todos los públicos; un Balneario Celta que imita las termas de los antiguos pobladores de estas tierras y que me dejó tan relajada que no era capaz más que de sonreír cuando terminé el proceso. Aguas calentitas, piedras, runas,….¡Ay, qué gustito para mí cuerpo! Para terminar la experiencia, decidí probar el Masaje Especial Mondariz. Inenarrable, me oía a mi misma roncar, como si estuviera fuera de mi cuerpo, bajo las presiones certeras –ni fuertes ni flojas- de las manos de Sandra. Me tocó de la cabeza a los pies y salí de allí con la piel como la seda y unas ganas locas de seguir siendo feliz un rato más. Y lo fui. Amalia me invitó a cenar en Bayona. Fui, vi y me convencí. De la comida, de la bebida –por cierto tomé un vino de la tierra “Máxima”, dedicado a la reina holandesa que al parecer tiene varias botellitas del caldo en sus bodegas-, del entorno y de la compañía, que hasta chófer de lujo tuve para ir y venir, José Manuel Bravo, un hallazgo personal, medio músico, medio abogado, medio político, artífice de la Fundación Instituto 3D cultura del sur y creador del premio por la Defensa de los Derechos y Libertades Fundamentales en memoria de Francisco Tomás y Valiente. ¡Ay qué gustito para mi intelecto!

He decidido que el año que viene, repito. Que sí, que vuelvo. Que quiero ser feliz de nuevo en Mondariz. Por cierto, es una felicidad asequible, en lo económico y en aquello de poder ir con niños, mayores y adolescentes. Cada uno tiene su sitio, hasta las parejitas recién enamoradas, porque en Mondariz es fácil enamorarse o reenamorarse, que es aún mejor. ¿Más información? Para moriros de envidia o alcanzar el Nirvana solo hay que teclear www.balneariomondariz.com.

7 Comentarios

  • Katya_noia
    Posted 9 August, 2010 12:17 am 0Likes

    Yo iria aunque solo fuese por estar un tiempo en mi tierra, la echo tanto de menos, puñetera crisis!!!!

  • Celia
    Posted 9 August, 2010 12:41 am 0Likes

    Acabo de darme una vuelta por la web y me ha resultado alucinante… Lástima que Galicia me quede un poco lejos, pero oye, no está de más saberlo. ¡Besos y gracias!

  • SIEMPREMONA
    Posted 9 August, 2010 9:46 am 0Likes

    Me gusta más el Augusta Spa 😛

  • Andrea Cuesta
    Posted 9 August, 2010 11:25 am 0Likes

    Que ganas dan de ir!

  • Como ser feliz
    Posted 9 August, 2010 6:10 pm 0Likes

    Habrá que ir!!

  • Gata
    Posted 11 August, 2010 7:24 pm 0Likes

    Aiiinss, es que mi tierra es lo mejor! 🙂

  • N.Poe
    Posted 12 August, 2010 6:29 pm 0Likes

    Pero envidia me das!!! menudas vacaciones que te estás pegando!!

Comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.