Fotografía: Pedro Sega

Mi relación con respecto a la belleza cambió cuando cumplí 18 años. Ese mismo día decidí que no quería salir a la calle sin maquillar –hasta el momento mis padres no me dejaban usar más que el lápiz de ojos negro sobre la línea de agua, en contadas ocasiones–, por lo que en aquel preciso instante el corrector, el colorete y la máscara de pestañas se convirtieron en mis tres fieles amigos beauty. No los he abandonado en todos estos años. El pasado 16 de marzo, en cambio, nuestra relación dio un giro inesperado… Ese lunes era el primero laborable de mi vida en el que me sentaba frente al ordenador sin ir acompañada de mis tres inseparables.

El día anterior decidí que, ya que tenía que pasar unos días trabajando en casa (ilusa de mí pensar que el confinamiento iba a ser cosa de dos semanitas), sin salir nada más que para comprar, era el momento perfecto para darle un respiro a mi cara de tanto maquillaje. Y así sigo mes y medio después, tiempo  en el que, lejos de mostrar su versión más divina, hace un par de semanas mi cara decidió tener el primer brote de granitos de toda su vida. ¿El motivo? El error de principiante que cometí al exfoliarla una vez a la semana. Sí, se que es la frecuencia habitual recomendada, pero yo soy de las que procrastino el momento exfoliación facial con más asiduidad de la que debería. Menos mal que llamé inmediatamente a Cristina Galmiche, la experta en piel que hace las mejores higienes faciales del mundo, y que no solo me calmó con sus palabras, sino que, además, me envió dos productos de su propia línea cosmética para que me los aplicara por la mañana y por la noche: Crema Balance + Sérum Protector, respectivamente. Gracias al universo (y a esos dos fantásticos cosméticos) mi piel volvió a ser la misma trascurridos unos diez días.

Desde que conocí a Cristina, hará unos cuatro años, no he vuelto a lavarme la cara a diario. Sí, ¡como lo lees! Su rutina de limpieza facial en tres pasos incluye una leche limpiadora (su textura es fantástica), que se retira con un tisú y sin necesidad de agua, un tónico calmante y otro equilibrante. Y no veas lo que mi piel nota que haya eliminado el gesto de pasar por debajo del grifo. Después no puedo vivir sin el sérum Essential Fx Eyelid Lift de Perricone MD, específico para la zona de los ojos y que aplico antes del contorno, que ahora es Capture Totale de Dior. También me gusta aplicar una esencia hidratante antes de la crema, como Super Aqua-Lotion de Guerlain, y terminar con un cosmético que me proteja del sol durante los 365 días del año. Mis preferidos son los de Shiseido, aunque ahora estoy prescindiendo de este paso, debido a que estoy todo el tiempo dentro de casa. Y, como buena editora de belleza que soy, tenía infinitas mascarillas guardadas en el baño. Ahora estoy aprovechando para seguir (por fin) el movimiento #domingodemascarilla de mi colega Paloma Abad. Por le momento me han encantado Urban Identity de Sepai, Moodpatch Keep Smiling de Patchology y Máscara-Tisú Firmeza y Definición Mentón de Germaine de Capuccini.

Mi melena pelirroja es la joya de la corona, por lo que siempre le he proporcionado bastantes mimos. Sin embargo, ahora sí que la tengo viviendo a cuerpo de reina, ya que la estoy nutriendo también antes de lavarla. El aceite Secret de Beauté de Leonor Greyl me está ayudando en este menester. Después la limpio y acondiciono con el champú Hydrate-Me y la mascarilla Smooth.Again, ambos de Kevin Murphy; mi marca ‘preferidísima’ para cuidar el cabello. Y de esta marca también estoy abusando ahora de su tratamiento para avivar el color Autumn.Angel, con el que estoy retrasando el retoque de raíces hasta el infinito. El motivo: no quiero estropear el color tan estupendo que me hacen en la peluquería Coolday, a la que acudo mensualemente (sueño con poder volver a ir allí lo antes posible). Aunque, si la cuarentena se extiende mucho más tiempo, no me quedará más remedio que aplicarme el tinte en casa yo sola (tiemblo solo de pensarlo), para lo que ya tengo fichado el servicio de coloración casera, 100% personalizada, de eSalon.

Por supuesto no puedo pasar por alto las manos, que han pasado de ser las grandes olvidadas a las protagonistas de nuestros cuidados de belleza diarios. Para lavarlas e hidratarlas constantemente me chiflan los jabones y cremas de manos de Byredo, que encima quedan genial sobre mi lavabo. Y al lado del ordenador tengo el Gel Hidroalcohólico de Alma Secret y la crema de manos Baume de Rose de By Terry –otro imprescindible de esta firma es su bálsamo labial, que es el único que siempre está a la altura de mis labios, que tienden a estar agrietados tanto en invierno como en verano–.

Por la noche nunca me acuesto sin hidratar mis labios y mis manos con los cosméticos que guardo en mi mesilla. Para los primeros Celullar Performance Total Lip Treatment de Sensai es espectacular, y para las segundas nada como Sisleÿa Concentré Anti-Âge Mains de Sisley, que no solo huele de maravilla sino que su acción reparadora es inigualable. Y justo antes de dormir tampoco me olvido de pulverizar la Brume D’Oreiller Relaxante de L’Occitane sobre mi almohada, cuyo aroma a lavanda es de lo más relajante.

Y como lo de cerrar el pico no es lo mío –querida Carmen Navarro, si estás leyendo esto, que sepas que tendré que hacerte una visita para que me hagas alguno de tus maravillosos tratamientos corporales para poner mi body a punto–, estoy compensando mis homenajes gastronómicos con un extra de deporte en casa. Me he hecho muy fan de los entrenamientos de Instagram las @gemelas_pin, que están ‘cañonas’. Los combino con los de @bootyshapemovement, con los que pongo mi retaguardia en forma de una manera divertida, y sesiones de cardio que voy encontrando por Youtube. Lo importante es sudar un poquito a diario para poner a tono las endorfinas. Y al acabar, una duchita en la que nunca falta el gel Eau de Sens de Diptyque, aroma que uso para perfumarme desde hace años. Y los días en los que no me toca lavarme la cabeza, un toque de champú en seco de Authentic Beauty Concept y ¡voilà!

Podéis leerme en las webs de Mujerhoy (os tocará adivinar cuál es mi pseudónimo) y Cosmopolitan.com, y en las revistas El País Semanal e InStyle. También podéis echar un vistazo a mi cuenta de Instagram, @lorenarobledoi, donde suelo subir lo que me viene en gana.

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