Hace un par de años, escribí un post titulado  Los Grands Crus de Lancôme, el lujo hecho perfume  en el que os contaba la historia de esta exquisita colección de perfumes. Hoy vuelvo a ella porque hay nuevas incorporaciones a la línea Maison Lancôme. Se trata de Les Eaux Grands Crus, tres nuevas aguas de perfume que os sorprenderán, y mucho, porque son interpretaciones diferentes e inesperadas de la frescura. No son aguas de perfume al uso. Son frescas pero embriagadoras, intensas y a la vez luminosas. Están llenas de contrastes y eso es lo que las hace únicas. La elaboración de las tres ha girado en torno a un mismo tema creativo: el arte del ensamblaje. Sus creadores han “ensamblado” dos formas distintas de un mismo ingrediente y en cada una de ellas se ha incorporado un toque (firma) gourmand.  Ambas, el ingrediente protagonista en dos versiones, y la firma gourmand están grabadas en cada frasco.  Las nuevas Eaux Grand Crus se llaman Oranges Bigarades, Iris Dragées y Santal Kardamon y han sido creadas, respectivamente, por Christophe Raynaud, Nathalie Lorson y Amandine Marie. ¿Las vemos?

Oranges Bigarades, de Christophe Raynaud es un floral cítrico en el que se hace una interpretación moderna de la naranja amarga. Para lograr ese toque de modernidad se han “ensamblado” dos esencias de naranja, una dulce y una amarga, con matices más verdes y ácidos. El resultado de esa alianza unido a las notas ahumadas del té negro de Ceilán, recogido a mano en las altas mesetas de Sri Lanka que aporta un contraste especial a tanta frescura, es espectacular.  La flor de azahar y el toque chispeante de la bergamota y la pimienta negra completan la fórmula de esta composición única.

Iris Dragées, de Nathalie Lorson une dos extracciones de Iris, resinoide (con un toque aterciopelado) y destilado (con tonalidades de cuero) en un ensamblaje caracterizado por su delicadeza. El toque gourmand de esta fragancia lo aporta la almendra confitada que junto con la vainilla envuelve las dos extracciones de Iris. Los pétalos de jazmín, la bergamota, la pimienta rosa, el anís, el haba tonka y una nube de almizcles blancos completan esta delicada y sorprendente fragancia.

Santal Kardamon, en este caso Amandine Marie quería encontrar una frescura untuosa, más oriental, y además buscaba hacerlo obviando las notas cítricas clásicas y partiendo de una especia asociada a una madera noble y adictiva. Lo logró combinando dos extracciones de sándalo. Por un lado sándalo destilado, refrescado con mandarina y pimienta rosa, y, por otro, con esencia de sándalo de Sri Lanka ensalzada por el absoluto de benjuí. La firma gourmand la pone el licor de cardamomo verde que da un toque chispeante a la combinación de maderas mientras que el punto floral lo incorpora la esencia de nerolí.  En el fondo de la fragancia reposan absoluto de yerba mate y notas caramelo del ron.

Los grabados que adornan sus frascos han sido realizados por el dúo de artistas y tatuadores de paredes Alex y Marine, y se han inspirado en los ingredientes que componen cada una de estas Eaux Grands Crus.

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