Le Blanc de Chanel

Fue uno de los primeros perfeccionadores de la piel que conocí y desde su creación, en 1985, se hizo imprescindible para muchas mujeres y maquilladores profesionales.  Se trata de una base universal que al aplicarla, como por arte de magia, aporta una gran luminosidad a la piel. Puede extenderse tanto con los dedos, así lo hago yo, como con pincel antes de aplicar el fondo de maquillaje o, si se prefiere se puede mezclar una gota de Le Blanc de Chanel con el maquillaje fluido. En ambos casos se consigue potenciar la luz en el rostro. También puede emplearse sobre la base para potenciar la luminosidad en las zonas que se desee o como corrector en las rojeces y las ojeras. Entre sus ingredientes encontramos extracto de hamamelis que reduce y atenúa el aspecto de los poros; polvos de silicio y mica de origen mineral que junto con el extracto de regaliz, proporcionan una tez sutilmente mate y uniforme. Además, su complejo hidratante aporta suavidad y, en conjunto, consigue que además de preparar, unificar, alisar e iluminar la piel desaparezcan los signos de fatiga.  Cuesta 42 € y se pone a la venta el 27 de agosto.

 

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