De lo que se llenarán nuestros armarios este verano, por CLARA I. BUEDO

Ya sé que cuesta pensar en verde cuando estamos a 5ºC, con las manoplas de borreguillo haciendo lo posible para que no nos terminen amputando las manos y la bufanda de lana dando veinte vueltas por el cuello, si es que a alguien todavía le queda, pero antes de que acabemos con las últimas existencias de invierno en las rebajas, ya habrá colgando de las perchas de las tiendas unas cuantas propuestas de lo nuevo que vendrá, la antesala de nuestro armario veraniego, que este año será bucólico y estará cargado de nostalgia para deleite de las más románticas.

Y aunque en mi carta a los “Reyes Majos” ya adelanté cuáles iban a ser las pautas de la nueva estación, vamos a meternos en faena, en términos taurinos, para aprovechar esos saldillos que aún quedan y hacernos con los básicos de primavera por menos dinero. ¿Qué aprovechar de las tendencias de invierno o hacerse con ellas en rebajas? Sin duda, unos buenos jeans, la prenda perfecta, versátil, atemporal, no conoce de estaciones ni de tiempos, ni de modas, imperecedera, auténtica… Este verano el denim —tejido original de los vaqueros— llenará todo de su emblemático azul, pero en infinidad de acabados, desde los desgastados, a los encerados o con toque ‘luxury’, desde camisas y chaquetas, a pantalones, vestidos, monos y hasta complementos. Aprovecha las rebajas para hacerte con los de tu marca preferida, o los que mejor sientan, pero a precios más asequibles.
Otro básico a atesorar: la chaqueta sastre de aire masculino o más casual con detalles militares, esa pieza incombustible que la próxima temporada se mantendrá para dar un toque canalla a los looks más naif o complementar los más guerreros. El estilo army sigue reversionándose, si pensabas que ya estaba extinto te equivocas, aún sigue dando sus últimos tiros y la próxima temporada tendrá un cariz más aventurero, no tan bélico… El pitillo continúa y comparte percha con los pantalones de aire setentero, de tiro largo o cinturilla alta y pata ancha, una hechura que ya empezamos a ver tímidamente este invierno gracias a las propuestas de la firma francesa Chloé.

¿Qué comprar para la nueva estación? Las grandes firmas, reseñas del retail y colosales manufacturas de la moda querrán que la próxima temporada primavera-verano llenemos todo de flores, de color, desde los claros y empolvados a los más dinámicos y neón, de flecos y detalles étnicos, ojo al dato porque se avecina una ola de “Tribal chic”,

ese aire femenino y glamuroso aderezado con elementos de otras culturas, desde la africana a la nipona, la turca, la andina o la hindú… ¡y la española!, que lunares y volantes, encajes y puntillas, también vienen, para recordar que España siempre tiene una oportunidad en la Historia para marcar tendencia.

Me encantan las propuestas de la firma Odd Molly porque recoge ese espíritu bohemio, multicultural además de llenarlo todo de flores y tonos pasteles, de flecos, y de otro de los ‘must have’ del verano: el crochet o ganchillo. Me quedo con el abrigo de la imagen que además de flecos, combina print y bordados de aire oriental, con mezcla de tejidos y texturas, y un color delicado perfecto para sintonizar con la nueva estación.

Este verano también recordaremos el gran trabajo del no menos añorado Yves Saint Laurent. Jugaremos con los colores y reinterpretaremos sus mezclas audaces: púrpura con naranja, azul con verde, rojo con fucsia…

El aire de Marrakech se respirará con caftanes y túnicas tan al gusto del gran couturier, la joyería antigua de raíces étnicas, la plata repujada, las grandes piedras semipreciosas… Recordaremos la Grecia clásica con sencillos y sensuales vestidos drapeados y piezas de bisutería como las de la marca española El Taller, que mezcla plata con turquesas, un guiño al Mediterráneo y el azul del cielo y el mar.

Y aquí termino, mientras tratamos de saldar cuentas con los ‘bajocero’ de los vientos racheados del noroeste que azotan la península, y me quedo recordando el sol que siempre baña a este afortunado país, tumbada en mi chaise longue que imagino como una hamaca sobre la blanca arena del Caribe donde me besa la suave bruma de su cristalino mar leyendo “La mujer que buceó dentro del corazón del mundo”, de Sabina Berman, mientras me dejo fluir, dejando que transcurra el tiempo hasta que llegue el día en el que pueda empezar a ponerme mis flecos…