Sí, como leéis. Parece que este formato de champú se hubiese inventado hace un par de años cuando la realidad es que lleva 35 años siendo el producto de culto de Lush.

Cuando se lanzó,  en 1987, revolucionó el mundo de la cosmética al evitar la fabricación de toneladas de plástico de un solo uso. Lo creó Mo Constantine, cofundadora de la marca, junto con el químico cosmético Stan Krysztal. Ambos estaban trabajando en un nuevo jabón en su laboratorio en Poole, (Inglaterra) y estaban haciendo pruebas con fideos de detergente sintético que parecían gusanos. La idea era prensarlo manualmente para poder darle la forma que quisieran. Mo sugirió cambiar los fideos sintéticos por algunas agujas de surfactante, consiguiendo así pastillas redondas perfectamente prensadas. Cuando Mark Constantine, tricólogo y cofundador de Lush, entró en el laboratorio y echó un vistazo al producto se dio cuenta de que lo que habían creado no era un jabón sino un nuevo y revolucionario producto: ¡Una barra de champú sólida!

Desde ese momento, hace más de tres décadas, hasta hoy no han parado de contribuir sensiblemente a la mejora del medio ambiente y es que se calcula que cada año se producen 120.000 millones de unidades de envases de cosméticos, la mayoría para ser usados solo una vez, y que solo se recicla entre el 9 y el 12% de los plásticos a nivel mundial, cifra que asciende al 25% en el caso de España. Al no necesitar envases, los champús sólidos evitan la fabricación de toneladas de plástico de un solo uso.

De hecho, desde 2015, Lush ha vendido 58 millones de champús sólidos. Esto ha hecho que 167 millones de botellas de plástico no hayan tenido que fabricarse, ahorrándole al planeta 4275 toneladas de plástico. Y también tiene su impacto en la reducción drástica de la huella de carbono, ya que un camión lleno de pastillas de champú sólido equivale a los mismos lavados que 15 camiones de producto líquido. Y si estas razones no te parecen suficientes para pasarte a este tipo de champús, desde Lush te animan con estas otras:

  • Mejor invertir en ingredientes que en envases: Muchas veces el envase de un producto supone el 40% o 50% de su precio. Lo que significa que eliminando este coste, el producto puede contener todavía mejores ingredientes. La idea de que en 2050 haya más plásticos que peces en el océano es razón más que suficiente para intentar vaciar el neceser de envases innecesarios.
  • Cuando los terminas no te quedas con un envase para tirar a la basura:  Mo Constantine defiende que lo que marca la diferencia es una buena fórmula: “Al final obtienes un buen precio por productos que funcionan y que no generan desperdicios”.
  • Son los mejores compañeros de viaje: Puedes viajar con ellos sin problemas en el aeropuerto o en tu mochila.
  • Están libres de conservantes sintéticos: Esto se debe a que tienen una fórmula y un equilibrio especiales que crean un entorno en el que se inhibe el crecimiento de las bacterias, minimizando su impacto en el medioambiente.

Actualmente  Lush cuenta con una gama de 10 champús sólidos diferentes para adaptarse a las necesidades de todo tipo de cabello: para cuello cabelludo sensible, para equilibrar el cabello graso, para aportar brillo, para nutrir cabellos secos, para aportar volumen,…

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