Ya no recuerdo los años que llevo yendo al restaurante Tragaluz de Barcelona, en Passatge de la Concepció. Quizás desde que abrieron, en el 92. No solo el ambiente, el servicio, la comida…  para mí es como estar en una segunda casa. Y además ahora está allí mi amigo Alex que es un máquina y ya las visitas son todavía mejores.

Durante mi reciente viaje a Barcelona, unos amigos me llevaron a Roig Robí, en  la calle Senéca, otro restaurante que me encantó y en el que pienso repetir  cada vez que vuelva a la ciudad. Delicia de comida. Servicio de primera. Y ese patio…Y esa sobremesa… Inolvidable día.

 

Besos a tutiplén

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