El mes pasado, durante mi paso por Barcelona, visité por primera vez el taller de joyería de Isabel Herrera ubicado en un antiguo lavadero del centro de la ciudad. Una visita que ambas nos teníamos prometida desde que nos conocimos hace un tiempo en Madrid.

Las joyas de Isabel Herrera me cautivaron desde el primer momento, no sólo por su originalidad y belleza, sino por el valor emocional y simbólico implícito en cada una de ella. Todas únicas, diseñadas y realizadas a mano, por esta artista multifacética que impregna su trabajo de pasión mientras sus martillos, herramientas favoritas de Isabel, graban símbolos y palabras llenas de significado que elevan la joya a un nivel íntimo y personal para quien está destinada.

 

Entre sus creaciones, trabajadas en oro, plata, hierro o cobre, descubres desde piezas de exquisita simpleza, pequeñas y ligeras, pero cargadas de profundo significado, como su serie de colgantes “La Palabra Como Amuleto”, pasando por otras, más atrevidas y voluptuosas, como sus distintivos anillos inspirados en el mar, hasta objetos de uso cotidiano, como copas o cubiertos antiguos, que, intervenidos por sus manos, son transformados en verdaderas piezas de joyería.

Entrar en “El Lavadero” (nombre de su taller), es sumergirse en el mundo de Isabel Herrera, un lugar lleno de tesoros y curiosidades, donde el arte se siente, se palpa y se respira.

 Sin lugar a dudas, una visita en la que además de sentirte siempre bienvenida, o bienvenido,  seguramente encontrarás “esa joya” que buscas.

 

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