La Madre Tierra tiene un día internacional, hoy 22 de abril. Las autoridades mundiales parecen así tranquilizar sus conciencias ambientales. Hala, le dedicamos 24 horas al planeta y con ello mitigamos el daño constante que le causamos. El cambio climático es una evidencia tan potente que solo las gentes sin escrúpulos, y más pendientes de sus cuentas corrientes que del bien de todos, los ignorantes o los estúpidos (que desgraciadamente los hay y con poder casi infinito como Donald Trump), caen en el negacionismo, como si mirar hacia otro lado fuera a evitar un mal que acabará por afectarnos a todos, incluso a los que se creen a salvo por tener medios económicos. Medio mundo se llevó las manos a la cabeza ¡Oh my god! observando atónitos como Notre Dame se consumía entre llamas. Rezos y llantos por la pérdida de una gran joya arquitectónica.

En 24 horas se habían recaudado casi 1.000 millones de euros y el gobierno francés prometió (sin tener muy claro cómo lo va a hacer) que el templo resurgiría de sus cenizas en tan solo un lustro y estaría de nuevo impecable para 2024. No lo critico, al contrario, soy partidaria de conservar todo tipo de patrimonio: el cultural, el inmaterial y, por supuesto, el natural, el que nos ofrece el planeta de manera generosa y gratuita. De ahí que aplauda desde aquí las palabras de Greta Thunberg, la pequeña activista sueca contra el cambio climático, que el pasado 16 de abril en un breve discurso en el Parlamento Europeo, recordó a todos los políticos que esperaba que pronto se reconstruyera la emblemática catedral, que gracias a sus sólidos cimientos y al esfuerzo de todos sería posible, pero que el planeta se derrumbaba a diario (incendios, sequías, emisiones de gases contaminantes, talas salvajes de árboles,…) y si no actuamos con contundencia no habrá marcha atrás, ni reconstrucción posible. Un zasca en toda la conciencia de los políticos que deberían estar salvando la casa de todos con ahínco y al unísono, que no es incompatible con ninguna conciencia.

¿Y los demás, nos cruzamos de brazos? Está claro que los jóvenes, esos mismos que algunos tildan de consentidos, poco esforzados o pasotas, son lo que nos están dando una lección de madurez saliendo a la calle cada viernes exigiendo medidas ya. Quieren un futuro, no solo económico, social o laboral, quieren un mañana con árboles, agua para todos, mares sin plásticos, selvas con orangutanes, cascos polares intactos, ambiente respirable…. Quieren una Madre Tierra sana que los cobije. Yo también. Y seguro que cualquier persona de buena fe se acopla a la idea. Además de aplaudir cualquier medida que cimiente un cambio de conciencia ambiental y se traduzca en compromisos globales, creo que cada uno de nosotros podemos hacer pequeños gestos por apuntalar el planeta hasta que consigamos restaurarlo. Y como hablamos de belleza, salud y bienestar, me voy a ceñir a unos cuantos gestos que podemos poner en práctica sin salir, como aquel que dice, de nuestro cuarto de baño.

1- Reciclando correctamente todos los envases de cremas, geles, pasta de dientes, lociones. Recuerda: el plástico al contenedor amarillo, el vidrio al verde y el cartonaje al azul. Y cuando digo todo, es todo, incluso el celofán que envuelve algunos packagings, que debes tirar al amarillo. ¿Qué existe un negocio tras el mundo del reciclaje? Sí, pero no por ello debemos de caer en la desidia de hacer un totum revolutum. Simplemente habrá que seguir presionando conciencias para que en España se imponga un sistema más sostenible de recogida y gestión de residuos, que entre otras cosas premie el reciclaje y la reutilización (que a uno le paguen por devolver el casco, como cuando los de mi generación, haya por los 70, éramos pequeños)

2- Evitar el uso de toallitas húmedas. Tengan la función que tengan, se han convertido en un problema de enormes proporciones medio ambientales porque las tiramos descuidadamente al WC y atascan colectores y depuradoras (ver post Toallitas húmedas, las cloacas de la belleza). Si las usas, tíralas a la papelera, junto con los algodones o  los restos de cabellos.

3- Sí a la cosmética orgánica y supraorgánica y bio, no solo porque sus ingredientes son naturales y cultivados de manera sostenible, sino porque están libres de sustancias que contaminan el organismo, los famosos disruptores hormonales, que se ha comprobado científicamente que pueden incidir negativamente en la fertilidad, la aparición de cánceres o pieles atópicas y reactivas. Además de que los principios activos sean eco y bio, hay otro dato que pocas veces se tiene en cuenta, pero que cada vez empuja con más fuerza, es lo que el traslado de dichos principios activos desde su lugar de origen hasta las fábricas y de allí a los distribuidores supone de contaminación medioambiental. La cosmética de km 0 comienza a ser un valor perseguido por las conciencias más verdes. Lo cierto, es que grandes multinacionales, como L’Oréal, se están concienciando del problema y se esfuerzan por contaminar lo menos posible.

4- No a los tampones y compresas contaminantes. Cien mil millones de tampones y de compresas son desechados cada año en todo el mundo, acabando, en el mejor de los casos, en el vertedero. Los materiales con los que están fabricados estos productos afectan gravemente al ecosistema. En concreto, los tampones están hechos de algodón blanqueado o rayón, pudiendo contener dioxinas (compuestos químicos que se producen a partir de procesos de combustión que implican al cloro), fragancias, fibras y pesticidas. Estos compuestos, poco seguros para la salud, son los responsables de que los tampones tarden en biodegradarse seis meses. Si estos tienen aplicador, el proceso se ralentiza, llegando a tardar en desaparecer del planeta cientos de años. Por su parte, las compresas, hechas en su mayoría en un 90% de plástico, tardan 300 años en desaparecer.  No es cuestión de volver “al pañito” de nuestras abuelas, pero ahora existen las copas menstruales realizadas con silicona médica y con una vida de 10 años, que son cómodas, seguras y ofrecen varios modelos para adecuarse a todas las necesidades, como las de la Intimina, que tienen copas plegables o para adolescentes desde 25€. Imagina lo que te ahorras y le ahorras al planeta

5- Usa el agua con conciencia. En la ducha, no tengas el grifo abierto mientras te enjabonas el cabello o esperas a que haga efecto la mascarilla. Frente al lavabo, no dejes que corra alegremente el agua mientas te cepillas los dientes. Son litros desperdiciados.

Y un epílogo: cuidarse no tiene porqué ser sinónimo de frivolidad, ni de derroche. La belleza se viste de verde, como mi corazón, en honor al planeta, como un pilar más para proteger a la Madre Tierra

2 Comentarios

  • angeles
    Posted 22 April, 2019 1:37 pm 0Likes

    No es por presumir pero voy por libro.

  • M Angeles Guerra Rodriguez
    Posted 22 April, 2019 9:30 pm 0Likes

    Desde luego que está en nuestras manos
    Besitos

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