Filosofía olfativa

Aseguraban los grandes pensadores de la antigua Grecia que la naturaleza se componía de cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire. Lo que estos filósofos no se podían imaginar es que, muchos siglos después y tras pasar por los modernos alambiques de destilación y extracción de olores, cada uno de ellos tendría su propia versión olfativa.

Seguro que Tales de Mileto, que fue quien propuso el agua como principio de todas las cosas, sería un adicto confeso a L’Eau d’Issey pour homme, de Issey Miyake (84 €/125 ml). Elaborado en 1994 por el gran Jacques Cavallier, este clásico de la perfumería moderna fue el máximo exponente de la nueva subfamilia de fragancias acuáticas que vivieron su momento de gloria a finales del milenio pasado. Su secreto reside en el calone, un ingrediente sintético de composición parecida a las feromonas producidas por ciertas algas y que aporta una nota muy reconocible de brisa marina.

Para Jenófanes de Colofón, la tierra era el elemento fundamental: todas las cosas empezaban y terminaban en ella. Por eso, en su neceser no podría faltar Terre d’Hermès Eau Intense Vétiver (111 €/100 ml), que intensifica y potencia los matices boscosos y amaderados de las raíces de vetiver de la fragancia original, creada en 2006 por el maestro perfumista, ya retirado para desconsuelo de sus muchos fans, Jean-Claude Ellena.

El fuego representaba para Heráclito de Éfeso el cambio continuo y la movilidad permanente de un mundo que está en constante proceso de nacimiento y destrucción. Estoy convencido de que “el Oscuro”, como lo llamaban sus contemporáneos, no se hubiera podido resistir a Eros Flame, de Versace (98 €/100 ml). Y es que esta eau de parfum intensa y muy masculina captura en una botella la llama eterna del amor verdadero a través de un juego de contrastes en el que se combinan notas frías, cálidas, dulces y especiadas. En definitiva, una composición tan ardiente que debería venderse con extintor incluido.

Por último, Anaxímenes de Mileto consideraba que el aire era la sustancia que dominaba y mantenía unido el cosmos. No sé si Eternity Air for Men, de Calvin Klein (69,90 €/100 ml) será capaz de tanto, pero la verdad es que su exclusivo “acorde de cielo” huele tan limpio y ligero como una mañana de primavera en el campo.