No deja de ser curioso que, en plena conquista digital del mañana, el pasado esté más presente que nunca. Cada estreno de temporada asistimos con total naturalidad al enésimo revival del buenrollismo hippy de los 60, la fiebre del sábado noche de los 70, los omnipresentes y locos 80 o la estética grunge de los 90 que, ahora mismo, es el colmo de la modernidad. El futuro nos provoca tanta incertidumbre que hemos mitificado el ayer y lo hemos convertido en sinónimo de la felicidad absoluta. En la última década, el mundo ha dado un giro de 180º y los cambios y los avances sociales y vitales se producen a tal velocidad que no tenemos tiempo de asimilarlos. Y claro, en medio de este desconcierto generalizado donde nadie sabe a qué carta quedarse, la nostalgia es el refugio ideal. Pero esto de que “cualquier tiempo pasado fue mejor” no es nada novedoso: el poeta Jorge Manrique ya lo sabía a finales del siglo XV.

La mezcla de estilos y conceptos en principio contrapuestos es la norma. De ahí que convivan en aparente armonía las barbas y los bigotes de nuestros abuelos con la depilación corporal, la masculinidad con el maquillaje, los radicales libres con los antioxidantes y la innovación con la tradición. Las nuevas tecnologías se visten con ropa vintage y el old school es más new que nunca. Por eso, no es de extrañar que marcas como Philips y Wilkinson regresen a sus orígenes y lancen al mercado sendas ediciones de sus herramientas más icónicas.

En 1939, Philips cambió para siempre las reglas del cuidado personal masculino con el lanzamiento de su primera afeitadora eléctrica, la mítica Philishave. Inspirándose en el funcionamiento de las dinamos de las bicicletas, el ingeniero Alexandre “Sacha” Horowitz ideó un sistema rotativo que fue una auténtica revolución. Con motivo del 80 aniversario de aquel hito, Philips presenta una caja conmemorativa (79,99 €) con un packaging retro que recupera el diseño, colores y acabados de los inicios de la marca.

Por su parte, Wilkinson presenta el pack Premium Collection (24,90 €) que incluye su clásica maquilla con mango de acero inoxidable y sistema de apertura de alas de mariposa (os sonará del neceser de vuestro padre), cinco hojas de doble filo, un jabón de afeitar que facilita el deslizamiento de la cuchilla y una brocha de cerdas finas que, además de generar más espuma, asegura la aplicación perfecta y uniforme del producto. No sé si a vosotros os pasa lo mismo, pero a mí, el futuro me recuerda sospechosamente al pasado.

1 Comentarios

  • angeles
    Posted 8 November, 2018 3:46 pm 0Likes

    Ya no hay nada que inventar pero de ahí a retroceder ….

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