Cuando empiezan a subir las temperaturas (algo que ya estábamos todos deseando) comienzan los problemas para millones de personas en el mundo, aquellas que padecen de una sudoración excesiva. Porque una cosa es sudar y otra padecer hiperhidrosis. Lo primero es completamente natural e incluso necesario. Nuestro cuerpo, para funcionar bien, necesita mantener una temperatura constante (37º) y para ello cuenta con un sistema de termoregulación (bajo el control del sistema nervioso) que cuando hace un calor excesivo enfría el cuerpo gracias al sudor producido por las glándulas sudoríparas, de las que tenemos entre 2 y 5 millones. Éstas se dividen en glándulas ecrinas   y apocrinas. Las primeras se encuentran en las manos, en los pies y en la cabeza. Se activan continuamente, sobre todo después de realizar algún esfuerzo físico y, al activarse, producen un sudor inodoro compuesto de agua y sales. Por su parte, las glándulas apocrinas presentes en las zonas genitales y en las axilas, también se activan bajo el efecto de las emociones (estrés, miedo, estimulación sexual…) y emiten un sudor compuesto por lípidos y proteínas que tampoco huele pero que al degradarse por las bacterias de la flora cutánea, sí produce mal olor.

Cuando este sistema funciona correctamente, el cuerpo emite entre medio litro y un litro de sudor al día, que puede aumentar hasta los 8 litros en caso de esfuerzos intensos o de situaciones de estrés. Pero hay personas a las que este sistema se les acelera provocando un desajuste de la transpiración que hace que puede llegar a sudar entre tres y cuatro veces más de lo normal. Eso es lo que se considera hiperhidrosis. En España hay casi un millón y medio de personas afectadas por este trastorno (aproximadamente un 3% de la población) y, aunque a algunos les cueste creerlo, esta alteración repercute negativamente en su calidad de vida: además de lo molesto que puede ser dar la mano a otra persona, poner un mensaje en el móvil, escribir en el ordenador o ver como la ropa se empapa de sudor continuamente. Además, también son más sensibles a afecciones dermatológicas como el pie de atleta o las micosis (aparición de hongos). Esta sudoración excesiva es evidente sobre todo en axilas, palmas de las manos y los pies.

Existen distintos tratamientos dermatológicos para tratar este problema (iontoforesis, toxina botulínica o anticolinérgicos orales, entre otros). Aunque no todos están indicados en todos los casos ni para las distintas zonas del cuerpo, en ocasiones pueden ser caros y temporales y algunos pueden ser molestos o tener efectos secundarios. Lo mejor  es consultar al médico para ver cuál es el que mejor se adapta a nuestro problema.

En este campo, Ducray cuenta con la línea Hidrosis Control, con unos productos fáciles de utilizar, accesibles para todos y para utilizar en axilas, manos y pies. Para las primeras cuenta con un antitranspirante en roll-on que se aplica por la mañana, tras la ducha con la piel limpia y seca. Se seca rápidamente, no es pegajoso y permite vestirse inmediatamente porque no mancha. No tiene perfume, ni alcohol y según  sus estudios tras tres días de aplicación se disminuye la transpiración en un 35%. Y, lo mejor, es que asegura 48 horas de eficacia. Su precio (10,30€). Por otro lado, cuenta con una crema antitranspirante de manos y pies (11€) que, a las cuatro horas de la primera aplicación, reduce la sudoración a la mitad. Basta con una aplicación al día y sus efectos se mantienen durante 5 días.

3 Comentarios

  • angeles
    Posted 29 May, 2018 9:46 am 0Likes

    Tengo suerte porque no soy de mucho sudar, sólo cuando hago deporte.

  • estefanm
    Posted 5 June, 2018 1:02 pm 0Likes

    Interesante producto,la hidrosis puede ser un problema social grave.

  • Guadalupe
    Posted 8 November, 2019 5:54 am 0Likes

    Alguno lo probó? Saben si resulta?

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