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No he estado nunca en Tailandia, y mira que me gustaría, pero gracias a mi profesión he podido trasladarme aunque no física, sí sensorialmente a dicho país. A través de su gastronomía en numerosas ocasiones pero sobre todo a través de sus rituales de masaje. Así que al menos conozco algo de allí. La última vez que me sumergí en el mundo thai fue hace unas semanas y lo hice en pleno centro de Madrid, en el hotel Gran Meliá Palacio de los Duques. Un verdadero descubrimiento. El hotel se levanta en el lugar que ocupaban en el siglo XIX el convento de Santo Domingo y el palacio de los Duques de Granada  de Ega y Villahermosa, coleccionistas  de  arte  y  grandes admiradores de Velázquez. Por eso en el hotel se encuentran muchas  referencias a  la  obra del autor de Las Meninas.   

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Fui un jueves, es el día de la semana que tengo radio y que más madrugo así que no os podéis imaginar que bien me sentó tumbarme en la camilla y dejar que la terapeuta tailandesa me “masajeara” durante ¡dos horas! Una pasada. Al entrar en el Thai Room Wellnes, que es como se llama el spa de este hotel, te olvidas completamente de que estás en el Madrid de los Austrias, y te crees, o al menos yo lo hice, que has viajado hasta el sudeste asiático.

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Mires donde mires encuentras detalles que te hacen más fácil ese “viaje”: lacas birmanas, antigüedades chinas, objetos de arte tibetanos, exóticos aromas llegados de todos los rincones de Asia… todo invita a dejarte llevar, a relajar tanto el cuerpo como la mente y eso fue lo que hice. Tras el té de bienvenida y el clásico ritual del lavado de pies me tumbé en la camilla a disfrutar del protocolo de belleza bautizado como “El capricho de los duques” y que combina un masaje corporal y un facial. Vamos, de lo más completito.

ingredientes masaje thai room wellness

En ambos se emplean productos naturales como la naranja, la miel, el aceite de sésamo negro, el pepino fresco o los capullos de seda. Estos dos últimos, que se utilizan en el tratamiento facial, me parecieron los más sorprendentes. El primero, el pepino, porque me cubrieron todo el rostro con auténticas tiras de pepino casi congeladas que, tras la primera impresión (casi salto de la camilla de lo frías que estaban) me dejaron una sensación estupenda en la piel.

capullos de seda

En cuanto a los capullos de seda que, como podéis ver en la foto, son como una especie de dedales extraños, sirven para exfoliar el rostro. La terapeuta se los puso en los dedos y con ellos iba tecleando la piel. En total el tratamiento facial dura 30 minutos y sirve para relajar y tonificar los músculos de la cara. Por su parte, el corporal, 90 minutos, combina el masaje en seco con el masaje con aceite de sésamo negro.

masaje thai room wellnes

La intensidad de los amasamientos, acupresiones, estiramientos y demás técnicas del masaje la decides tú, porque es lo primero que te pregunta la terapeuta, yo opté por una intensidad media y me encantó. Salí nueva, relajada pero con energía. Una maravilla que tengo ganas de repetir. 

Thai Room SPA Spring 2009

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