La industria cosmética tiene una asombrosa capacidad de reacción. Cuando corrían tiempos de bonanza económica, la rutina diaria de belleza constaba de no menos de cuatro o cinco pasos. Pero en cuanto Lehman Brothers quebró allá por el 2008, las fórmulas multifunción, tipo BB Creams, conquistaron los lineales de las perfumerías a las primeras de cambio. El concepto todo-en-uno había llegado para quedarse.
Algo parecido sucede con el universo barba. Antes de que los hípsters nos invadieran a lomos de sus bicicletas vintage y sus huertos verticales, apenas existía un puñado de cosméticos para cuidar el vello facial. En cambio, desde que los hombres, y alguna que otra folclórica, hemos apostado por dejarnos crecer las barbas, bigotes, moscas y perillas, el mercado se ha llenado de champús, bálsamos y fijadores específicos para este menester.
Por eso, ahora tenemos a nuestra disposición mil y una opciones, desde la alta gama al gran consumo, para adecentar nuestras barbuzas. Así, David Mallett, uno de los mejores peluqueros del mundo, ha desarrollado Beard Balm (25 €), su primer producto exclusivo for men. Este bálsamo acondicionador, que aporta suavidad, textura y volumen a la barba, puede utilizarse como tratamiento diario o como mascarilla intensiva. Por su parte, una veterana como Pinaud, con más de dos siglos de vida, cuenta con el 2-in-1 Beard Conditioner Clubman (14,30 €), que hidrata y suaviza tanto el cutis como el vello facial. Y no se quedan atrás las recién llegadas, como Shichi, una marca española con nombre japonés creada por la doctora Pilar Mateo. Alta tecnología y conciencia social al servicio de una cosmética tan eficaz como solidaria. Su Champú para barbas (14 €), formulado con biotina, keratina, aloe vera, aguas termales y colágeno, fortalece el vello, hidrata y aporta brillo y suavidad. Y así hasta que dentro de unos añitos los Clooney, Pitt y demás influencers decidan que ya es hora de volver a un estilo más aseadito, como gustaba de decir mi abuela.
