Recuerdo mi primer contacto con la informática. Con el hardware y el software. Para mí ya era complejo asimilar el concepto de mouse y mucho más que la flechita que veía en la pantalla dirigida por mi mano apuntase donde yo realmente quería apuntar… Conseguirlo me supuso un trauma. ¡Un insulto a mi inteligencia! Pero a la cuarta clase de informática, sin tener aún los conceptos básicos claros, me propuse ser hacker. Sí. A lo loco. Así soy yo. Me tomo todo muy a pecho. Pues lo mismo me ha pasado con Instagram. Pasé de no saber cómo poner los emoticonos (caritas, como dice mi madre) en los comentarios a volar entre imágenes que surgían de Oakland, Nevada o Nuevo México. Imágenes, conceptos, nuevas doctrinas. Otra dimensión de la belleza.
Mientras aquí seguimos estancados en quién será la digna sucesora de la CC Cream, allí crean las fórmulas cosméticas artesanales según rituales chamánicos, imbuidas por las elevadas vibraciones de la luna, de los astros y de las piedras preciosas. Tras la lectura del tarot, no vaya a ser que la salvia officinalis elegida como ingrediente principal no redondee la fórmula y dé al traste el último elixir para el chakra corona que está en proyecto. Hay que consultar al oráculo. Así se las gastan en California y aledaños. Y mientras absorbía información como una posesa leyendo y adentrándome en perfiles recónditos, una palabra se repetía en muchos de ellos: Fire Cider, Fire Cider, Fire Cider… Y no paraba de ver frascos de cristal repletos de capas y capas de ingredientes. Diferentes ingredientes. Todo tipo de ingredientes. ¿Fuego de sidra? Sé que mis traducciones literales nunca han dado muy buen resultado… Pero aquello tenía enjundia. Lo presentía.
Fire cider no es más que una receta de medicina popular, un legado nutricional, perfecto para el invierno, para cualquier época, para los resfriados, para cuando la inmunidad anda renqueando, cuando lo pillamos todo, incluso los chistes. Bajo este concepto no se esconde más que una nueva dimensión de los superalimentos. Sí, ellos, esos grandes aliados de la nutrición que tantas alegrías nos han dado en smoothies, zumos de presión en frío o nutricosmética puntera. Fire Cider no es más que la sabrosa combinación de ingredientes como el jengibre, la cúrcuma, hierbas frescas (tomillo, romero, albahaca…), cítricos, ajo, cebolla… Bañados en vinagre de manzana que se deja en maceración durante unas 7 semanas y el jugo resultante, rebosante de probióticos, prebióticos, enzimas y un sinfín de nutrientes, se puede utilizar como jarabe matutino para reforzar la salud, saborizante de ensaladas y otros platos e incluso vivificante del sabor de zumos de verduras. Sé que pronto vais a empezar a oír más sobre ello. Porque los alimentos fermentados, más ancestrales que el Tao, que el Ayurveda e incluso la escritura en papiro, se van a convertir en la última tendencia en belleza.
Yo descubrí las virtudes de los alimentos fermentados cuando entrevisté a una monje coreana experta en dieta templaria (en este momento yo me propuse ser la segunda experta en dieta templaria…), y me di cuenta del gran tesoro que es para nuestra salud, especialmente la digestiva. En Corea, la fermentación de los alimentos era fundamental porque suponía la única forma de tener determinadas frutas, verduras y raíces durante todo el año cuando los cultivos no eran prolijos. Pero pronto comprobaron las cualidades medicinales de esta fórmula de conservación de alimentos, especialmente para el sistema digestivo, pero fundamentalmente para la salud y la belleza en general. Hoy es uno de los pilares de la dieta coreana. Hay una máxima ayurvédica que dice algo así como que si no hay agni (fuego) digestivo, no hay salud. Y si no hay salud, no hay belleza… Muchas recetas incluyen unas cucharaditas de miel cruda orgánica para equilibrar el sabor. Es fácil hacerlo en casa (puedes encontrar muchas recetas en internet, por ejemplo http://mountainroseblog.com/fire-cider/) y el jugo resultante puede durar incluso más de un año. Aprovecha y mezcla ingredientes para embellecer la piel: la cúrcuma (antiinflamatoria, aclara la piel y trata el acné); la schizandra sinensis (astringente, reafirma y minimiza las arrugas); las bayas goji (antioxidantes, evitan el deterioro celular); las flores de hibisco (reafirmante y buenas aliadas del cabello); la rosa mosqueta (potente regenerador de los tejidos) o la bardana (purifica la piel y soluciona el acné). Si las últimas tendencias te han hecho fan incondicional de los superalimentos, que sepas que, si se fermentan, elevan el súper a mega. Que la fuerza te acompañe.
