Clásicos revisitados, por John Queras

Cada 365 días se lanzan al mercado una cantidad ingente de nuevas fragancias y solamente media docena consigue sobrevivir. El resto cae en el limbo olfativo, que es donde van a parar las esencias que no han funcionado como se esperaba. Vamos, que triunfar en este sector es más complicado que montar el armario Tyssedal de Ikea. Y si resistir una temporada es ya todo un logro, no te digo nada lo chungo que es cumplir 10 años a la venta, lo que equivale a convertirse en un clásico, que en perfumería es como ganar en el mismo mes la Champions, el Mundial y cantar un bingo especial del Canoe. Eso sí, una vez que han cumplido la mayoría de edad se convierten en los reyes del mambo y en torno a ellos se crean las sagas más exitosas. Así, la nueva Fahrenheit Cologne (93 €/125 ml) es una luminosa reinterpretación del clásico de 1988. Fresca y cálida a la vez, François Demachy, el perfumista creador de Dior, ha introducido notas acuosas y ha dejado en un reconfortante susurro los poderosos acordes especiados del original. El resultado es una composición elegante, discreta y con mucho temperamento.

Por su parte, Kenzo Homme celebra sus 25 años sacando su lado más intenso con un eau de parfum (85 €/100 ml) que hará las delicias de los espíritus más libres. Se han respetado los acordes marinos y la madera de sándalo presentes en el eau de toilette clásico, pero con el toque fresco que aportan la menta y el cardamomo. Además, la nota de vainilla al final le da un puntito muy carnal.

Y hoy nos despedimos con la nueva versión de For Him que, aunque todavía le falta un año para ascender al olimpo de los clásicos (se lanzó en 2007), estoy seguro de que lo conseguirá sin despeinarse. Bleu Noir (77 €/100 ml) es lo último del diseñador Narciso Rodriguez y, como no podía ser de otra manera, el almizcle es la estrella principal. Pero esta vez se rodea de notas verdes, especias (como la nuez moscada) y seductoras maderas, como el ébano o el vetiver negro. Una creación muy limpia y moderna, con mucha profundidad y que, con el paso de las horas, evoluciona maravillosamente bien. Por cierto, ¿alguien tiene una llave Allen a mano? Es que estoy a puntito de descubrir dónde van las bisagras del Tyssedal.