perfumes masculinos

Aunque soy un verdadero groupie de la perfumería reconozco que lo que es a mí, los olores no me transportan a ninguna parte. No sé si es que mi sentido del olfato no llegó a desarrollarse del todo (como le ha pasado a mi barba) o simplemente que lo perdí por el camino, como le ocurrió al escritor y guionista mexicano Guillermo Arriaga tras una pelea callejera en plena adolescencia. Y es que cuando acudo a presentaciones y catas de fragancias compruebo maravillado cómo la gente aspira de un frasquito la esencia de absoluto de jazmín o una nota de cuero, cierra los ojos e inmediatamente emprende un viaje interior para el que no se necesita pasaporte. “Me recuerda al jardín de mi abuela” o “huele igual que el arcón que mi padre guardaba en el desván”. Y claro, contra esto no se puede competir. Y yo me quedo callado en un discreto segundo plano porque lo único que puedo aportar a esta experiencia olfativa-mística es un simple “me gusta” o “no me gusta”. A veces pienso que en el mundo de la perfumería hay mucho traje nuevo del emperador (al igual que en otros tantos sectores, como la moda, la ginebra, el cine de autor o el Real Madrid) y que un buen día un inocente niño le dirá al rey que va en pelotas. Pero en otras ocasiones creo que la culpa es mía y que no soy de capaz de asimilar la cantidad de información que una fragancia bien construida puede trasmitir. Y, si os digo la verdad, me da igual. No me interesa quién es la imagen de qué marca, si el frasco lo ha diseñado un arquitecto de fama mundial o si la última campaña de publicidad ya se ha hecho viral en internet. Llamadme ignorante si queréis, pero a mí lo que de verdad me gusta de un perfume es que me huela bien. Como por ejemplo, estos tres:

L’Eau d’Issey pour Homme Oceanic Expedition, de Issey Miyake. El gran Alberto Morillas le da un giro muy fresco al clásico de 1994. De construcción sencilla pero efectiva, forma parte de la trilogía de ediciones limitadas Expeditions. Cuesta: 78 € / 125 ml.

Issey Miyake

The Excelsior Bouquet, de Atkinsons. Inspirada en el primer vuelo sin escalas sobre el Atlántico que realizaron los ingleses John William Alcock y Arthur Whitten Brown, allá por 1919, es puro carácter british: elegante hasta decir basta y con un fino toque de humor. Cuesta: 130 € / 100 ml.

The Excelsior Bouquet Arkinsons

Moaï, de La Maison de la Vanille. Directamente de La Provenza francesa se presenta en sociedad esta eau de parfum que combina la frescura cítrica con la calidez de la vainilla. Arriesgada y muy personal, no es para todos los públicos. Tímidos, abstenerse. Cuesta: 79 € / 100 ml. En bomonde.es Moai

1 Comentarios

  • Iuliana Andreea Munteanu
    Posted 26 March, 2015 11:54 pm 0Likes

    Me encantan los perfumes, un post genial!

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