Vistas hotel Mariana
Vistas desde mi habitación en el Hotel Mariana

A mí la nieve me tira, me inspira, me viene de serie lo de lanzarme ladera abajo sobre los esquíes, oír ese shisss, shiss cada vez que hago un giro es uno de los compases que más me pone; eso y sentirme ligera como un halcón, no llego a volar, pero casi. Sí, lo de esquiar es una adicción que me genera tantas endorfinas que no resisto la tentación, invierno tras invierno, de fugarme unos días, en plena temporada baja que sale más apañado y con la única compañía de mi  misma, a disfrutar de mi vicio blanco. Soy una privilegiada, una sibarita del calendario, pero alguna compensación tiene que tener eso de ser autónoma y no tener ni horario ni nómina fija. Llevo ya dos años saliendo de Madrid en mitad de un temporal de frío, viento, nieve y con mi madre, que para eso están las madres, de los nervios pensando que me va a pasar algo, diciéndome qué a dónde narices voy yo sola por esas carreteras, que si voy a a tener que poner las cadenas, que si me voy a encontrar hielo… El año pasado, me salvé por los pelos, pero éste me han pillado de pleno los augurios maternos. A 12 kilómetros de mi destino, el Hotel Mariana (www.hotelmariana.es  ) en Tramacastilla de Tena, me quedé clavadita en mitad de la carretera, de noche, con -3 grados y nevando a todo trapo. Ni un alma se paró a socorrerme, mi única esperanza era una lucecita azul un kilómetro más arriba que indicaba que la Guardia Civil de Tráfico estaba poniendo un poco de orden entre los varios vehículos que, como yo, se habían atascado y atravesado en la calzada. Con más frío que pecas pueblan mi piel y las manos crionizadas, logré poner unas cadenas de esas de funda, (lo de colocar las convencionales ni me lo plantee porque son complicadísimas de instalar y además no veía más allá de mis narices) y conseguí llegar hasta las autoridades, a las que en esta ocasión bendije. Me retuvieron hasta que pasaron los quitanieves, benditas máquinas también, y con las uñas negras, los pantalones chorreando y la música a todo volumen para no pensar en el camino, aparqué frente al  hotel, que también bendije. Y aquí empecé a practicar mi particular sky-wellness.

carretera Formigal

Primero, un par de copas de Viñas del Vero rosado (otro de mis vicios); después, una cenita rica, rica, porque en el Mariana se come de muerte, en compañía de un equipo de TVE de España Directo, que se había quedado tirado y que Toño, el dueño del hotel, tuvo que ir a rescatar. Se suponía que iban a retransmitir desde este pueblecito de montaña cómo se vive un temporal y lo vivieron en sus carnes, muy en directo, eso sí.

Hotel Mariana
Hotel Mariana

Y a dormir, pensando que al día siguiente lo de subir a pistas iba a estar complicado por lo de la alerta amarilla y el mal tiempo. Pero no, los meteorólogos no acertaron y amaneció un día de escándalo, soleado y con una nieve que rayaba en la perfección. Tras enfundarme mis mallas y camiseta térmicas, que soy muy friolera y auguraban en pistas -7 grados en las cotas altas, y revestirme con varias capas más de pies a cabeza, me embadurne la cara primero con Phloretin CF Gel de Skin Ceuticals, que es sabido, y si no lo cuento, que es un gran fórmula antioxidante y lo mejor que hay para completar la protección solar son los principios activos antioxidantes; después, me apliqué una capa casi impenetrable  de Sunfitness 50 de Biotherm.

itziar esquiando

Bajé y subí, subí y bajé sin hacer una sola cola, me recorrí los cinco valles que conforman el dominio esquiable de Formigal. En tres horas estaba con las rodillas hechas papilla (mira que me lo dice Gabi, mi entrenador personal, ‘ten cuidado con las rodillas’), y decidí retirarme a mis aposentos, quitarme las botas (¡qué placer, por dios¡) y comenzar mi toilette apresky. Me preparé un baño con el aceite bio de ginger lime de Primavera y conseguí eliminar todo rastro de grasa de mis uñas, que sin cepillo de las mismas fue harto complicado, y restaurar un poco mis huesos y músculos. También me embadurné de arriba abajo con el aceite corporal de The Lab Room y domestiqué como pude mi melena con la Bruma Refrescante de Peinado de Shu Uemura, que desenreda, abrillanta y da esplendor, porque el pelo esquiando se me pone hecho unos zorros.

lab room, skinceutucals y shu uemura

Cierto que mi wellness casero es un gozo, pero el auténtico placer para cualquier esquiador es que después de una jornada de nieve unas manos diestras te den un masaje de cuerpo entero. A mí me lo dio Lorena Jaime, la directora de Spaxión by Asetra, un Spa de lujo ubicado en el hotel  (www.hghoteles.com) del mismo Formigal  y con unas vistas propias de una postal desde cualquiera de sus habitaciones. Sin duda el mejor situado de la estación. Tienen todo tipo de rituales faciales, corporales y masajes terapéuticos, hasta de pies y manos, pero yo me decidí por Aromático Energy. Casi levito, los movimientos rítmicos y relajantes, con la presión adecuada, de las manos de Lorena me teletransportaron al Nirvana. Ni un solo músculo de mi persona se quedó sin su dosis, incluyendo el cuero cabelludo y el rostro. Merece la pena pagar los 60€.

Hotel HG Alto Aragón
Hotel HG Alto Aragón

El hotel guarda muchas otros tesoros para practicar el skywellness en toda su extensión. Su director, Sergio de la Serna, muy zen-zacional él por cierto, me explicó que además del consabido traslado a pistas particular, muy de agradecer para no tener que andar aparcando y que te dejen a pie de pista a la hora que a uno le de la gana, disponen de una tienda y alquiler de material en el mismo hall, un chollo para todo aquel que tenga que completar en todo o en parte su equipación sin esperar las colas que suele haber en los establecimientos habituales y a precios muy competitivos; además de un SPA con la zona de aguas de acceso libre y, esto es lo mejor para los que se mueven con tribu menor de edad, un club de actividades infantiles gratuito regido por Katia, que también es monitora de esquí por las mañanas, en el que entretienen a los niños desde las 16.00 hasta las 20.00 horas. Mis hijos ya van por libre, pero yo hubiera pagado en mi momento por liberarme de ellos ‘un ratito’. ¿Caro? No, porque hacen packs y ofertas, fuera de las fechas claves, que merecen la pena. Solo hay que husmear en la página web para comprobarlo. Tendré que volver para disfrutarlo, aunque me cuesta cambiar mi Hotel Mariana, mucho más de montaña y familiar, en el que estoy como en el salón de casa, donde la relación calidad-precio es inmejorable (45€ por persona el alojamiento y media pensión) y en cuyas habitaciones requeteequipadas con TV, baño y Wifi, más que atrapada me siento liberada.

1 Comentarios

  • sara
    Posted 5 February, 2014 5:52 pm 0Likes

    Me ha gustado mucho….se nota que te gusta venir al valle de tena y para nosotros,es un placer contar con tu compañia..Aprovechas al maximo tus estancias y da igual el tiempo que haga…porque sacas tiempo para recorrerte toda la zona,en busca de nuevas experiencias…..Muchos besos y esperamos verte de nuevo por Tramacastilla de Tena….

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