Cada vez que alguien dice proactivo, emblemático, sinergia o icónico un ángel cae del cielo. A plomo. Vive el pobre querubín tan tranquilo, saltando de nube en nube, ajeno a lo que se le viene encima, cuando, sin previo aviso, una fuerza invisible tira de él hacia abajo y lo expulsa de su paraíso celeste. Se precipita entonces al vacío como un Felix Baumgartner sin paracaídas y, casi sin hacer ruido, se desvanece al impactar contra el asfalto. Eso significa que algún pez gordo del marketing o un community manager con diplomatura online están presentando alguna novedad cosmética. Porque no importa de qué producto se trate: unas toallitas desmaquillantes, un champú anticaspa, un contorno de ojos, un protector solar… Todos comparten las mismas características: son emblemáticos e icónicos y sus ingredientes actúan en sinergia. Y claro, como los beautywarriors acudimos a unas tres presentaciones diarias, acabamos la jornada empachados de proactividad y otros palabros tan grandilocuentes como vanos. En estos eventos, suelo sentarme en una silla de las del fondo, con mi bloc de anillas y mi boli Bic cristal que escribe normal, atento para tomar nota de las bondades del producto en cuestión. Entonces, los responsables de las marcas empiezan con su estudiada charla de palabrería banal y así se tiran hora y media. A mí me recuerdan al falso intérprete del lenguaje de signos del funeral de Mandela. Vamos, que los veo mover los labios, pero no entiendo nada de lo que dicen. Y me voy con el cuaderno en blanco.
En temas capilares, las mechas californianas han sido, sin duda alguna, las más cansinas del año. ¡Qué veranito nos han dado! Que si sutiles, que si degradadas, que si contrastadas. Y es que cuando todo el mundo sigue una determinada tendencia, esta se vuelve aburrida y muere de éxito. Les ha pasado lo mismo que al Mercado de Motores que se organiza el segundo fin de semana de cada mes en el Museo del Ferrocarril de Madrid. Los tres primeras veces fue una maravilla, pero ahora tienes que hacer cola para poder entrar. Y esperar dos horas para darte una vuelta por sus puestos va en contra del propio espíritu del mercadillo. Moraleja: cuando la moda llega a la calle se convierte en uniforme.
Las pieles sensibles han sido otro de los protagonistas pelmas de las temporada. Resulta que ahora todo el mundo tiene la piel sensible. Lo curioso es que no es una afección dermatológica, sino un término marketiniano que engloba varias patologías distintas: rosácea, dermatitis atópica, escozor, intolerancias varias… O sea, que nos han estado dando la tabarra todo el año para solucionar un problema cutáneo creado por un astuto equipo de marketing. De traca.
Y no quiero terminar mi último post del año sin hacer una mención especial al aceite de argán, que es la Kate Moss de los ingredientes activos. Es decir, que está hasta en la sopa. Utilizado por el pueblo bereber desde hace siglos y descubierto hace poco en Europa, no hay cosmético que se precie que no lo incluya en su formulación. ¡Por Dior, denle un respiro al sufrido árbol!
Antes de descansar hasta el año próximo, dos recomendaciones de la cosmética que se avecina:
-En enero, la renovada Collezione Barbiere, de Acqua di Parma. Toda la gama de afeitado ha sido reformulada con altas concentraciones de ácido hialurónico, por lo que, además de hidratar, la piel se rellena, reduciendo las arrugas y los pliegues cutáneos y, por ende, la fricción de la cuchilla. Una verdadera maravilla.
-En febrero, la esperadísima línea de skincare de Tom Ford. El diseñador texano es, de lejos, el que mejor ha sabido entender al hombre del siglo XXI y seguro que su está a la altura de las expectativas. Ya os contaré.
Y recordad, si queréis ser iconos emblemáticos en 2014, tenéis que darle a la proactividad, sin olvidar las sinergias. ¡Hala, otra bandada de ángeles que cae fulminada!
1 Comentarios
Inés
FELIZ NAVIDAD!!