Cuando una mujer toma la decisión de realizarse una cirugía mamaria para mejorar su aspecto el resultado no siempre es afortunado y, cuando eso ocurre, resulta muy traumático porque no hablamos sólo de daño estético, sino también psicológico. La paciente no siempre es consciente de que la cirugía mamaria es una de las intervenciones que presentan más complicaciones, debido a que es la que más se realiza, además, en el mismo acto quirúrgico va asociado, en la mayoría de los casos, el implante de una prótesis y esto tiene como complicación la contractura capsular. Afortunadamente, en la mayoría de los casos, se soluciona con una cirugía secundaria de mama o mamoplastia secundaria. Pero, ¿A qué nos referimos cuando hablamos de mamoplastia secundaria?
A un acto quirúrgico que realizamos tras una cirugía de mamas bien por aumento o disminución de volumen, bien por reconstrucción tras una patología o bien por cualquier tipo de intervención de mama que no ha conseguido alcanzar las expectativas de la paciente o ha tenido alguna complicación inherente al acto quirúrgico. Los casos más comunes en los que está indicada una mamoplastia secundaria de reparación son:
– Errores de diseño o error en la técnica como puede ser el caso de la sinmastia o la falta de simetría en tras una reducción mamaria o mastopexia. En estos casos, podemos decir que el cirujano tiene una responsabilidad directa.
– Ausencia de estética cuando no se ha conseguido naturalidad por un volumen excesivo.
– Contractura capsular por la que se produce un endurecimiento de la mama deformando los implantes y pudiendo llegar a ser muy doloroso.
– Deterioro de las prótesis por un traumatismo o por envejecimiento.
Tras 20 años de experiencia y un profundo estudio sobre este tema, el equipo del doctor Fernández Blanco está especializado en el tratamiento de este tipo de patología consiguiendo un alto grado de satisfacción.
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