¿A nadie le ha pasado? ¿Querer capturar la esencia de una persona, un lugar o una cosa, para poder transportar esas gotas y evocar el aroma en cualquier momento y lugar? Quizás no parezca tan descabellada la hazaña de Grenouille (“El Perfume”, Patrick Suskind) por muy macabra que sea la historia que nos la cuenta, ese afán por querer aprehender la esencia carnal de doncellas jóvenes, el elixir más poderoso jamás inventado… Estamos tan acostumbrados al vacío y silencio de las fragancias de gran consumo que las creaciones artísticas, también llamadas ‘nicho’, silenciosamente se están ganado a pulso el corazón de los más insatisfechos por lo mucho que cuentan. 


Y es que la versatilidad que ofrece la materia prima natural –la más utilizada en la perfumería de autor– a la hora de crear e inspirar, consigue hacer posible el milagro: bálsamos que te transportan a la campiña inglesa con una sola inhalación, extractos capaces de hacerte cambiar de humor cuando se funden en la piel, fórmulas alquímicas que transforman los sentimientos… Pura magia.

En la pasada edición de Pitti Fragranze (www.pittimmagine.com) descubrí Odeur de Sainteté, unas fragancias que intentan conectar con lo sagrado. Me llamaron la atención aquellos viales rojos de perfume que parecían robados de una botica antigua. La decoración era sobria, pero atrayente al mismo tiempo. Como si esos viales por sí solos contuviesen la esencia de la atracción. No podía parar de mirarlos. Desde entonces me pregunté, ¿cómo se puede oler a santidad? Yo, que siempre tiendo a las notas más calientes e hipnóticas… 

Y me dio por investigar todas esas creaciones que han buscado como fuente de inspiración lo santo. Quizás por esa necesidad de pulcritud, de purificación, de purgar nuestros pecados. Pienso en la santidad y recupero de mi memoria olfativa las resinas e inciensos de las ceremonias religiosas, las flores que decoran los altares, la frialdad del metal de las imágenes, de la piedra, del mármol… Del respeto. De pronto es como si todo lo que se cruzaba por mi camino tuviese relación con la santidad. 


Allí también descubrí Peccato Originale, una colección de fragancias inspiradas en la farmacia antigua, recetas curativas que han ido pasando de generación en generación revisitadas y reemplazadas por modernas preparaciones. Perfumes que recuperan los momentos más importantes de nuestras vidas, que sacan a la superficie nuestras emociones y las vibraciones de nuestros corazones, como un espejo en el que se refleja nuestro ser más profundo. Casi como un medicamento, estas fragancias pretenden convertirse en el soporte emocional de nuestro día a día. ¿Imagináis cuál elegí?

Luego me topé con Les Liquides Imaginaires y sus tres antídotos: Sancti, Fortis y Tumultu, tres pociones que simbolizan el bien y el mal, lo sagrado y lo demoniaco… dicen que Sancti es como el agua bendita con grandes virtudes curativas y Tumultu te incita a la desnudez, al erotismo y te invita al abandono en el más puro bienestar… yo no voy a dejar de investigar porque esto de luchar olfativamente entre el bien y el mal, lo sagrado y lo profano, lo divino y lo políticamente incorrecto es algo que está calando fuerte en mi presente y vete tú a saber las consecuencias que traerá para mi futuro. Pero no me preocupa, porque en los momentos de transición, siempre nos quedará Nenuco


1 Comentarios

  • Ines Rocha
    Posted 22 August, 2013 12:37 pm 0Likes

    Madre mía ,lo que se llega a discurrir para vender !!,
    Deseando estoy….que investigues mas!!!

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