1972 fue un año de lo más creativo y supuso un cambio de mentalidad en muchos aspectos. Por todo el mundo surgieron nuevos modos de ver la realidad, se abrieron puertas antes cerradas a cal y canto y se reinventaron casi todos los conceptos. Sin ir más lejos, que podría hacerlo, pero estoy muy a gusto aquí, frente a la pantalla del ordenador, aterrizó en Londres un David Bowie de pelo rojo fuego, engalanado con la piel de un extraterrestre andrógino de gracia Ziggy Stardust que, con la ayuda de unas arañas venidas de Marte, tejió una tela de semicorcheas glam que cambió para siempre la forma de entender la música. 

 

Por esas mismas fechas, Mick Jagger y sus Stones andaban rodando por Francia, desterrados de su isla natal por ciertos problemillas con el fisco y la heroína. Y allí, en el sótano de un château alquilado por el gran Keith Richards, grabaron en vinilo y a 33 revoluciones por minuto una de sus obras maestras, Exile on Main St

 

Mientras, en los EE.UU., un jovencísimo Coppola demostraba que tenía un don tanto delante como detrás de la cámara y sin rodeos enseñaba al respetable cómo se las gasta la mafia italiana, amén de avisar del peligro que supone comprar naranjas en un puesto callejero. Y el periodismo se volvió gonzo, vomitado por las teclas de la lisérgica máquina de escribir de Hunter S. Thompson, como resultado del miedo y el asco vivido durante un viaje sin billete de vuelta a Las Vegas

Y mientras el mundo se movía con un paso distinto al acostumbrado y los códigos clásicos se desvanecían, en España una firma madrileña comenzaba a su vez una pequeña revolución en la manera de expresarse con la presentación de L, su primera creación olfativa. Y es que hasta entonces, Loewe había mandado un mensaje de calidad y lujo a través de sus productos de marroquinería. Por primera vez, hace ahora 40 años, se sumergió en el universo de las fragancias. Y que su departamento de perfumes sigue en plena forma cuatro décadas después lo corrobora su última apuesta for men. 

 

Solo Loewe Platinum reúne en un frasco de cristal todos los valores de la marca: materiales de altísima calidad, trabajo artesanal y atención al detalle. El recorrido de Solo Loewe comenzó allá por el 2004 y con el transcurso del tiempo ha ido mostrando distintas caras. Primero pasó por una etapa Pop, luego se volvió Intenso y más tarde Absoluto. Y todas sus versiones han mantenido su espíritu contemporáneo nacido de esa armonía de los extremos de la que hacía gala el original. Para despedir este convulso 2012, da un nuevo giro de tuerca y se viste de precioso platino, pero bajo su elegante estilismo conserva intacta su idea primigenia de jugar con los contrastes. 

De ahí que Solo Loewe Platinum haya sido creado con acordes contrapuestos dos a dos que buscan, ante todo, el equilibrio. Así, el absoluto de lavanda y el té negro componen el acorde fresco que se enfrenta a uno amaderado, formado por cedro del Atlas, cuero negro y olíbano, un incienso aromático procedente de África. Por su parte, el ámbar gris y el benjuí de Siam conforman un acorde balsámico que se opone a otro especiado de pimienta negra, nuez moscada y tomillo. En definitiva, una fragancia elegante y sofisticada que hará las delicias de hombres perfeccionistas que persiguen lo excepcional. Un gusto para todos los sentidos que demuestra que la marca está más cerca de ser cuarentañera que cuarentona. Cuesta 105 € / 100 ml.

1 Comentarios

  • Anonymous
    Posted 30 November, 2012 6:00 pm 0Likes

    Me encantan tus artículos!No todo el mundo puede escribir un artículo relacionado con la belleza, contar una breve historia de cualquier otra cosa,y hacerte reir 😉

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