Y porque se lo merece, como mujer, como empresaria y como persona. La conocí a finales de los 90 cuando montó su primer centro en un lugar del barrio de Salamanca de cuya calle y número no logro acordarme. Tiendo a olvidar lo superfluo y quedarme con lo que importa. Era una de esas chicas de larga melena oscura, largas piernas y una facha imponente. Acaba de regresar de Nueva York y había montado su primer espacio de belleza, entre alternativo, chic y sobre todo especial. The Lab Room, todo un laboratorio en el que te encontrabas desde revistas de diseño, libros de evasión y vídeos hasta cd’s de jazz o fotografías de artistas, de cuyos nombres tampoco me acuerdo, pero que despuntaban por su calidad. Y por supuesto, un par cabinas de belleza, con velitas, inciensos y una atmósfera en la que se respiraba el wellness, término que en aquella época empezaba a sonar en los centros de belleza, pero que no era frecuente encontrar (salvo en Carmen Navarro, que también apostaba por las terapias holísticas y los espacios zen). 
Sin embargo, creo que lo que más me gustó, y eso sí lo recuerdo, fue el cocido que me sirvió en una especie de salita, que podía haber sido el cuarto de estar de mi habitación, mientras me explicaba el nuevo concepto de espacio beauty-lúdico que acababa de traerse de Estados Unidos. Riquísimo cocido, que otros días se cambiaba por judiones o lentejas o lo que se terciara si tenías cita a la hora de comer. Así da gusto, pensé, venir a que te hagan las cejas porque a lo que yo iba no era a comer, sino a que me hicieran un diseño de cejas que en aquellos momentos era lo más. En su centro he conocido a manicuristas, chamanes, esteticistas, terapeutas… a todo un elenco de personajes que apostaban por eso que llaman el bienestar integral, que más allá de cuidarte el cuerpo, también velaban por las emociones y el equilibrio espiritual. 
Sin embargo, Mónica no es ninguna gurú, sino una auténtica Quijota (como ella misma se define), porque es pionera, idealista, solidaria, emprendedora y lista. Tan lista que ha ido creciendo con los años, tanto como empresaria como persona. Se atrevió a lanzar su propia firma de cosmética, con productos que velaban por la sostenibilidad y fórmulas cuyas texturas y olores enganchan. Una marca pequeñita, pero bien pensada, con un packaging de esos que te da pena tirar. Ella lo hacía casi todo, tanto que ha sido en el garaje de su casa (al más puro estilo yanqui) donde etiquetaba y embalaba todos los productos. Cuenta que a sus hijos les daba un 1€ a la hora por ayudar en la tarea. Pero el garaje se le ha quedado pequeño porque The Lab Room Beauty Collection, toda la línea de cosméticos, perfumes y velas comenzará a venderse en Los Angeles, en Fred Segal, el templo de las compras en California. Además, su marca va a participar en los Golden Globes, obsequiando a las celebrities con sus productos más emblemáticos.
Hasta hace muy poquito, esta firma nicho solo se podía adquirir en el propio The Lab Room o a través de su tienda on line (www.thelabroom.com), ahora también se puede comprar en Isolée (Claudio Coello, 55. Madrid; www.isolee.com). Pero por si con lo de vender su línea fuera de nuestras fronteras, atender su centro, las labores propias de una mujer casada y con hijos y ser amiga de sus amigos no tuviera bastante, colabora intensamente en proyectos solidarios, debe de ser para llenar los ratitos muertos que tiene por las noches. 
El último lío en el que anda es una petición que nos ha mandado a todos los que la conocemos y que reproduzco tal cual, porque está divinamente expresado: “The Lab Room va a poner a la venta una selección de sus productos más vendidos con un descuento del 40% en www.primeriti.es, el club de ventas privado de El Corte Inglés. Destinaremos parte de los beneficios a la Fundación Madrina (www.madrina.org), una fundación fantástica que ayuda a madres embarazadas y niños en riesgo de exclusión social. Os pido por favor que divulguéis esta venta entre vuestros conocidos y además si tenéis ropa de bebes y niños, cunas o cosas que no uséis las donéis a la fundación. La oficina la tienen muy cerca del Bernabéu. ¡¡¡Nacen 40 niños antes de noviembre!!! Imaginaros. Espero que os alegre la noticia, compréis a precios de crisis y además colaboréis por una causa justa!!! 
Solo me queda añadir una cosa: “yo, de mayor, quiero ser como mi amiga Mónica Ceño”.

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