Los españoles gastamos más de lo que necesitamos. No hablo de euros, ni de economía, ni voy a justificar recortes. No, en lo que gastamos más de lo que precisamos es en las dosis que nos aplicamos de los productos cosméticos que empleamos. En casi todo nos pasamos con la cantidad. Y hacemos mal, porque usar de más no significa aumentar la eficacia, sino que las cosas nos duren menos y que nuestro bolsillo se resienta. Y como los presupuestos no andan muy largos, lo mejor es ampliar su recorrido usando la cosmética con cabeza, en las dosis justas. La cantidad suficiente para conseguir los resultados que buscamos. Así que voy hablar de recortes, en buen plan. En primer lugar, hay que tener en cuenta el tipo de envase en el que viene nuestro cosmético. Si se desea apurar la fórmula hasta el final, habrá que evitar aquellos que no se dejan abrir, ni cortar con unas tijeras; esos que vienen en pequeños cilindros inexpugnables y en cuyo interior se suele quedar alrededor de un 10/12% de producto residual imposible de extraer. Hacer un cálculo, si el cosmético en sí cuesta 50 €, estamos tirando a la basura 7,50€ (y a mí se me ocurren muchas cosas qué hacer con 7,50€, menos tirarlos al contenedor). Así que mi primer consejo comprar aquellos cosméticos cuyo packaging no sea un ladrón de fábrica. Y ahora, a las dosis. 
Como norma general, las fórmulas muy concentradas (como los sérums) no precisan de más que cuatro o cinco gotas para surtir al rostro con sus principios activos. Hay que poner una en la frente, una a cada lado de las mejillas, otra en la barbilla y la última en el cuello y distribuir y masajear con movimientos suaves y las yemas de los dedos. Lo mismo ocurre con los contornos de ojos, un granito de arroz distribuido en tres topitos es suficiente para cada ojo. El resto de las cremas, una avellana es suficiente para cubrir las necesidades de cualquier cutis. 
En cuanto al cuerpo, gastamos menos con las texturas en tarro o los aceites que en los sprays. Y es lógico, este tipo de formulaciones cunden más y el cuerpo es muy amplio. Dependiendo del tamaño de cada uno (no soy igual yo, que soy pequeña, que Angela Merkel que es grande), hay que extender la cantidad suficiente para que nos deje la piel confortable, flexible e hidratada. Normalmente, suele bastar con un par de dosis equiparables a una castaña, una para cada lado del cuerpo. Eso sí, los pies, requieren su propia dosis especial, sobre todo cuando queremos lucirlos con sandalias. Hay que comenzar a aplicarse el producto desde el tobillo e ir ascendiendo con movimientos circulares hasta el pecho, luego pasar a los brazos y hombros. 
¿Y el cabello? Es aquí donde más nos pasamos de cantidad, sobre todo en el champú. Que no, que no hace falta usar por jabonada más que lo que ocuparía una moneda de 20 céntimos si se tiene el cabello largo, y una de 10 si se lleva cortito. Lo importante es saber utilizar el producto. En primer lugar, el cabello tiene que estar semihúmedo, no chorreando, entonces aplicamos el champú sobre la coronilla y emulsionamos con un poco de agua. Se frota hasta conseguir espuma y con ésta, lavamos las puntas si el cabello es largo. De esta manera conseguimos dos cosas: no saturar la fibra capilar de jabón y obtener un resultado mucho más brillante, además, claro está de que estiramos el champú en dos semanas como mínimo. Y ya no quiero ni hablar de los acondicionadores, para dar con la dosis justa, hay que calibrar el estado del pelo, sobre todo de puntas a medios. Es ahí donde debemos aplicarlos, y nunca más de una nuez. Hay que extender bien, sobre el cabello húmedo y no chorreando, y peinar. Lo de peinar es imprescindible para repartir homogéneamente y no apelmazar. Las mascarillas, se deben extender por toda la cabeza, pero sin abusos de cantidad y si podemos cubriendo todo con una toalla de algodón o un poco de filme transparente para que el calor haga que los activos penetren más y mejor. Por último, imprescindible aclarar, aclarar y aclarar, que en esto al contrario que con las dosis, nos solemos quedar cortísimos. Y luego viene el pelo opaco, pastoso, sin forma….

2 Comentarios

  • Nefertiti
    Posted 17 September, 2012 1:36 am 0Likes

    Perfecta tu exposición!!!! Tiramos en unas cosas y nos quedamos cortas en otras. Lo del tarro de las cremas, me ha gustado mucho. Actualmente estoy con una nueva crema que no se como la voy a abrir. No habia caido en esto! Gracias.

  • TARA
    Posted 17 September, 2012 8:44 am 0Likes

    No podía estar más de acuerdo contigo en lo de los envases que no pueden abrirse de ningún modo; confieso (aunque parece que no soy la única) que utilizo el método de las tijeras para apurar al máximo cualquier crema, si bien es cierto que hay botes que se resisten.
    Respecto a las cantidades está claro que abusamos y las dosis suelen ser excesivas porque creemos que el resultado será más satisfactorio y nada más lejos de la realidad.
    En definitiva, en este tema, no puedo más que darte la razón.
    Besos.

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