Si hay algo de lo que voy sobrada en mi vida es de cosméticos. Es parte de mi trabajo: testarlos, palparlos, sentirlos, olerlos, probarlos. Y me gusta. Mucho. Se supone que estando tan bien surtida, debería estar divinamente cuidada. Pues resulta que no, que mucho principio activo de última generación, mucha molécula nacida en los laboratorios más sofisticados, muchos conocimientos acumulados durante años de profesión y fallo en lo más sencillo: la limpieza de la piel.   Y no es que yo desconociera el principio básico, aquel que reza “sin limpieza no hay belleza”. No, simplemente es que soy una vaga cosmética y siempre me ha dado mucha pereza aquello de limpiarme dos veces al día el cutis. Así que he tirado siempre de los rituales más sencillos: el agua y jabón, las toallitas húmedas y el agua micelar, un invento que para mi epidermis ha sido una de las mejores maneras de excusarme de la tarea de acometer cada noche y cada mañana una limpieza como mandan los cánones y no como dicta la pereza. Otro de los finteos higiénicos que más empleo es aquel de “como no me maquillo, no me desmaquillo”. Y entre excusa y excusa, mi piel cada día más sucia, con los poritos más abiertos y con menos luz que en un agujero negro. A pesar de todos los sérums, antioxidantes, retinoles y SPF que me ponía a diario. 
Bueno, pues he decido que tengo que acometer esta tarea con menos vaguería y más decisión. Y no lo he decidido al tun-tun, ha tenido que ser Cristina Galmiche, una esteticista que he descubierto hace unas semanas, la que me pusiera las pilas. Cristina es de esas mujeres en las que puedes creer cuando te habla de lo suyo. Y no por que hagas un acto de fe, sino porque no hay más que mirarle a la cara para darte cuenta de que no refleja los años que tiene ( y que por cortesía voy a omitir). Y puedo asegurar que está libre de rellenos y bisturís, pero repleta de buenas costumbres y limpiezas diarias diligentes. En este sentido, es como las japonesas, cuyo hábito de belleza más especial y placentero es la higiene del cutis. Tras conocerla, me invitó a su centro de Madrid (Ibiza, 35. Tfno. 915 040 762. www.cristina-galmiche.com) – tiene otro en Alcalá de Henares-, para hacerme un diagnóstico a fondo y una sesión de higiene. Yo, por probar, que no quede. 
Me sorprendió que usara el vapor para abrir los poros. “Pero, ¿esto no está más obsoleto que los bigudíes?”, pregunté. No, ella me demostró que para extraer la porquería que tenía acumulada en mis poros (grasa principalmente) no había método más efectivo. La extracción en sí, no me molestó en absoluto y me sacó sebo sobrante a espuertas. Después, una mascarilla purificante, un masaje en los pies y sus consejos. Con más sorpresas. “Hasta mañana por la mañana, no debes ponerte ningún cosmético” ¿Eh, pero si hace un sol de justicia y los rayos UV están pegando con todo esplendor y mi piel es pelirroja y me da no sé qué qué se yo salir a piel desnuda? No, al parecer, el tratamiento de higiene no termina en cabina, el tejido se activa durante la sesión pero hay que darle tiempo para que él mismo drene lo que le sobra durante unas horas. “Eso sí, no te maquilles hoy y vete por la sombra. Te levantarás con la piel sin tiranteces y con un velo de sebo”. Así fue. 
Me despidió con unas recomendaciones muy sencillas: hacer de la limpieza un hábito. Ahora, uso loción, dos tónicos y un sérum –además de protección solar por el día y una crema regeneradora por la noche– todos de su propia marca. Noto la piel mucho más luminosa y mejor hidratada y no tardo más de dos minutos cada mañana y cada noche. Es la reina de la higiene y hace milagros contra el acné. Al irme, me enseño unas fotos que me dejaron impresionada, unos antes y después de hombres y mujeres a los que les había tratado los granos. ¿No había photoshop por medio? No, porque se notaba a la legua que eran imágenes tomadas con una cámara de las de antaño y el papel aún tenía por detrás la fecha del revelado. Lo más interesante de todos aquellos rostros no era solo que el acné ya no estuviera, era el cambio en la mirada de los dueños de las pieles: reflejaban esa felicidad que otorga el haber ganado la partida a un problema que llega a acomplejar tanto que hay quien no sale de casa. Destilaban autoestima. ¿Milagro? No, higiene y método. Yo nunca he tenido acné severo, a lo sumo tres granos impertinentes derivados de mis hormonas, pero a todo el que lo padece, le recomiendo una visita a su centro.

3 Comentarios

  • Jorge Zapatero
    Posted 2 July, 2012 11:34 am 0Likes

    Hola guapa. Te vamos a tener que regañar un poco, parece mentira que no te limpies el rostro. Las toallitas, me imagino que sabrás, no limpian en profundidad. Lo mejor y mñas si tienes la piel grasa, es el jabón, ojo, pero el específico de rostro, que el de manos o el gel de ducha deshidratan la piel. Si que es cierto como dices, que dependiendo de la piel es mejor el vapor para estraer mejor la suciedad de la piel. Espero que sigas los consejos que te dice esta esteticista, que lleva toda la razón, ya veras como el resultado es mucho mejor. Muchas gracias por enseñarnos tus cositas. Un Saludazo.
    http://jorgezapatero.blogs.elle.es

  • Yolanda Sarracin
    Posted 3 July, 2012 7:40 pm 0Likes

    bla bla

  • Paula Rubi
    Posted 9 July, 2012 10:46 pm 0Likes

    Hola a todos. llevo muchos años limpiandome con una leche limpiadora y un tónico. No sabeis como se nota la diferencia y espero tener la piel mejor con los años.

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