MI RECORD DE MASAJES EN DOS DÍAS EN EL MERIDIAN RA

Hay que ver lo que da de sí un viaje de un par de días. Cuando se tiene la suerte de visitar un hotel de lujo, que dispone de un buen spa, no hay que perder la oportunidad de aprovecharlo. Eso es, al menos, lo que a mí me gusta hacer en estos casos y, como soy muy fiel a mí misma, en mi última visita al Hotel Meridian Ra, en Tarragona me apliqué a conciencia a cumplirlo. El motivo del viaje, como ya sabéis quienes habéis leído las dos últimas entradas, era la presentación de las ultimas novedades que La Prairie va a lanzar al mercado los próximos meses de julio y agosto. Y como, entre presentación y presentación, no era cuestión de perder el tiempo, decidí disfrutar del Explore Spa, el recién renovado spa del Ra.

Alternando un producto con otro y realizando diferentes tipos de masajes (facial, craneal, cervical, de brazos y de pies) se pasó la hora bastante más deprisa que cuando estoy frente al ordenador. Salí de la cabina y me fui a la sala de reposo, a tomar un te helado y “descansar” hasta el siguiente tratamiento que esta vez fue de cuerpo. 

Pindas aromáticas para masaje

Con la piel más verde que el Increíble Hulk, Laura me envolvió en plástico, cubrió éste con una toalla y me dijo que había que esperar 20 minutos para que penetrasen bien todos los activos en la piel. Durante ese tiempo aprovechó para hacerme un masaje craneal y cervical y cuando terminó, me di una duchita rápida en la propia cabina para eliminar todos los restos de algas del cuerpo. Para terminar el tratamiento, un nuevo masaje para hidratar la piel en profundidad, ahora solo con aceite, que terminó con la aplicación de pindas aromáticas en las piernas. 

Mi elección para la cena. Vestido de Dolores Promesas, zapatos Louboutin, collar de Elie Saab y bolso de Chanel.

Aunque, tras tanto relax, lo que me pedía el cuerpo era meterme en la cama hasta el día siguiente, no pudo ser. A las nueve, y eran las ocho de la tarde, teníamos la presentación de la gran novedad para este año y la celebración del 25 aniversario de la creación de la línea de caviar de La Prairie. Con lo cual, tuve que acelerar y prepararme para la cena. Eso sí, con la mente puesta en los tratamientos que iba a tener al día siguiente porque el primero era a las nueve de la mañana. Mi primer masaje de la mañana, y tercero en dos días me lo dio Joseph, un nigeriano con las manos más grandes que he visto en mi vida, si exceptúo las de Sabonis, un jugador de baloncesto al que tuve ocasión de entrevistar hace unos cuantos años. 

Cabina de tratamientos de La Prairie en la playa

El tratamiento que me hizo Joseph se llama Discovery y combina técnicas de shiatsu, masaje tailandés y masaje sueco. Tumbada boca abajo me hizo presiones, estiramientos y dígito presión por todo el cuerpo, con sus manos, rodillas y antebrazos. Fue de esos masajes que mientras los recibes duelen pero que sabes que te va a dejar nueva. Desde luego no era para dormirse y eso que iba dispuesta a ello, por el madrugón. Me trabajó bastante la espalda y las cervicales, además de las piernas y brazos. Menos mal que para finalizar me hizo un masajito más suave con una mezcla de aceites esenciales hidratantes y descontracturantes. A pesar del dolor fue el que más me gustó porque, todavía hoy, noto menos cargada la zona cervical.