La que se está liando en el país heleno. Que si ya no quieren ser Europa, que si Papandreu quiere hacer un referéndum, que si el yogur ya no joroña como antaño, que si existe peligro de contagio con otros países, que si las primas de riesgo se han disparado, que si huelgas generales todas las semanas. La cosa está muy mal. De hecho, en las bodas griegas ya no rompen la vajilla como manda la tradición. Ahora, en lugar de tirar al suelo el plato, se los pasan unos o otros como si de un frisbee se tratase y hacen el ruido con la boca. Así lo aprovechan para la siguiente celebración. Yo esto es que no acabo de entenderlo. Estamos todos más o menos igual; unos, un poquito mejor, y otros metidos en el fango hasta las rodillas, pero ningún país está como para tirar cohetes.


Casi hay más parados en toda Europa que gente trabajando y los gobiernos no hacen más que inyectar euros a los bancos como quien se pincha bótox, pero las arrugas no se van, ahí siguen más profundas y marcadas que antes. Y eso que las entidades financieras son una de las grandes responsables de la crisis, pero esto se lo pasan los dirigentes por el mismísimo arco del triunfo y les siguen dando dinero a espuertas. Total, como luego ellas les devuelven el favor financiando sus campañas políticas y fabricando presidentes electos, aquí paz y después gloria. Lo comido por lo servido. Desde aquí propongo que las próximas inyecciones de capital nos las den directamente a nosotros, los curritos, y por lo menos eso que nos llevamos. Ya verán estos del gobierno cómo se disparan los beneficios del sector servicios.


Pero no nos pongamos en plan drama king porque detrás de toda esta polvareda económica y social que está viviendo la cuna de la civilización occidental, subyace una tradición cosmética que, pese a la que está cayendo, se encuentra en plena expansión. Dos son las marcas que aglutinan lo mejor de Grecia (de nada): Apivita y Korres. Ambas nacieron en la farmacia y cuentan con tiendas en España.


Korres está en plena celebración de su 15º aniversario y, en estos tres lustros, nunca ha renegado de sus raíces, que se encuentran en la primera farmacia homeopática de Atenas. Sólo utilizan ingredientes naturales y se preocupan de no dañar el medio ambiente en los procesos de fabricación.

De ahí que todos sus envases incluyan un “formula facts”, un listado detallado de lo que contiene o no el producto, mucho más preciso para el consumidor que un certificado Ecocert o similar. Además de poder comprar online (www.korres.es), tiene tiendas en Gijón, Madrid y Barcelona.


La línea para hombre es corta pero muy apañá, aunque la mayoría de los cosméticos para cuerpo y cabello son unisex. La descubrí hace relativamente poco y la verdad es que todo lo que he probado me está gustando bastante.
La otra gran marca helena es Apivita, nacida hace más de tres décadas y basada en la combinación de extractos de las 5.500 plantas de la flora griega con productos apícolas puros (como la cera de abeja, la miel, la jalea real o el propóleo) y aceites esenciales biológicos.


Vamos, un gustazo holístico para cuerpo y alma. La tienda que hace más de año y medio inauguraron en Madrid completa la distribución en farmacias y en El Corte Inglés y permite respirar la filosofía de la marca por los cuatro costados.


También cuenta con una reducida línea para nosotros, Men’s Care, pero al igual que Korres, casi todo es unisex. Muy recomendable. En definitiva, que tenemos la inmensa riqueza natural de Grecia al alcance de la mano. 

Eso sí, tengo un colega que acaba de volver de las islas griegas, donde ha pasado dos semanas de luna de miel, y cuando le pregunté qué tal el viaje, me contestó: no sé por qué dicen que Atenas es una maravilla. Está todo en ruinas: columnas tiradas por el suelo, partenones que se caen a cachos, templos sin paredes… Ay Dios, y nosotros preocupados por el euro.

2 Comentarios

  • Anonymous
    Posted 17 November, 2011 8:17 am 0Likes

    Tienes más razón que un santo

  • BellezaNatural
    Posted 17 November, 2011 9:14 am 0Likes

    Resulta irónico que Grecia fuera la cuna de la Democracia y de la cultura mediterránea…
    No puedo evitar sentir lástima, como quien observa un castillo en ruinas.

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