Después de haber dedicado numerosos post a la protección solar llega el momento de hablar del momento after-sun. ¡Fundamental! Y aunque es un ejemplo que he puesto otras veces no me resisto a citarlo una vez más: En verano con la piel ocurre algo muy similar a lo que sucede en los campos. En estas fechas se llenan las piscinas, se riegan los parques, jardines y campos de golf, la gente se ducha dos ó tres veces al día… en consecuencia se consume más agua que durante el resto del año y sin embargo llueve menos que en otras épocas con lo que muchas cosechas corren el riesgo de perderse al tiempo que los embalses se vacían con gran rapidez.

Con la piel ocurre algo parecido. Se suda más y se toma el sol con lo que las reservas de agua de la epidermis se “evaporan” con mayor rapidez. Y si como ocurre en el campo no “llueve” las consecuencias son fatales: la piel se deshidrata, se vuelve más áspera, rugosa, envejecida, descamada, en fin un desastre.

Por eso en estas fechas no basta con emplear la crema hidratante que se emplea durante el invierno, ahora la piel precisa grandes “lluvias” para paliar su particular sequía y éstas llegan en forma de after sun. En un principio los productos after sun, aprés soleil o postsolares -aunque expresados en diferentes idiomas se trata de un único producto- se diseñaron para cumplir una misión muy clara: superhidratar, calmar y refrescar la piel tras la acometida solar. Sin embargo, poco a poco y con el transcurso de los años y las investigaciones en este terreno, estos cosméticos se han convertido en los mejores aliados de la piel en verano. Actualmente además de cumplir a la perfección los objetivos de sus orígenes, los aftersun van mucho más allá.

Se encargan de prolongar el bronceado, de restablecer el nivel de hidratación de la piel, de frenar el proceso de envejecimiento provocado por el sol, de proteger las fibras de colágeno y elastina, de calmar los picores, además reafirman, refrescan, estimulan las defensas de la piel y, algunos, incluyen cualidades estéticas muy favorecedoras como las partículas nacaradas o doradas que dotan a la piel de una gran luminosidad y sensualidad.

Por eso es importante que cuando compramos los protectores solares no nos olvidemos de adquirir un producto aftersun. Y, eso sí, una vez comprado debe emplearse a diario durante todo el verano aunque una no note los efectos del sol en la piel. Mucha gente piensa que los après soleil se emplean cuando la piel se ha quemado y están en un error. Aunque no se hayan sufrido quemaduras, si la piel adquiere un tono más oscuro del habitual –es decir se broncea o se pone morena– es una señal de que la piel ha sufrido una agresión. A pesar de que a simple vista no se aprecien irritaciones o quemaduras en la piel, si ésta se analizase con el microscopio después de tomar el sol se vería que ha sufrido un daño interno que, a la larga, es decir al cabo de los años, acaba manifestándose bien en forma de mancha o de tumor.

Resumiendo, que una piel bronceada es una piel maltratada y por tanto debe curarse. En este caso la medicina es el aftersun ya que tras la soleada jornada la piel necesita bienestar, confort, calma y mucha, mucha hidratación. Todo ello se logra con una serie de ingredientes entre los que destacan el aloe vera, la camomila, la glicerina, la alantoína, diferentes vitaminas, pantenol, mentol, flavonoides, etcétera que logran que la piel se mantenga suave, flexible, elástica y preparada para “sufrir” una nueva batalla solar. Además este tipo de productos suelen contener ingredientes fijadores y prolongadores del bronceado que consiguen que el color sea homogéneo en todo el cuerpo y que éste se mantenga en la piel durante más tiempo.

Una vez concienciadas de la importancia del uso del aftersun hay que saber cómo emplearlo. Aunque parezca una obviedad hay quien se lo aplica nada más subir de la playa, sin ducha previa, o emplea el mismo para rostro y cuerpo. Y, como todo, el aftersun requiere de un empleo idóneo para sacar el máximo partido al producto. Por supuesto lo más habitual es a la vuelta de la playa o la piscina darse una ducha para eliminar los restos de protector solar que hayan podido quedar en la piel así como las partículas de arena, sal o cloro.

Tras la ducha de rigor y una vez que la piel está bien seca llega el momento de hacer uso del producto postsolar que debe extenderse de forma más que generosa por todo el cuerpo. En cuanto al rostro es preferible decantarse por productos específicos ya que además de hidratar, nutrir y reparar suelen contener elementos regenerantes y anti-aging así como ingredientes antiradicales libres para evitar la degeneración de las células.

Además de los beneficios que supone para la piel el empleo del aftersun su empleo es una auténtica “gozada”. Ya que tanto los aromas como las formulaciones, en gel, espuma, crema o aceite, e, incluso, la temperatura -existen après soleil de efecto frío– logran que su aplicación lejos de ser un engorro se convierta en una experiencia de lo más placentera.

2 Comentarios

  • Rosa
    Posted 19 July, 2011 12:49 am 0Likes

    No voy mucho a la playa, pero creo que si tuviera que elegir una marca para protección y after sun sería hawaiian tropic, jaja, me suena a.. eso, tropical.

    Un beso guapa
    http://cosmeticsmemory.blogspot.com/

  • mariavictoriavelezmendez
    Posted 20 July, 2011 5:19 pm 0Likes

    Gracias por vuestros consejos!

    Después del último verano me han aparecido manchas en el rostro y el peeling parece ser una buena opción.

    Cuidarse la piel antes y después de la exposición solar es fundamental, buscando he encontrado una amplia variedad de productos en carritus.com donde además puedo comparar entre varios lugares de compra.

    ¡Es un buen dato para tener en cuenta: sobre todo para aquellas que no tenemos mucho tiempo de ir de compras!

    ¡Gracias!.

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