Son las cuatro y media de la madrugada. Voy dando un paseo de regreso a mi domicilio tras un conciertazo de Los Sexys, en el Juglar de Lavapiés, que se ha prolongado más de lo razonable, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos a martes. Entre la ingesta de cubalibres, que ha estado curiosa, y que, como soy de los que lo dan todo en este tipo de eventos festivo-musicales, me he situado bajo uno de los bafles, la cabeza y el ardor de estómago me están matando. Sí, he estado al lado de la banda como un groupie más, pero a qué precio. Mientras camino, pienso en el armarito que hace las veces de botiquín en la cómoda de la entrada y recuerdo que estoy en Defcon 1 en lo que a medicinas se refiere. Abro mentalmente la puertecita de madera y esto es lo que encuentro: un sobre de Propalgina Plus, medio blíster en el que solo queda un comprimido de algo completamente irreconocible que no me atrevo a tomar, pero que tampoco tiro, un puñado de gasas tan amarillas que parecen un recuerdo de la exposición “Los tesoros perdidos de Tutankamón”, un Vicks VapoRub duro como una piedra, una tobillera que no sujeta, un jarabe para la tos en el que el tapón ha supurado dios sabe qué y que es imposible abrir (en casa nos referimos a él como Excálibur) y una tirita sin pega. ¡Joder, estoy como para entrar en guerra. Parece el botiquín de Gila! Y claro, entro en pánico.
El cielo está totalmente cubierto, no hay estrellas ni luna, o por lo menos yo no las veo. Está tan oscuro y solitario que ni los de la saga Crepúsculo se atreverían a salir. Cuando estoy a punto de darme por vencido y asumir que me queda por delante una noche toledana (y un despertar aún peor), un faro urbano me devuelve la esperanza. Vislumbro una cruz verde que parpadea muda a intervalos regulares, y que convierte la plaza de Santa María de la Cabeza en un paisaje casi marciano. Es un oasis abierto las 24 horas del día en este desierto que nunca cierra que es Madrid. Sí, es una farmacia de guardia. Sin sargento Romerales, pero farmacia de guardia al fin y al cabo.


Pulso un timbre, señalizado con un cartel escrito a mano que reza “timbre”, y tras el cristal de seguridad se despereza una bata blanca, arrancada de sopetón de la plácida fase REM en la que se encontraba, por culpa de mi falta de previsión. Le pido un antiácido para el estómago y un Tonopán para el dolor de cabeza. Teclea mecánicamente algo en el ordenador, casi sin despegar los párpados y, por un tobogán, se desliza mi pedido. Los tiempos avanzan que es una barbaridad. ¿Estará todo controlado por ordenador o tendrán a un becario en el almacén arrojando medicinas por el tobogán toda la noche? Estas y otras dudas de parecido calado son las que me asaltan a estas horas de la madrugada. Pero mientras me da el cambio, caigo en la cuenta de que justo enfrente de mí hay una estantería enorme dedicada en exclusiva a la cosmética. Y es que las boticas patrias cada día se parecen más a las francesas y están mudando en verdaderos supermercados de la belleza.
Y es que la farmacia se está convirtiendo en un canal de distribución muy importante dentro del mundo de la belleza y que crece todos los años. Por eso, no podemos olvidarnos de él y pasarlo por alto. La próxima vez que vayas a por aspirinas, condones o juanolas, dedícale unos minutos a explorar la sección de beauty. Descubrirás que es mucho más que ampollas para frenar la caída capilar y soluciones bebibles para perder dos kilos en tres días. Por cierto, me paré a tomar la pénul en el after de la esquina y, cuando los otros parroquianos me vieron entrar con una bolsita de la farmacia, sólo acertaron a exclamar: “eres el puto jefe. Tú sí que sabes”. Buenas noches.

John Queras recomienda:

-Body Reducer de Comodynes : parches reductores de última generación que ayudan a eliminar los excesos de grasa y líquidos, gracias a la acción combinada de la cafeína, el té verde y el gingko biloba. 14 parches, para dos semanas de tratamiento, cuestan 33,50 €.

Top Definition Hombre de Somatoline Cosmetic: gel-crema de fácil absorción que reduce la grasa localizada y tonifica la piel de la zona abdominal. Añade al deporte este tratamiento y pronto tu tripa, esponsorizada por Mahou, se convertirá en una tableta de Nestlé. Cuesta 39 €.



LiftActiv Ojos de Vichy Homme: el contorno de los ojos es la primera zona que demuestra la fatiga y el paso del tiempo. Con este concentrado combatirás las arrugas y las bolsas en un solo gesto. Además, el aplicador es comodísimo. Cuesta 23 €.
Innéov Hombre Anticaída: precisamente la firma chocolatera unió hace unos años todo su potencial al de L’Oréal para situarse a la vanguardia de la nutricosmética. Este concentrado nutricional combate la caída prematura del cabello. La caja con 60 comprimidos, para un mes, cuesta 30 €.

1 Comentarios

  • Andrea Cuesta
    Posted 30 May, 2011 6:55 pm 0Likes

    Bueno…genial una vez más..me parto…me ha encantado lo de Excalibur!!!

Comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.