BLANCO QUE TE QUIERO BLANCO…

Iba caminando por el punto más candente de esta gran metrópoli que es Madrid —la Puerta del Sol—, y de pronto me topo con un gran cartelón que pone “Tira al blanco”… Detrás del sugerente claim había una exuberante rubia de cabello ondulado que mostraba sus ardientes curvas envuelta en un refrescante microvestido blanco… Era la portada de Harper’s Bazaar edición Spain, of course, que cubría la fachada de un edificio en versión XXXL, y de una me quedo pensando… —«¿Y si se va a llevar el blanco?».

Y de pronto me asalta el afán investigador y me pongo a repasar las portadas de todas las fashion magazines, y descubro que todas las cabeceras de moda, de toda la geografía mundial, desde Sebastopol hasta Moscú, se hacen eco de la tendencia y las tops en el top se visten de blanco, impoluto, en total look, porque esta es la gracia de la última tendencia, que vayas de blanco desde la laca de uñas de los pies hasta el pasador del cabello, otro de los ‘must’ del verano, por cierto… Y  a una que tiene lo que se viene diciendo ‘memoria fotográfica’, le viene a la mente el desfile primavera-verano 2011 de Dolce & Gabbana, todo inmaculado, níveo, daba gusto ver desfilar a tanta belleza envuelta en tanta pureza…

Aunque lo de los Dolce & Gabbana más que pureza es exaltación de la libido. Recuperan los corpiños, a lo Madonna en los 80, yo recuerdo que tenía unos cuantos, y los lucía como si tal cosa, qué descaro el de la juventud… Pues Domenico y Stefano se han empapado del espíritu mediterráneo, de las curvas voluptuosas de la mujer italiana, del color del enjalbiegue, lo han removido todo y el resultado es un mix entre el estilo lencero, reminiscencias de la moda Ad Lib ibicenca y las madonas de la Dolce Vita, todo muy apetecible y muy blanco, claro está.

Y aunque el dress code veraniego impone el total look, o sea, ir de punta en BLANCO de la cabeza a los pies, hay dos versiones de la tendencia que se adapta a todos los gustos; por un lado, la lencera, femenina y romántica, con mini vestidos de algodón bordado, de encaje, con aplicaciones naif como las flores o los lazos… Como se ha visto en los desfiles de Erden o Alberta Ferretti; luego la rollo boho-chic, con crochet o ganchillo y siempre combinable con piezas de cuero marrón, como en Pucci o Jaeger London; y el triunfante minimalismo de Calvin Klein, Chloé o Max Mara, de líneas sencillas, sin ornamento, sin nada, vaya… Es curioso lo del minimalismo. Si es invierno ¿Qué color elige el minimalismo? El negro. Pero si es verano, ¿pues cuál va a elegir? EL BLANCO. Porque definitivamente es el color del verano, de todos los veranos, no solo de este, y porque la esencia del minimalismo juega con la pureza, de formas y de cromatismo.

Después de tantas tendencias revoloteando por el ambiente de pre-temporada, que si las flores, los setenta, el flúor… Resulta que es el blanco, contra todo pronóstico, el que ha acaparado todas las miradas y ha extendido su protagonismo más allá del invierno cuando empezó a despuntar. Dicen que el blanco es el color del resurgimiento, de la metamorfosis. Hace un par de años estuve en una conferencia sobre investigación de tendencias, y el tipo que estaba hablando, una eminencia en la materia por cierto, dijo que el color del futuro iba a ser el blanco, porque representaba cambio, tecnología, avance, renacimiento…

¿Será este el comienzo de una nueva era para dejar por fin el lastre del pasado? También dijo que la moda se iba a teñir de blanco e iba a adquirir tintes futuristas, y habría una firma que despuntaría de entre las demás: Jil Sander, por su afán minimalista y por su habitual costumbre en utilizar colores planos, neutros, sin artificios… Pues sí, Jil Sander, curiosamente cuando la firma alemana sella su propio punto de inflexión decantándose por la gama de colores más explosiva para su última colección… Paradojas de la moda.