MANICURA CHOLLO, por ENMA DE SCARADA

Sin lugar a dudas la manicura Shellac de CND es el invento de la última década. Y mira que he probado manicuras, lacas de uñas, tratamientos… Hasta ahora se conseguían resultados perfectos si las manos que pulían, limaban y maquillaban eran expertas, pero siempre tocaba esperar al menos 30 minutos manos en alto, como si una fuera manca de ambas extremidades, para no dañar el esmalte recién pintado. Hace muy poquitos días me llegó una nota de prensa asegurando que el tiempo de espera de esta nueva técnica de manicura era 0.


Me venden muchas motos en aquello de los resultados milagrosos de tal o cual producto o aparatito, así que estoy acostumbrada a no comprar el género hasta que no palpo y compruebo el paño. Porque en este universo en el que muevo todo es “revolucionario“, “milagroso“, “espectacular“… Y en el 99,99 % de los casos hay más marketing que realidad. Con mi incredulidad a cuestas me fui hasta el centro estético Sa Tei (Gral Oraá,19. Tel. 915 624 399. Madrid). Por cierto un sitio muy zen, muy mono, de esos en los que entras y te dan ganas de hacer ooommmmm… y que te hagan de todo. A mi me hicieron la manicura Shellac, que es a lo que iba. Evelin, una mejicana igual de guapa que el lugar, me tomó con las manos con esa dulzura propia de los hispanos y me dijo “¿Cómo se las dejo de forma?” “Cuadraditas y cortas, que es como se llevan y más cómodas me resultan para darle a la tecla“. 
Comenzó como comienzan todas las manicuras, arreglándome los pellejitos y cutículas -por cierto cuando te los depuran parace que tienes los dedos más ligeros y las uñas más largas-. Tras darme una capita protectora con un filme protector transparente, me asaltó una pregunta obvia ¿Este gel-esmalte o lo que sea (que es una fórmula a medio camino entre el gel y la porcelana de toda la vida) amarillea la uña? No. Adoro los esmaltes berenjenas, chocolate y rojo tomate pero odío el color nicotina que luego me dejan de regalito durante unos cuantos días sobre las uñas cuando me los quito. Al parecer está formulado con un nivel de sustancias fotosensibles y formaldehidos bajísimo, ambos responsables del amarillo guarrete que tiñe las uñas de los esmaltes de colores fuertes convencionales. Tras secarme la capa protectora bajo una lámpara de luz ultravioleta (que es clave en todo el proceso), me puso una primera capa de esmalte-gel (berenjena, para las corillas), vualta a secarlo bajo la lámpara -un minuto- y otra capita más. Secado ultravioleta, masajito en las manos y ¡Listo! ¿Listo?, pregunto incrédula. ¿De veras? ¿Puedo meter la mano en el bolso y rebuscar el móvil sin temor a que el esmalte se vaya al garete? “Qué sí, que puedes” ¿Y subirme la cremallera del vaquero y abrocharme el chaquetón? Sí, sí, que es de verdad. Hice todo tipo de operaciones manuales para comprobar si lo del tiempo de secado cero era cierto. Es cierto. 
Un chollo, me dije, con lo nerviosa y gesticulera de manos que es una. Pero las ventajas no acaban aquí, además de secarse con la rapidez que taconea Sara Baras por bulerías, el esmalte permanece impecable hasta que la uña crece, o sea, unos 15 días a ritmo normal. Eso en las manos, porque en los pies, como las uñas son más vagas, pues dura casi un mes. Un chollo, repito. Sólo tiene un inconveniente, aunque tiene perdón: el esmalte hay que retirarlo en con una acetona especial en el centro de manicura. El precio, a partir de 39 euros para las manos y de 49 € para los pies. A mí, me compensa. Esta vez sí.