LA MODA ESTÁ QUE RUGE, por Clara I. Buedo

A sacar uñas, enseñar colmillo y ahuecar el lomo, porque este invierno la cosa viene salvaje hasta decir ¡basta! La maquinaria de las tendencias, esa que ya parece gestar sus motores en las mejores escuderías de los fórmula 1, ha decidido que este invierno todo se teñirá de beige y estampados animales, concretamente el “Leopard print”. Pero… ¿Alguien se ha planteado de dónde salen las tendencias? ¿Es que se reúnen todos los diseñadores para lanzar sus colecciones en sintonía? ¿Por qué tanta coincidencia?
 En una ocasión, leyendo Vogue Colecciones, el mejor suplemento de moda donde los haya (y sin ánimo de hacer publicidad, pero por lo que a mí respecta, estos jugosos ejemplares han tenido más función docente que cualquiera de los monográficos de moda que he estudiado), la pluma de Sara Hernando, intentando esbozar el quién es quién en el mundo de la moda en su artículo “Material Girl”, se centraba en esta cuestión, y sentenciaba que el origen de las tendencias estaba en el tejido. Sí señores, algo tan simple y que siempre parece pasar desapercibido. Sin tejido, no hay prenda, por tanto, que alguien me diga quién marca sino las tendencias, porque en función del tipo de tejido: su textura, su caída, colores, estampados… la temporada irá en una dirección u otra. 

A lo que iba. Pues este fenómeno de las… “tendencias”, no es ni baladí ni reciente. Ya a mediados del siglo XIX (cómo pasa el tiempo…) con la invención de los tintes sintéticos y nuevas técnicas textiles como el jacquard, facilitaron la creación de metros y metros de tejido a precios más democráticos, lo que propició la acumulación de stock, palabreja que desde ese momento comienza a tener sentido. Para dar salida a tal cantidad de materia prima, se decidió cambiar cada pocos meses tanto color como estampados de las telas surgiendo en este momento el manido término de “temporada”, generando en el incauto comprador una incipiente sensación (hoy casi enfermedad): la “neofilia” o necesidad de cosas nuevas; de ir a la última… 
Y para ir a la última hoy, los que dirigen la industria textil, han decidido que será el print animal el must have —o coup de coeur, que dirían los franceses—. ¿A la última el print animal? ¿Hasta cuándo se remonta este complejo y a veces complicado estampado? Época prehistórica aparte, ya Dior en el ecuador del XX (cómo pasa el tiempo…) hizo de este exótico estampado casi su seña de identidad, vistiendo a las ladies de época con supremos abrigos y detalles de salvaje pelaje. Y es que Dior es mucho Dior. Sea en belleza, o en moda. Las cosas como son. 
Esta temporada el universo textil, y por ende, el de la moda, revisa la idiosincrasia de los felinos para dar un toque tórrido a nuestros guardarropas. Pero… ¿cómo llevar el print animal en función de nuestras siluetas y estilos genuinos? Para estilos clásicos, un total look a lo Vicky Beckham es muy arriesgado… Para las tallas reales, esas que superan la 40, tampoco es el estampado más adecuado. Cómo entonces marcar tendencia con algo de coherencia. Pues haciendo honor a la regla que mejor funciona en moda: “el menos es más”. Decántate por poner la nota felina en complementos y accesorios mientras tu look se mantiene en un segundo plano, sobrio, discreto, sin más.
Para complementos salvajes y excepcionales los de la marca Su-Shi (www.su-shi.com), hace una temporada los descubrí y me confieso fan absoluta. En calzado, la americana Nine West tiene hormas cómodas a la par que a la moda, y eso es de agradecer teniendo en cuenta lo que se cotizan “al alza” los tacones. Para looks reales de gente de a pie, nada mejor que los gigantes del pronto moda, llámese Zara o H&M, que por pocos euros te renuevan el armario de cabeza a pies.
Las llamadas marcas intermedias, a medio camino entre el lujo y el fast fashion, y las segundas líneas de las firmas de alta gama (como See by Chloé, en la imagen), ofrecen piezas más selectas, con mejor calidad y precio medio-alto, que son una opción perfecta para todas las que —pudiéndoselo permitir— quieren escaparse del efecto Inditex.
 Y recuerda, “no es más exótico el que más alto ruge, sino el que lo hace con más sutileza”; pon una nota de estilo y tendencia a tu look, pero sigilosamente, como los felinos más sugerentes…