Este año distintas marcas de belleza celebran aniversarios sonados: Yves Rocher (50); Lancôme y Ambré Solaire (75); Elizabeth Arden (100)… y podríamos seguir pero no es plan. Hoy queremos sumarnos a las celebraciones de Elizabeth Arden contando la historia de su fundadora, y de la marca, porque nunca está de más saber como se forjaron determinadas firmas de belleza y de dónde vienen los productos que aplicamos en nuestra piel. Para no hacer la entrada muy larga la voy a dividir en dos partes. La segunda se publicará mañana y vendrá con sorpresita incluida. Ya os podéis imaginar de que se trata.

Pero vamos a la historia. Para empezar por el principio, como debe ser, os diré que Florence Nightingale Graham, verdadero nombre de Elizabeth Arden, llegó en 1908 a Nueva York procedente de la zona rural de Woodbridge, en Canadá. En la ciudad de los rascacielos fue contratada como cajera en un exclusivo salón de estética, donde aprendió rápidamente todos los secretos del oficio. En dos años, con la experiencia adquirida y un préstamo de 6.000 dólares que le hizo su hermano, Florence abrió su primer salón de belleza, en 1910, bautizándolo como “Elizabeth Arden”, nombre que desde ese momento adoptó ella misma y que se inspiraba en el título de un poema de Tennyson, Enoch Arden.

El local estaba situado en la Quinta Avenida, una calle llena de establecimientos comerciales, y para asegurarse de que destacase entre los demás Miss Arden decidió pintar la puerta de su Salón de Belleza de un llamativo tono rojo. Detrás de esa puerta roja que se ha convertido en todo un símbolo de la marca, las clientas, entre ellas Marilyn Monroe, se encontraban con un lujoso salón de belleza de tres habitaciones. Allí, su dueña hacía de todo: desde aplicar los tratamientos faciales hasta barrer el local pasando por la invención de nuevos productos, paquetes y servicios. Elizabeth Arden estaba convencida de que la belleza no debería ser una envoltura de maquillaje, sino una cooperación entre la ciencia y la naturaleza en beneficio del desarrollo de las mejores cualidades naturales de una mujer. Por eso y como no estaba satisfecha con las cremas espesas y grasosas de aquella época fue la primera en aportar un enfoque científico a las fórmulas para el cuidado de la piel. Contrató a un químico para que desarrollase una crema con la textura ligera de la nata batida.

El resultado fue el primer producto de su clase: una crema de belleza altamente eficaz con la textura del merengue y una atrayente fragancia. La denominó “Venetian Cream Amoretta”. Más tarde, como consideraba que las lociones de aquella época eran demasiado fuertes, se embarcó en el desarrollo de un producto balsámico llamado Elizabeth Arden Ardena Skin Tonic. Ésta fue una de sus primeras e innovadoras estrategias de marketing, era la primera vez que el nombre de una empresa y el de su fundadora, se incorporaban al nombre de un producto. Poco a poco fue ampliando su línea de lujosos productos de “Belleza Total” lo que unido a sus originales iniciativas de marketing no tardaron en poner el nombre Elizabeth Arden a la vanguardia de la industria, ganándose el respeto de las consumidoras por la marca. De ese modo nació la industria de la belleza estadounidense. En su primer viaje a París en 1914, Arden se fijó en las elegantes mujeres de esta ciudad y constató que éstas asistían al teatro y a la ópera con las pestañas pintadas y colorete en las mejillas. De regreso a Nueva York, se dedicó a formular los primeros coloretes, polvos de color, máscara de pestañas y sombra de ojos de las mujeres estadounidenses, así, en poco tiempo el maquillaje, hasta entonces reservado a las actrices de teatro, se convirtió en el último grito de la moda entre las grandes damas de

la sociedad. Día a día Elizabeth Arden iba abriendo camino y buscaba nuevas formas de promocionar sus productos. En 1917, ofreció los primeros cosméticos de tamaño de viaje, un año más tarde fue la primera en el negocio de la cosmética en impartir formación y en utilizar un equipo de demostradoras y vendedoras y en menos de 10 años la marca se convirtió en el líder de la industria de la cosmética vendiendo, en 1925, productos por valor de 2 millones de dólares. Los ingresos se duplicaron en unos años y en 1929, recibió y rechazó rotundamente una oferta de 15 millones de dólares por la empresa. La señora reconoció en 1930 que sólo había tres nombres estadounidenses conocidos en todos los rincones del mundo: las máquinas de coser Singer, la Coca-Cola y Elizabeth Arden. En los años treinta, Miss Arden introdujo una de sus ideas más revolucionarias: una paleta de colores para máscara de pestañas, colorete, lápiz de labios y polvos sueltos. Fue pionera en la combinación del barniz de uñas y el lápiz de labios, y la primera en armonizar el maquillaje con el tono de la piel creando el “Total Look”, ojos, labios, mejillas y uñas a juego.

En 1930, Elizabeth Arden creó su legendaria Eight Hour Cream, una combinación de vaselina, un beta-hidroxiácido calmante y vitamina E, que se convirtió en un éxito instantáneo. Hoy, Eight Hour Cream sigue siendo objeto de culto y la crema favorita de algunas de las mujeres famosas más bellas del mundo, incluidas Catherine Zeta-Jones, Victoria Beckham, Cate Blanchett, Thandie Newton y Emma Thompson. En 1934, Elizabeth Arden introdujo en Estados Unidos el concepto del spa como destino de viaje, estableciendo así una relación entre la salud interna y la belleza externa. Situado cerca de Mount Vernon, el lujoso spa Maine Chance ofrecía a clientes con posibles (pagaban entre 250 y 500 dólares por semana) mimos y orientación en materia de alimentación, salud y buena forma física, allí disponían de pistas de tenis, boleras, un establo con caballos e incluso una lancha motora. Con capacidad exclusiva para 200 huéspedes, Miss Arden lo anunció como un lugar donde los clientes podrían estar absortos en sí mismos, egoístamente y sin sentirse culpables. Por si le faltaba algo a su imperio, en 1935, Arden lanzó un nuevo perfume: Blue Grass. El nombre se puso como homenaje a las praderas de pasto azul de Kentucky, región

famosa por sus caballos, animales que fascinaban a Elizabeth. Los ejecutivos de la empresa adujeron que las mujeres no comprarían un perfume asociado a una región de caballos, pero Blue Grass fue, una vez más, un éxito de ventas. En 1938, la revista Fortune decía de ella: “Es probable que haya ganado más dinero que cualquier otra empresaria de la historia…” y “Ninguna otra mujer de su generación ha construido una empresa como la suya”. El estallido de la Segunda Guerra Mundial no cogió a Miss Arden por sorpresa ya que hizo acopio de materias primas, compensando la falta de ingresos provenientes del extranjero con la expansión de su negocio en Estados Unidos.

Colocó sus productos en los grandes almacenes de costa a costa y en las principales cadenas de drugstores. En los momentos álgidos de la Guerra, el negocio de Elizabeth Arden florecía y la empresa seguía marcando tendencias. Por todo ello en, 1946, apareció en la portada de la revista y el New York Times le atribuyó el mérito de haber difundido el uso de los cosméticos al crear productos en “lugares de moda donde podían ser aplicados de manera profesional”. En el momento de su muerte en 1966, Miss Arden había creado no solamente un imperio sino también una nueva industria valorada en 1.300 millones de dólares y cuyos productos se venden en más de 100 países. Curioso ¿verdad? Mañana más.

7 Comentarios

  • Paxindia
    Posted 14 July, 2010 8:12 am 0Likes

    Muy completito e interesante, mañana ¿sorteo?? jiii

  • Miss Potingues
    Posted 14 July, 2010 10:59 am 0Likes

    Una mujer inteligente, tremendamente interesante y una de las grandes pioneras de la historia.
    Me ha encantado esta entrada.

  • Gug!
    Posted 14 July, 2010 11:16 am 0Likes

    Yo creo que Elizabeth Arden está en el imaginario de belleza de todas las que hemos leído revistas de moda desde chiquititas 🙂

    Yo recuerdo los anuncios impresos de los noventa y la "Red Door"

  • mypinkbubble
    Posted 14 July, 2010 1:39 pm 0Likes

    Estoy de sorteo, por si te quieres pasar:

    http://my-pinkbubble.blogspot.com/2010/07/estoy-de-sorteo.html

  • Josefa
    Posted 14 July, 2010 1:41 pm 0Likes

    Muy interesante este artículo.

    La Eight Hour es uno de mis productos básicos, la uso desde hace muchísimos años. La uso para los pies, para los codos, para los labios agrietados… para mil cosas. Siempre tengo un tubo a mano.

  • N.Poe
    Posted 14 July, 2010 4:20 pm 0Likes

    Inteligente y visionaria, de otra manera no podría haber conseguido que su firma se convirtiese en lo que es hoy en día: un referente del mundo de la belleza.
    Estoy deseando leer el resto de la historia.

  • ana martinez
    Posted 7 August, 2010 2:54 am 0Likes

    Un icono de la mujer del siglo XX, adelantada a su tiempo!!! Gracia por todo.

Comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.